Ciudad Perdida
Festín a medias de la elección perredista
Otra vez las buenas conciencias mediáticas
La urdimbre de NI no pudo con la capital
Las elecciones pasadas en el PRD, para elegir a los consejeros a la próxima convención de ese partido, han sido festejadas y usadas, como nunca, por todos los sectores de la derecha nacional. Festejadas porque en ellas advierten la ansiada posibilidad de hacer de la izquierda el mecanismo de legitimación actual y futuro de sus acciones de poder; y usadas, porque han servido como el mejor argumento para descalificar a quien no han podido derrotar ni con todo el poder mediático, ni con todo el poder político ni con todo el poder económico a su enemigo jurado: Andrés Manuel López Obrador.
Y en su festejo tienen razón. Nunca antes se había abierto, tan amplia, la posibilidad de engendrar un organismo político desde donde la lucha en contra de ellos -la derecha-, no sea más que la retórica que oculta la connivencia.
Esta vez no fue significativo, para ninguno de los jilgueros del poder, que la elección fuera otro cochinero, que en 14 estados no se realizara la elección o que el padrón hubiera sido rasurado, como se acostumbraba en el más mañoso de los priísmos. Eso no fue relevante. Lo importante es que, según sus cuentas, y sus cuentos, desde dentro se había derrotado a López Obrador.
Y cosa rara, nadie investigó por qué el secretario general del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, pidió al secretario de finanzas de ese partido, José Borges, mediante un oficio fechado el 23 de mayo pasado, "las claves asignadas por estado a los equipos destinados para el proceso de fotocredencialización", ni por qué a raíz de esa petición, Borges exigió al director de informática, "de acuerdo a la plática sostenida el 30 del presente (mayo), me haga llegar a más tardar el día de mañana los siguientes requerimientos del Sistema de Credencialización del PRD que ya obran en su poder", y los enumera:
1.- Análisis y diseño del sistema; 2.- Códigos fuente; 3.- Estructura de la base de datos y diccionario de datos, y 4.- Descripción del manejo en la seguridad informática del sistema.
No es necesario decir que Acosta Naranjo es uno de los más activos militantes de la tribu llamada Nueva Izquierda, el grupo triunfante en la elección.
Nadie suponía que en esa carrera electoral pudiera ganar otro grupo que no fuera el que encabeza Jesús Ortega en el plano nacional, y René Arce en el Distrito Federal, aunque las consecuencias de ese triunfo ya se habían previsto, y la derecha se frotaba las manos de gusto sólo con la posibilidad.
Lo que no les permitió el gusto completo es que, otra vez, toparon con la capital del país, y aquí la tribu de Los Chuchos fue derrotada, lo que no fue un dato menor para su análisis, y les hizo pensar, luego de la euforia, en nuevas estrategias.
Así que la mayoría de los consejeros estará del lado que ya hemos dicho, pero esto, que sin duda es importante para la toma de decisiones en ese partido, no parece tener el mayor peso para la próxima elección de presidente del partido, porque esta deberá ser abierta, y lo que hoy es tan festejado podría convertirse en lamento inconsolable.
De cualquier forma, Nueva Izquierda no agotó con esta elección toda su estrategia, nadie puede asegurar que con los consejeros de su lado se vote por una elección interna que ellos pudieran maniobrar, y de esa manera embuchacarse al partido. Ni modo, así es el PRD.
De pasadita
No hace mucho empezó a circular en España algo parecido a un ensayo político que produjo la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales -algo parecido a lo que supuestamente se le ocurrió a Fox-, cuya presentación fue escrita nada más ni menos que por el facho José María Aznar. Y allí se distingue, entre los agradecimientos, el nombre de dos mexicanos: Enrique Krauze y Manuel Espino, para que nadie se confunda.