Buscan convertirlo en un centro cultural ecológico
La Pirámide pide a diputados ser considerada en el presupuesto 2008
El espacio cultural La Pirámide, este martes, presentó a la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados una propuesta para que sea tomada en cuenta en el presupuesto federal 2008.
Se trata de una solicitud de financiamiento de 3 millones de pesos destinados a una “rehabilitación y reinfraestructura” para convertir La Pirámide en un “centro cultural ecológico”. El plan incluye un sistema para la recuperación del agua, una azotea verde y un sistema de paneles solares, entre otros. Además de mejorar el medio ambiente, la azotea verde serviría como aislante de sonido y como impermeabilizante, explicó a este diario Jocelyn Pantoja, de La Pirámide (www.vientos.info/lapiramide/).
Este año, el centro contó con un presupuesto federal de 250 mil pesos, que utilizó para mantenimiento del lugar, en gran medida para impermeabilización.
Y es que, explicaron Pantoja y René Crespo, de La Pirámide, el espacio cultural estaba muy deteriorado y le hacía falta atención en distintos rubros.
En lo que respecta a gastos operativos, son cubiertos por los 13 colectivos que trabajan de modo permanente en La Pirámide y los cinco transitorios.
Cabe recordar que el centro cultural surgió en 1992, a partir de un convenio entre la delegación Benito Juárez y la Asociación de Escritores de México (AEMAC), para que éste último lo administrara y gestionara.
Actualmente, los colectivos que comparten el espacio son artísticos y ecológicos, además de organismos civiles. Se encuentran ahí Organi-k (medio ambiente), Máscara Entre Sombras (teatro de calle), Laboratorio de Butoh, Literal (gaceta de literatura y gráfica), y Fankayala (percusión, danza y circo), entre otros. Cada uno es responsable de su agenda de actividades y de sus gastos operativos. Pero también hay un espacio común de discusión acerca de lo que se quiere hacer con el centro y se realiza tequio.
Impulso creativo
Si bien el lugar físico fue cedido por la delegación (actualmente forma parte de los recintos del Gobierno del Distrito Federal) y ha tenido presupuesto federal para mantenimiento, La Pirámide siempre ha sido independiente en lo que se refiere a programación (talleres, conferencias, presentaciones, obras de teatro, conciertos, exposiciones) y contenidos culturales.
Este espacio “ha permitido que la gente desarrolle sus procesos creativos”, explicó Pantoja, no sólo los integrantes de los colectivos, sino también los usuarios externos que asisten a alguno de los 21 talleres (con un costo promedio de 350 pesos al mes).
Y, si no fuese por el enorme deterioro del lugar, que exige constantes desembolsos, podría ser autosustentable.
Con la solicitud de financiamiento federal buscan “romper el círculo vicioso para que los excedentes se puedan invertir en procesos artísticos”.