Usted está aquí: domingo 22 de julio de 2007 Cultura Analizan en un libro situación de Chiapas a 13 años del alzamiento

Los caracoles, rasgo de una nueva forma de gobierno

Analizan en un libro situación de Chiapas a 13 años del alzamiento

JAVIER MOLINA

San Cristóbal de las Casas, Chis., 21 de julio. El objetivo del libro Chiapas: la paz en la guerra es ahondar en el "análisis profundo" de la situación actual en el estado, a 13 años de la rebelión indígena y la "emergencia" del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), afirma Raúl Miranda Ocampo, editor, junto con Luz María Espinosa Cortés, de este volumen publicado por la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (UNAM), El Colegio de la Frontera Sur y la editorial Comuna.

La obra reúne 17 artículos que, con diversos enfoques teóricos y políticos, abordan la realidad de Chiapas desde una perspectiva regional, nacional e internacional. Diana Guillén, del Instituto de Investigaciones José María Luis Mora, sostiene en su trabajo titulado "Chiapas: ciudadanías en construcción": "no obstante el rechazo gubernamental, milicianos y bases de apoyo apostaron a una transformación, cuya base es el derecho que les asiste para determinar su destino. El papel central de las demandas autonómicas se fue consolidando a lo largo del camino y, a más de una década de su aparición pública, el EZLN ha buscado tender puentes para formalizar el tránsito hacia instituciones en las que tengan cabida".

Afirma que un paso central en esa dirección "fue la creación de las juntas de buen gobierno o caracoles, independientemente de las consecuencias negativas (incluido el riesgo de profundizar las fracturas internas que dividen a partidarios y enemigos del zapatismo) o positivas (un manejo más ordenado de territorios sobre los que el control del Estado ha sido deficiente) que en el futuro puedan vincularse con ellos; por el momento los caracoles ya se establecieron como una alternativa de gestión societal".

Añade, asimismo, que "las juntas de buen gobierno representan la comprobación empírica de que la lucha por un mundo distinto es posible. No se trata de construcciones idílicas, en las cuales todo marcha a la perfección; como cualquier espacio social, a su alrededor se generan contradicciones y, mientras para las bases de apoyo zapatistas cuentan con legitimidad, hay otros indígenas chiapanecos que no las respaldan. En todo caso, ello no anula el planteamiento inicial: son una muestra de que, localmente hablando, David puede enfrentarse a Goliat".

El factor López Obrador

Acerca de esta obra, Xóchitl Leyva, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Sureste, señala: "algo que es un factor presente en las actuales definiciones políticas de las organizaciones campesinas es el relativo al reciente proceso electoral de 2006. No se trató solamente de un proceso más, sino de un movimiento, el movimiento amlista (en referencia a Andrés Manuel López Obrador), que puso de manifiesto el proyecto de nación al que apostaron el mayor número de organizaciones campesinas e indígenas de Chiapas.

"Como ustedes saben, hubo aquellas que pisaron doble terreno, el zapatista y el amlista, pero finalmente podemos decir que la mayoría de organizaciones están hoy más preocupadas por los ritmos que marcan los partidos, las elecciones, los programas oficiales, el amlismo y los organismos internacionales, que por lo que ofrece la otra campaña. Esta es una dolorosa realidad, pero debemos reconocerla como síntoma del mal chiapaneco, ello sin desconocer que existen muchas negociaciones entre organizaciones campesinas que suceden, gracias a Dios, más allá de la academia, del periodismo, y que constituyen la vida política local y realmente existente".

 
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