Refuerzan la seguridad para prevenir nuevos embates de simpatizantes del templo
Protestan miles en Pakistán por el asalto en la Mezquita Roja
Islamabad, 13 de julio. Con gritos como "¡Asesino, asesino, Musharraf, asesino!", miles de personas protestaron hoy en todo Pakistán por la operación de asalto a la Mezquita Roja de Islamabad, que dejó al menos 86 muertos.
Los manifestantes quemaron un retrato del presidente Pervez Musharraf, quien dio la orden del asalto a la Mezquita Roja.
En Karachi cerca de mil 200 personas se manifestaron, mientras en Rawalpindi, Lahore, Peshawar, Islamabad y otras partes del país tuvieron lugar protestas menos numerosas, al tiempo que las escuelas religiosas instaron a manifestaciones en toda la nación.
"La Mezquita Roja se transformó en un baño de sangre de inocentes musulmanes", afirmó Anwarul Haq Haqqani, líder local del partido religioso Tahafuz Khatam e Nabowat Pakistán. "Fue una acción bárbara", añadió.
Según el ejército, el ataque causó la muerte de 11 soldados y de 75 personas que se encontraban en la mezquita, en su mayoría islámicos, si bien un portavoz militar aseguró que 19 de las víctimas estaban en tal estado de calcinación que "podía tratarse de cualquiera, de cualquier sexo y edad".
Un grupo de manifestantes quemó un muñeco del Tío Sam y enarbolaron banderas con amenazas a Musharraf y al presidente estadunidense, George W. Bush.
"¡Asesino, asesino, Musharraf, asesino!", clamó la multitud. "¡Justicia, justicia, queremos justicia! Fue un genocidio, cientos de mujeres y niños inocentes fallecieron", declaró el clérigo Mohamad Saeed, el líder de Jamaat ud Dawa, el brazo político del prohibido grupo de militantes Laskhar e Taiba.
Otras 20 mil personas, incluidos hombres, mujeres y niños, rezaron por las víctimas en una mezquita de Lahore administrada por un grupo islámico que Estados Unidos considera terrorista.
A su vez, las autoridades reforzaron la seguridad para prevenir nuevos ataques de simpatizantes de la Mezquita Roja.
El ejército desplegó tropas en varios distritos de la provincia Frontera Noroeste, donde más de 25 personas murieron en atentados con bomba desde que comenzó el sitio del templo, el pasado 3 de julio.