Andanzas
Gente de danza. Barro Rojo
Gente de danza se llama esta nueva temporada del INBA aglutinada en la ya tradicional serie de funciones llamadas Perfiles en movimiento. La afluencia de Gente de danza cobijada por el INBA o la UNAM, es inagotable. Avalanchas de jóvenes de nuevo cuño se lanzan a esta ruta de vida, dura y magnífica. Dura, por la intensidad de la entrega total que exige el ejercicio de esta contradictoria disciplina ahora con nueva ebullición y los dudosos apoyos efectivos que reciben, pues bien es sabido que el grueso del presupuesto se lo llevan “los intocables”, quienes como ya lo he dicho, desde hace décadas supieron afianzarse con garra y todo al presupuesto del limbo oficial. Y magnífica decía, porque es fantástico ver el empuje de los tiempos, la fuerza incontenible de las nuevas generaciones cada vez más informadas y con mayor confianza en sí mismas para ir logrando los cambios y transformaciones que marcan la diferencia entre “lo de endenantes” y lo que el ahora clama. Cosa que no se quiere ver ni comprender por la espantosa inercia y viejas costumbres de nuestros laberintos burocráticos. ¿Quién le pondría el cascabel al gato si la tenebrosa red de mafiosos e intereses parece más fuerte y corrupta que nunca?
Pero en fin, no hay mal que dure 100 años ni gente que lo resista, y la cosa va… Así, en días pasados, en el Teatro de la Danza, se realizó una nueva serie de presentaciones del grupo Barro Rojo, celebrando sus 25 años y aún latiendo, y de qué modo. Barro Rojo, antes Andamio, donde nombres ya sólidos y conocidos se entrelazan o formaron su propio grupo, se presentó con la obra de Francisco Illescas Paisaje en Blanco que de manera definitiva le da nueva dimensión al grupo, pues Illescas maduro, creativo y dueño de un oficio coreográfico y emocional sin falla alguna, supo capturar la atención y silencio religioso del público del teatro donde tantas batallas por la cultura de la danza se han librado, obteniendo finalmente un aplauso consistente y emocionado ante el trabajo de este excelente grupo de seis o siete jóvenes, algúnos muy jóvenes, con la presencia, calidad y maduréz creativa que emanó fluidamente de Francisco Illescas.
La inclusion del entrenamiento acrobático de los participantes en la obra fue una sorpresa agradable e inspiradora, pues en la justa medida, Barro Rojo parece haber roto con el dogma académico y emocional tan en voga por más de 80 años, tan duramente encajada en los cuerpo de generaciones de bailarines. La conjunción no vicia de éste entrenamiento y la fluidez y secuencia emocional de Illescas en, su abundante y claro lenguaje corporal dé forma al desarrollo del viaje del amor, la violencia la incomunicación y el sexo, sin distinción de edad o género. Es un paisaje de las pasiones humanas contadas con los cuerpos y tres enormes sillones blancos que en su movimiento y posiciones se integra asombrosamente a las rutinas corporales de los bailarines ataviados apenas con ropa interior blanca y las piernas desnudas.
La forma de bailar de este grupo en la obra de Illescas no se parece a nadie. Sin pretender ser el Circo del sol, los jóvenes parecen ni siquiera haber conocido los trucos y poses de les danseurs y sí, en cambio, danzan con absoluta libertad, y destreza en una coordinación danza-objetos (los sillones), situaciones y emociones, con asombrosa frescura y honestidad. El desarrollo dramático de la obra, y el aprovechamiento de este nuevo dominio corporal no afectado, libre, orgánico y sensual, es convincente, sin pretender preciosismo acrobático alguno; ofrecen, de manera sencilla pero difícil la conjunción de todos los elementos que requiere una buena obra para robarse el corazón del público. El milagro de una obra bien contada, bien hecha, fue evidente y prometedor, tanto para Illescas como para sus artistas.
Barro Rojo, que dirige Laura Rocha, en mi opinión es otro de los pocos grupos que ya han saltado en gran espacio del “antes y el ahora”. Es un salto cualitativo muy prometedor que merece toda la atención de las instituciones, artistas y “estudiosos del fenómeno” de la danza en el siglo XXI, así como el apoyo a quienes de verdad hacen la danza bailando, pues parece que siempre se gasta más en oficinistas que en los bailarines, si no lo cree, eche cuentas.
Barro Rojo ha sabido rebasar los ballets con barrotes de cárcel. Ahora se proyecta sin panfleto en la esencia del motor humano de la vida. Las relaciones humanas, la crueldad, la pasión el amor, la violencia, el crimen, etcétera, y su danza, como hace una serpiente, que se ha desprendido de su vieja piel. Habrá que ver su repertorio completo. Entonces, esta iniciada programación de y para gente de danza, usted, yo, cualquiera, continuará con la presencia de los siguientes grupos La Instalacion, Drama Danza, Proyecto Mundial Tierra Independiente, Ave Fénix, y para los chavitos, el Tricilo Rojo. Todo en la Unidad Cultural del Bosque, le ruego cheque la cartelera.