¿La Fiesta en Paz?
Mejor importar empresarios
Luego de unos 20 años de torpe desempeño empresarial taurino, los alegres empresarios, y aquí ponga el lector el nombre y apellido que prefiera, desde los multimillonarios de la revista Forbes hasta los más expertos, pasando por los empleados soliviantados, llegaron a la conclusión –oh, inteligencia desbordada– de que México “no cuenta” con productos toreros que interesen al grueso del público, único que posibilita el negocio cuando no intervienen factores financieros extrataurinos.
Ello es una muestra excesiva de cinismo, ya que mil 40 semanas o 240 meses o 7 mil 300 días, los ahora sorprendidos empresarios bien pudieron si no crear figuras del toreo, por lo menos apoyar con estímulos a aquellos que interesaban al público, foguearlos mediante un seguimiento coordinado con las empresas de la “competencia”, enfrentarlos en los ruedos para generar partidarismos y tener una baraja menos lamentable con que enfrentar a diestros de fuera.
¿Qué impidió a estos señores del dinero o a sus administradores ponerse las pilas y dar resultados taurinos, es decir, de negocio profesional y transparente a cambio de funciones atractivas y apasionantes? Intereses muy particulares y motivos extrataurinos.
¿Por qué al resto de los gremios taurinos organizados, como son ganaderos, matadores y subalternos, no unen capacidades en torno a objetivos realistas que sensibilicen y presionen al sector empresarial mediante propuestas públicas e imaginativas? Por intereses mezquinos y precauciones mal entendidas.
¿Qué ha frenado a las autoridades del DF y a la delegación Benito Juárez para cumplir y hacer cumplir el reglamento taurino vigente? Ceguera política, intereses partidistas, autorregulación clientelar y el deplorable hecho de estar siempre asustados con el petate de... Televisa, por lo menos desde hace 20 años.
¿A qué obedece una actitud acrítica o alcahueta, cuando no incondicional, del grueso de los medios que aún se ocupan del espectáculo de toros ante esta ausencia de eficacia empresarial? Al desinterés por parte de propietarios y directores o a evidentes intereses de las partes.
Entonces, en despliegue de iniciativa –la misma de hace 20 años, sin posibilidad de hacer toreros que interesen– a estos remedos de empresarios no se les ocurre nada mejor que proponer carteles ¡con dos toreros españoles y un mexicano! Si ya no tenemos producto nacional, pues a importar se ha dicho. La dependencia se viste de luces, pero no de lucidez.
¿No les saldría más barato a los dueños del dinero, en vez de importar toreros y ganado, importar empresarios taurinos con más idea del costo-beneficio y de la inversión-utilidad? En lo que se deciden, ¿no podrán becar en España a aspirantes a empresarios taurinos? Ah, qué trabajo les cuesta pensar con la cabeza y actuar con transparencia.