Usted está aquí: martes 31 de julio de 2007 Política La historia inmobiliaria

Marco Rascón

La historia inmobiliaria

¿Por un edificio grandote, tantos gritos, calumnias, insultos, divisionismo, mentiras, odio, y "purificación" contra Cuauhtémoc Cárdenas? ¿Era ese el objetivo de la impugnación lopezobradorista?

Contra aquel discurso de Cárdenas en el Museo de Antropología, en el cual planteó la necesidad de dar un significado vivo a la conmemoración del bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución, quienes reclamaban desde la sombra soez hoy proponen recuperar la esencia conmemorativa del bicentenario desde una visión inmobiliaria, de bienes raíces: cemento y varillas como la manera más simbólica de enseñar la historia. ¿Esa era la pureza de las rechiflas lanzadas desde la intelectualidad lopezobradorista en el Zócalo?

Más que edificios, reconstruyamos la historia con un poco de memoria: cuando a Cárdenas se le propuso coordinar esta comisión planteó que sólo aceptaría con el consenso de todos los candidatos presidenciales, con quienes se entrevistó y de manera unánime le expresaron su acuerdo, incluyendo a Andrés Manuel López Obrador.

Cuando se propone y acepta la coordinación de Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador decía estar 10 puntos arriba en las encuestas, lo cual, dado el nombramiento, podría significar un augurio, no para entorpecer su candidatura, sino de la victoria que lo deslumbraba.

A partir del discurso del ingeniero Cárdenas en Antropología, planteando que el bicentenario y el centenario eran motivo para el debate de la reforma del Estado y que las tareas de la comisión no sólo consistían en organizar las fiestas, sino motivar la reflexión nacional de todos los sectores sociales, las corrientes políticas e ideológicas, las instituciones públicas y privadas, la intelectualidad, las interpretaciones históricas más allá de los límites del oficialismo, desde el lopezobradorismo surgió como reacción una calumnia inexplicable.

¿En que afectaba a la candidatura de López Obrador el reconocimiento unánime y el nombramiento de Cuauhtémoc para presidir la Comisión del Bicentenario? Hay que recordar que ésta fue creada por el Poder Legislativo y que en su integración, como comisión de Estado, estuvo presente la Suprema Corte de Justicia y gobernadores, y que Cuahtémoc Cárdenas reunió la aceptación de todos los candidatos y sus partidos, donde uno sería quien conduciría el Poder Ejecutivo. No era, por tanto, una comisión del gobierno de Fox; de hecho, Cárdenas ratificó en su discurso su carácter autónomo y aclaró que no sería parte del gobierno.

Para el balance futuro es necesario apuntar que desde el 18 Brumario, cuando las corrientes de la izquierda cambiaron el incienso por la responsabilidad democrática y programática tras el líder en vías a la presidencia, se hizo una llanura que impuso la condición de que era un movimiento de una sola voz y una sola decisión y que nadie podría opinar sobre las propuestas y la conducción. La "estrategia soy yo", se dijo entonces.

Bajo esta visión, el nombramiento de Cárdenas no sólo fue visto como un peligro contra la voz única, sino que hizo presa de quienes desde el lopezobradorismo ambicionaban encabezar esta comisión, lo cual significó la alianza de dos enemigos que se desprecian entre ellos mutuamente y que ahora Cárdenas unificaba: Porfirio Muñoz Ledo y Manuel Camacho, quienes -cada uno por separado- justifican su movilidad política, considerándose propietarios de la reforma del Estado y que vieron en esta comisión transexenal, presidida por Cárdenas, un golpe a sus intereses.

Para el 20 de noviembre, cuando Vicente Fox pretendió manipular la conmemoración del vigésimo segundo aniversario en Los Pinos y poner a Cárdenas contra el acto de López Obrador en el Zócalo, el ingeniero renunció a la comisión; pese a ello, arremetieron las falanges para sellar que la purificación se nutre del sectarismo, la claudicación de los principios y el divisionismo.

A menos de un año, el gobierno de Marcelo Ebrard, heredero del Gobierno del Distrito Federal por voluntad de López Obrador, propuso como visión de la conmemoración un edificio, "el más alto de América Latina", lo cual describe el tamaño intelectual y de los intereses de quienes impugnaban la responsabilidad de Cárdenas en la Comisión del Bicentenario.

Para deslindarse y mantenerse en el tono de una realidad aparte, los epígonos del lopezobradorismo han justificado los cimientos de esta obra sujetándose no a los tiempos del calendario histórico, sino a los de la bitácora de obra y construcción de la torre proyectada. Para ello ya tienen una versión propia contra la versión "espuria" de la historia y le han corregido ya la plana a Hidalgo y Madero sobre las fechas.

En el centro de todo -a falta del consenso que tuvo Cárdenas- demandan una comisión propia, "legítima", amparada y financiada por el Gobierno del Distrito Federal, convertida en controversia y ahora centrada en su visión inmobiliaria de la historia. Ni subiendo a esa torre podrían ver el horizonte.

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