La instalación incluye 8 calas en el inmueble de Polanco

Lerma muestra las tripas de la casa de Siqueiros

El artista expone Dialogía visual II en Tres Picos 29

MERRY MACMASTERS

Si los muros hablaran u oyeran, ¿qué nos dirían? Este fue el punto de partida del artista visual Víctor Lerma al emprender Dialogía visual II, una intervención en el edificio modernista que ocupa la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS). Con el fin de dar respuesta a su pregunta, Lerma realizó ocho calas al azar en el inmueble, que fue casa del muralista David Alfaro Siqueiros, en Tres Picos 29, Polanco.

Levantar la "piel" de diferentes partes del inmueble, aparte de ofrecer toda una gama de posibilidades artísticas, también deparó "hallazgos" de índole arqueológica

Dialogía visual I fue un ensayo que Lerma realizó en su propia casa y se relaciona con su trabajo anterior de intervención, arte objeto y performance.

En 1983, el artista hizo sus primeros dibujos "suajiados", con el fin de darle un giro al papel picado. Luego dirigió su mirada hacia las esquinas de los dibujos e hizo una estructura de marco, a manera de esquinero, para salirse de la obra bidimensional. Se acercó al SAPS con la idea de la poliangularidad de Siqueiros, el espacio y el uso de los materiales.

Uno puede recorrer las calas en el orden que sea, incluso se torna desafío encontrar todas por su ubicación y porque suelen confundirse con desperfectos en la pared. Además, no están tituladas ni tienen ficha técnica.

En la oficina del titular de la SAPS, que fue la recámara de Siqueiros, Lerma descolgó los carteles que decoraban la pared y justo detrás de la silla del director, en la parte alta, empezó el delicado proceso de quitar la piel, es decir, la capa de pintura de una pequeña sección. Los fragmentos extraídos fueron reacomodados y enmarcados en una nueva composición.

El artista trabajó con dos técnicos, Claudio Hernández y Jo Ana Morfín, quienes hicieron el estudio de estratos, es decir, el muestreo, además de limpiar las capas y obtener la microfotografía de los diferentes muros. Cada cala resultó diferente, ya que se diseñó de acuerdo al muro escogido por Lerma. También tiene sus propias lecturas.

Conviviendo con Siqueiros

En el descanso del primer piso, la cala tiene relación con dos cuadros cercanos de Siqueiros y destaca el concepto de la hoja y las texturas. Inclusive, Lerma descubrió que la capa pictórica del muro era de la misma tonalidad que uno de los colores empleados por Siqueiros en esas obras, lo que comprueba que el muralista usaba pintura industrial.

Varias intervenciones propiciaron al hallazgo de elementos, como un taquete o un pedazo de periódico, este último usado por los trabajadores de la construcción para tapar un ducto. El trozo de periódico fue encontrado en la cala del descanso de la escalera está fechado en 1974.

La cala del muro de la sala de lectura, donde Lerma hizo un trazo de línea fugada para integrarse al mural de Siqueiros al fondo, revela nada menos que la cara del cantante Daniel Santos impreso en otro pedazo de papel periódico que, a su vez, tapa una caja eléctrica en desuso.

Tal vez la intervención más difícil de encontrar, porque hay que pasar por el área administrativa -donde no entran los visitantes-, es la del archivo. Está diseñada con base en la línea histórica del tiempo, porque "aquí está la memoria de lo que Siqueiros guardó desde 1964 hasta su muerte, en 1974". Las incrustaciones o rellenos de madera que hace Lerma son un reconocimiento al maestro albañil.

Una vez que finalice la muestra en diciembre próximo, las calas se volverán a resanar. Ojalá Víctor Lerma fuera llamado por muchas instituciones culturales para revelar los intestinos y los secretos de sus inmuebles.