Con una fiesta conmemoran 10 años de su deceso
Emotivo homenaje a la maestra Cristina Payán
Amigos y ex colaboradores destacan su labor infatigable
Ampliar la imagen Carlos y Emilio Payán durante el homenaje en el Centro Comunitario Culhuacán, espacio que la maestra recuperó para los vecinos Foto: María Luisa Severiano
De las delicias ancestrales, como el caldo de hongos, al tradicional arroz rojo, el insuperable mole negro y los indispensables frijoles. Un refrescante torito de guanábana o la delicia generosa del agua fresca de jamaica, tamarindo u horchata. La alegría desbordante y ocurrente, pícara del son jarocho. Recuerdos, evocaciones, reconocimiento. Mucha gente.
Postal, la anterior, propia de una fiesta, tal como fue la conmemoración del décimo aniversario luctuoso de Cristina Payán, realizada el viernes pasado en el Centro Comunitario Culhuacán, espacio que la maestra reanimó, hizo propio de los habitantes de la comunidad y hoy es ejemplo de bonanza cultural, punto de convergencia de lo tradicional y lo emergente.
Memoria y gratitud, amistad y cariño fueron los elementos predominantes en las cuatro horas que duró el acto, organizado por la dirección de ese centro, dependiente del Instituto Nacional Antropología e Historia, encabezado alguna vez la promotora cultural y museógrafa.
El programa incluyó una misa, la escenificación de la obra Conmemorantes, de Emilio Carballido; una mesa redonda, una muestra gastronómica y, para cerrar, la intervención del grupo de son jarocho Balajú, que convirtió el lugar en un verdadero fandango.
Emotivo fue para el periodista y ex senador Carlos Payán Velver, director fundador de La Jornada, así como para sus hijos, Inna y Emilio, ver cómo la gente se volcó al hermoso ex convento agustino del siglo XVI a rendir un afectuoso tributo a la mujer que tanto entregó no sólo a esa comunidad, sino a diversos lugares y ámbitos donde se desempeñó.
De eso se ofrecieron diversos testimonios en la mesa redonda, en la que amigos y colaboradores de Cristina Payán detallaron las diversas facetas emprendidas por ella a lo largo de su vida. Sin embargo, fue la educación su terreno natural, el vértice de su trabajo como pedagoga, promotora cultural, luchadora social, museógrafa, esposa, madre y amiga, según distintas intervenciones.
"Supo hacer de la educación un arte", subrayó Ana Graciela Bedolla, investigadora del INAH y colaboradora y amiga cercana de la maestra, quien ha dedicado cerca de tres años a documentar la obra tangible e intangible de Cristina Payán.
Payán, educadora
El sicólogo José Luis Mondragón abordó el quehacer de Payán como educadora. Recordó que coincidieron en su postura crítica hacia el modelo educativo tradicional y plantearon su propia propuesta: "un guisado" que lo mismo incluía cosas montessorianas que freyrianas. "Eramos muy ingenuos; creíamos que educar era simplemente querer a los muchachos y darles lo mejor de nosotros, en forma de libros, afecto o autodisciplina. Estábamos convencidos de que si se les ama pueden querer, y si quieren pueden aprender".
Añadió que Payán nunca buscó figurar como ideóloga ni "escribir libros o artículos de la honorable izquierda o de la lucha por el género y la igualdad (...) Era una mujer inspiradora".
De la faceta de museógrafa se encargó también Bedolla, quien destacó la sensibilidad, el buen tino y el espíritu emprendedor y arriesgado de la maestra.
Mencionó como ejemplos su profundo interés por la atención al público infantil y a la gente no acostumbrada a asistir a los museos, cuando se desempeñaba en el Museo Nacional de Arte.
Bedolla destacó el trabajo desarrollado por Payán durante los dos años y medio que estuvo en la Coordinación de Museos y Exposiciones del INAH, en particular en lo concerniente a los inventarios del patrimonio de cerca de 90 por ciento de los museos de ese instituto y haber dotado a los mismos de estructura orgánica.
El periodista y promotor cultural Jorge Pantoja recordó el trabajo de la maestra en la promoción cultural, plataforma en la cual siempre tuvo un solo discurso: darle la voz a los protagonistas reales de la cultura. "Más allá de que le debamos a su ímpetu incansable hechos concretos, le tenemos que agradecer un estilo de promover la cultura que muchos funcionarios debieran por lo menos conocer", explicó:
Creó mecanismos y estrategias para que la comunidad se apropiara de recintos culturales; tenía una clara definición de los beneficiarios de la cultura; delineaba estrategias de difusión local, y llevaba hasta las últimas consecuencias la obligación del Estado hacia la cultura.
Yuriria Iturriaga y Adriana Luna Parra hablaron de la amiga y la militante política, respectivamente.
Al término del acto se realizó la muestra gastronómica, diseñada a partir de recetas de Cristina Payán y de los platillos de los que más gustaba. A la par, bulló la algarabía del grupo Balajú. La representación teatral estuvo a cargo del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena, dirigido por Maria Alicia Martínez Medrano, con un trabajo que conmovió a los asistentes.