Alrededor de 5 mil personas hicieron fila en busca del volumen en Piccadilly Circus
Con puntualidad inglesa llegó el último libro de Harry Potter
Jubilosos cientos de jóvenes brujos y muggles cantaron y bailaron bajo la lluvia para llevarse los codiciados primeros ejemplares
La versión en español saldrá dentro de seis meses
Ampliar la imagen Así vivió la escritora JK Rowling (al centro) los minutos previos a la entrega de Harry Potter and the Deathly Hallows, en Londres Foto: Ap
Londres, 21 de julio. Five, four, three, two, one... Y un grito atronador sacudió el corazón de Piccadilly Circus, iluminado como en Navidad, cuando con estricta puntualidad inglesa la casa matriz de la librería Waterstones abrió sus puertas en el primer minuto de este sábado, y los que se ganaron a pulso el privilegio de estar a la cabeza de una larga fila, que se extendió por unas 10 interminables cuadras del centro de Londres, entraron para llevarse los codiciados primeros ejemplares de Harry Potter and the Deathly Hallows, el último de la serie de siete libros de la narradora escocesa JK Rowling.
Desde las primeras horas de la tarde, la fila que en días anteriores sólo constaba de unas decenas de feligreses de este nuevo culto mágico comenzó a prolongarse hasta numerar, según cálculos de empleados de la librería, alrededor de 5 mil personas, en su mayoría adolescentes y jóvenes adultos, que sin darse un momento de reposo ni mostrar asomo de cansancio gritaron, aplaudieron, bromearon y cantaron en por lo menos 10 idiomas, incluidos el japonés, el español y el portugués de Brasil.
Fiesta potteriana
La empresa se esforzó por mantener alegre el ambiente con una variedad de músicos y artistas ataviados como los personajes de la novela, pero en realidad apenas si matizaron una fiesta que los potterianos hicieron a su modo desde el principio. Entre solidarios claxonazos de algunos automovilistas y expresiones de fastidio de los policías -del todo injustificadas ante el comportamiento de la gente, que incluso dejaba espacio en las bocacalles para el paso de vehículos sin que nadie intentará agandallarse un lugar-, la tradición británica de eficiencia se vio sometida a dura prueba ante la promesa de la libreus de cumplir la promesa de que nadie se quedara sin el libro prometido. Aun así, la gran cantidad de esperanzados compradores llevó este inusitado suceso a ocupar la mayor parte de una noche que será digna de figurar en la historia de una ciudad acostumbrada a los prolongados desvelos.
No podía ser una noche como cualquier otra. Después de más de una semana de insólita brillantez solar y clima benigno en esta brumosa isla, una copiosa lluvia se abatió sobre los cientos de jóvenes brujos y muggles -muchos venidos desde el extranjero- que desde el miércoles pasado convirtieron la acera que rodea a la casa matriz de la librería Waterstones, en Piccadilly Circus, el centro de la magia en el mundo. Por supuesto que el impresionante chubasco no hizo sino acentuar el ánimo festivo de estos jóvenes que cantaban y danzaban mostrando sus atuendos y arreos de brujos, ante los ceños fruncidos de no pocos británicos que tenían que abrirse paso entre una vorágine de paraguas, parapetos de cartón, botellas de refresco y restos de comida.
El súbito cambio de clima no fue, por cierto, sino la culminacion de una serie de signos ominosos ante la batalla final entre Harry Potter y Lord Voldemort, cuyos detalles se están revelando en este preciso momento a los ávidos lectores que en cualquier rincón disponible se entregan al ansiado placer de la lectura. Sólo como presagio de un destino perversamente juguetón puede entenderse, por ejemplo, la designación del señor de la guerra Tony Blair como enviado de paz a Palestina, para no hablar de la abierta hostilidad que se ha desatado entre británicos y rusos a raíz de un presunto complot homicida -como no se daba desde la guerra fría, que tan buena narrativa inspiró a Graham Greene, pese a los ribetes propagandisticos- y de los escándalos que han plagado a últimas fechas dos nobles instituciones britanicas: el Parlamento, en el que varios legisladores y ministros han admitido haber fumado mariguana en algún momento de su vida, y los concursos por televisión, donde se ha descubierto que los premios no se entregan a televidentes, sino a actores contratados ex profeso (¿se atreverá alguien a hacer una investigación semejante allá en México?).
Sin embargo, si la helada lluvia no perturbó a quienes esperaron horas y horas a las puertas de las librerías Waterstone en distintos puntos del país, pues menos esos incidentes del curioso mundo de los muggles.
La filtración
Algo más de preocupación causó la noticia de la filtración del tan esperado final a algunos reseñistas estadunidenses, aunque las presuntas críticas en las que supuestamente se revela la trama -en el New York Times y el Baltimore Sun- no hacen sino referencias veladas y descripciones generales. Circuló la versión de que las páginas del libro fueron fotografiadas y subidas a Internet -incluso algunos diarios especulan sobre la forma en que el presunto culpable podría ser atrapado-, todo lo cual provocó una airada respuesta de la autora, JK Rowling.
Eso sí, los autores de las reseñas en los diarios estadunidenses no dejan de expresar rendida admiración por la escritora, a quien no vacilan en comparar con Dickens, citando una pléyade de influencias que vienen desde Homero hasta Tolkien y elogiando su apego a las formas clásicas de los libros de aventuras y su destreza para entreverar gracejos y momentos amables en una historia trepidante y violenta.
En fin, según todos los indicios, Harry Potter and the Deathly Sorrows -cuyo título y desarrollo en nuestra lengua no serán conocidos por los lectores hasta dentro de seis meses, y por desgracia en un lenguaje que apenas refleja la calidez y sonoridad del original, si las traducciones anteriores sirven de referencia- parece estar a la altura del reto que la autora se impuso al anunciar desde un principio el número de libros de que constaría la obra: no sólo mantener, sino elevar la calidad de volumen en volumen, hasta conducir la historia del estudiante de brujo (que aquí llegará sin duda por lo menos a la licenciatura) a una culminación que la haga aspirar, más allá de los millones de ejemplares que logre vender en los próximos meses, a un lugar entre esas escasas obras que conquistan la posteridad.