Usted está aquí: martes 24 de julio de 2007 Opinión La alianza fiscal

Marco Rascón

La alianza fiscal

Bajo el mismo criterio maniqueo de que los "enemigos de mis enemigos son mis amigos", la fuerza legislativa del lopezobradorismo no sólo dio inicio a un proceso de negociación de la reforma fiscal, sino que lanzó a la derecha empresarial una propuesta de reforma fiscal que a cambio de aislar a Felipe Calderón -llamado "el espurio"- sacrifica toda congruencia programática de izquierda que pretendería un Estado fuerte, capaz de imponerle a esta caricatura de burguesía y empresariado subsidiado, controles para que pagaran sus impuestos, resultado de ganancias extraordinarias, gracias al proteccionismo y el subsidio estatal.

El Frente Amplio Progresista (FAP) sale en defensa de ese sector privilegiado y se suma al coro contra una medida que impactaría a los grupos económicos que se benefician de la exención fiscal, como los Teletones, los redondeos, las donaciones, la educación privada, la filantropía y el altruismo.

Los legisladores del FAP rechazan la llamada contribución empresarial de tasa única (CETU), hecha por Felipe Calderón, y con ello coinciden -más con el hígado que con los principios- con las cúpulas empresariales de la Coparmex, Canacintra, Consejo Coordinador Empresarial, Grupo Monterrey, el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, las trasnacionales, los empresarios españoles y el puñado de familias que constituyen la cerrada y monopólica oligarquía mexicana.

El pasado 12 de julio se publicaron desplegados de las llamadas organizaciones de la sociedad civil (OSC), defendiendo a sus donadores contra la llamada CETU que, dicen, "provocará que los pobres sufran más de lo que ya sufren" ante el hecho de que las personas altruistas del país "dejen de dar donativos a nuestras instituciones".

O sea, lo que el FAP defiende es que la política social se siga haciendo a través de las empresas privadas y la estructura filantrópica, en vez de que sea por conducto del Estado. Bueno sería que toda la estructura teletonaria (del Teletón y sus derivados) hicieran filantropía y ejercitaran su altruismo con el dinero de sus ganancias netas y no con recursos públicos mediante la exención fiscal.

Ello explica por qué surgieron como hongos las Instituciones de Asistencia Privada y asociaciones civiles que son el parapeto empresarial para la evasión fiscal de las grandes empresas que con donativos y atendiendo pobres o discapacitados resuelven sus preocupaciones religiosas a cambio de negarle al César lo que es del César.

Bajo esta estructura rapaz, de cada pobre "que atienden", fabrican cientos más sin empleo y cierran cualquier alternativa para mejorar las condiciones alimentarias, de educación y salud.

En el fondo del debate y las alianzas está el rechazo a lograr una recaudación eficiente, producto de una visión profundamente reaccionaria. Oponerse por oponerse, sin ver el fondo de la necesidad de un Estado económicamente fuerte, es coincidir con las más radicalizadas posiciones neoliberales que buscan recortar los ingresos del Estado y achicar su capacidad de gasto e inversión.

La actitud del FAP al sumarse a la ola empresarial derechista con tal de combatir "al espurio" constituye una traición programática a la izquierda que dicen representar en el Congreso y significa un populismo oportunista coincidente con la derecha.

Vea el lector los desplegados y declaraciones, de estos agrupamientos, incluyendo los de la Confederación Nacional de Escuelas Particulares que no pagan ISR, que viven de los donativos privados que se exentan del pago de impuestos y cuyas colegiaturas aumentaron más que la inflación. Razonamiento corto: la evasión y la hacienda pública pagan la educación privada a manera de subsidio fiscal.

Cuando el FAP asegura que la CETU es una reforma laboral oculta, no se dice que fue en la pasada administración del Gobierno del Distrito Federal cuando más se contrató por honorarios.

Si la Revolución Francesa tuvo un origen fiscal que generó las causas para la convocatoria de los Estados Generales (nobleza, clero y los comunes), esto fue posible cuando sectores de la nobleza liberal y el bajo clero se unieron a los comunes y cambiaron el carácter de la Asamblea a una constituyente que derrumbó el Estado monárquico y su estructura fiscal. Acá pareciera todo al revés: los liberales se unen a la monarquía y los intereses del clero y lo apoyan en su objetivo de defender sus privilegios de casta.

Es claro que la llamada "propuesta alternativa hacendaria" del FAP es una vergüenza para la izquierda y para la congruencia, porque al final ha sido inventada en el último momento para defender su derecho a negociar privilegios de clase política, ante la orden "¡cero negociación!" Sin embargo, fueron más allá y, pretendiendo engañar a todos, hicieron una propuesta que es un canto a la oligarquía y a la derecha empresarial mexicana para mantener sus privilegios.

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