Usted está aquí: domingo 29 de julio de 2007 Opinión Más fuego al polvorín de Medio Oriente

Editorial

Más fuego al polvorín de Medio Oriente

El gobierno de Estados Unidos anunció este sábado su intención de vender a sus aliados de Medio Oriente (Arabia Saudita, Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar y Emiratos Arabes Unidos) un paquete de armas y vehículos de guerra con un valor de 20 mil millones de dólares; al mismo tiempo, proporcionará ayuda militar a Israel por 30 mil millones de dólares, para compensar. El proyecto de la Casa Blanca, que presumiblemente se haría oficial mañana lunes, pretende formar muros de contención contra la supuesta amenaza del régimen chiíta de Irán, acusado por Washington de desestabilizar la región con su apoyo a las milicias iraquíes y su programa nuclear, y de sellar las fronteras iraquíes.

Se trata, está claro, de un remedio que atenta contra la frágil paz de la región.

El trato, que incluiría la venta de bombas guiadas por satélite, aviones cazabombarderos y barcos de guerra nuevos en un plazo de 10 años, está atado a tres condiciones principales: evitar que el arsenal represente una amenaza contra Israel, disuadir al poder militar de Irán y apoyar acciones de Washington en Irak.

El caso de Arabia Saudita es especial, pues en este momento no existen las mejores relaciones entre ese país y EU, que acusa a la monarquía árabe de llevar a cabo acciones que minan la autoridad del gobierno iraquí. Washington "sospecha" que Riad financia a grupos guerrilleros sunitas que se oponen al gobierno chiíta del primer ministro Nuri Maliki.

El plan belicista de Estados Unidos choca frontalmente contra la realidad. Para empezar, los especialistas pronostican una gran polémica para este proyecto, tanto dentro como fuera del Congreso, pues la mayoría demócrata teme que podría provocar una escalada militar en la región, de graves consecuencias.

Por otra parte, revela un total desconocimiento de lo que pasa en esa zona del mundo. Y es que, por más amarres que se impongan, Israel seguirá siendo el enemigo número uno del resto de los países del Medio Oriente. No hay que olvidar que la Casa Blanca ha apoyado a Tel Aviv contra viento y marea, aun en detrimento de los intereses de sus aliados. Y estas cosas, en un conflicto tan complejo y tan añejo como el que se desarrolla ahí, permanecen en la memoria de la gente.

Por otra parte, esta medida podría leerse como una acción desesperada ante el cansancio de las tropas estadunidenses, asediadas permanentemente por los grupos guerrilleros iraquíes. De acuerdo con informes oficiales, EU tiene 1.5 millones de hombres y mujeres en armas, entre ellos casi 700 mil en el ejército y la infantería de marina, pero sólo puede desplegar una fracción de ellos por tiempo prolongado porque algunas unidades son inapropiadas para la contrainsurgencia, además de que hay que rotar las tropas para darles tiempo de recuperarse, lo que no ha sucedido en el caso de Irak.

Resulta sintomático que dos de los más importantes funcionarios del gobierno de George W. Bush, Condoleezza Rice, secretaria de Estado, y Robert Gates, secretario de Defensa, lleven a cabo desde mañana lunes una misión de alto nivel que pretende obtener compromisos serios de Riad en su "guerra contra el terror".

No hay que buscarle mucho, como han señalado diversos analistas en estos años de guerra, la alianza construida por EU en Medio Oriente es más frágil de lo que aparenta.

En este contexto, es lamentable que la única solución posible ofrecida por EU sea echarle más fuego al polvorín. Por el contrario, este conflicto requiere de acciones encaminadas a la normalización de la vida en Irak y sus alrededores, y eso pasa, para empezar, por la salida de las tropas invasoras de la región.

 
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