Antrobiótica
Ando yo caliente II
Ampliar la imagen La casa de doña Elba en Cacahuatán, Chiapas, en 1985 Foto: Fabrizio León Diez
LA PUTA ES muger pública y tiene lo siguiente: que anda vendiendo su cuerpo; comiença desde moça y no lo pierde siendo vieja, y anda como borracha y perdida. Es muger ganada y polida, y con esto muy desvergonçada, y à cualquier hombre se da y le vende su cuerpo, por ser muy luxuriosa, suzia y sinvergüenza en el acto carnal. Púlese mucho, y es tan curiosa en ataviarse que parece una rosa después de muy bien compuesta; y para adereçarse muy bien, mírase en el espejo, báñase, lávase y refréscase más para agradar. Úntase con ungüento amarillo, que llaman axí, para tener rostro luciente; pónese afeites en el rostro: mundanal, baxa. Tiene de costumbre pulirse los dientes; soltarse los cabellos para más hermosura, y à las vezes tener la mitad dellos sueltos y la otra mitad sobre la oreja; ò júntase los cabellos en la mollera como cornezuelos; ándase pavoneando: mala muger, disoluta. También tiene por costumbre sahumarse con sahumerios olorosos; vístese de huipil ò huipulli holgado, colorido; y masca tzictli ò chicle: esto tiénelo por gala; y tiene accento afectado: dize "ax" ò "ash". Ándase paseando, buscando vicios, es de coraçón desasosegado, júntase con unos y con otros, va por el camino de las bestias. Es andora o andariega, callejera y placera; ándase paseando, buscando vicios; llama haziendo señas con la cara, haze del ojo à los hombres, hablar guiñando el ojo, llamar con la mano, bolver el rostro asquereando, andarse reyendo para todos. Quiere que la codicien: engaña à los moços ò mancebos. Quiere que le paguen bien. Esta muger es como la boca del diablo: pervierte el coraçón de las otras mugeres, entristece el coraçón de los hombres. Tiene gentil cuerpo mas véndelo. Es muy retórica quando habla, usa palabras muy sabrosas para engañar, las quales regala como unas rosas, y assí trae con sus palabras dulces à los hombres abovados y embelesados.
II
MIRA, HAY PUTAS graçiosas más que hermosas, y putas que son putas antes que mochachas. Hay putas apassionadas, putas estregadas, afeitadas, putas esclareçidas, putas reputadas, reprobadas. Hay putas moçárabes de Çocodover, putas carcaveras. Hay putas de cabo de ronda, putas ursinas, putas güelphas, gibelinas, putas injuinas, putas de Rapalo, rapaínas. Hay putas de simiente, putas de botón griñimón, noturnas, diurnas, putas de çintura y marca mayor. Hay putas orilladas, bigarradas, putas combatidas, vençidas y no acabadas, putas devotas y reprochadas de Oriente a Poniente y Setentrión; putas convertidas, repentidas, putas viejas, lavanderas porfiadas, que siempre han quinze años como Elena; putas meridianas, ocidentales, putas máxcaras enmaxcaradas, putas trincadas, putas calladas, putas antes de su madre y después de su tía, putas de subientes e deçendientes, putas con virgo, putas sin virgo, putas el día del domingo, putas que guardan el sábado hasta que han xabonado, putas feriales, putas a la candela, putas reformadas, putas xaqueadas, travestidas, formadas, estrionas de Tesalia. Putas avispadas, putas terçeronas, aseadas, apuradas, gloriosas, putas buenas y putas malas, y malas putas. Putas enteresales, putas secretas y públicas, putas jubiladas, putas casadas, reputadas, putas beatas, y beatas putas, putas moças, putas viejas, y viejas putas de trintín y botín. Putas alcagüetas, y alcagüetas putas, putas modernas, machuchas, inmortales, y otras que se retraen a buen vivir en burdeles secretos y públiques honestos que tornan de principio a su menester.
III
1994. IBAMOS AL Sótano en División del Norte pasandito Churubusco y bebíamos ron con señoras flaquísimas, casi siempre con un hijo o dos, bailábamos mal pero nos acariciaban el pito por encima de los pantalones o de plano nos masturbaban en el baño; como a las dos caíamos a mi casa: jugábamos a que nos enseñaran las tetas o el culo y tomábamos turnos para coger o cogíamos todos como podíamos: Salvador atrás, Humberto por la boca, yo bocarriba en la cama, la señora en una sabia, antigua contorsión. En el Hon conocimos a Aurora (ése era su nombre real, pero usaba otro que he olvidado): se estiraba por el antro como una víbora chavitita, el pelo negro noche islámica, tetas perfectas, acento de Monterrey: después se sentaba con nosotros y repartía cocaína sin pensar, sin decir nada; nos quedábamos en su casa en Havre al otro lado de Insurgentes; costaba trabajo hablar con ella. Después se regresó a Monterrey. Una vez Jéssica nos llevó al departamentito más jodido de la del Valle y nos enseñó a un pequeño rebaño de tres putas que parecían, con suerte, de 16 años. Nos dio culpa pero nos la aguantamos. Otra opción: llamábamos putas del Tiempo Libre, nos gustaba el ritmo de trabajo que llevaban a la casa: se encueraban, nos untaban de cosas y uno por uno nos pasaban al cuarto. No daban tiempo ni de beber algo. Putas en el centro, en la Dos Naciones, en la Doctores, en la Narvarte, en El Celular de Coahuila, en San Angel; putas que te bajaban el reloj mientras te chaqueteaban en Insurgentes y Durango. Las calles parecían recién lavadas. Pero todo avanza hacia su destrucción: a Salvador lo llenaron de hijos, a Humberto lo mató la güeva y a mí se me acabó el varo.