Usted está aquí: jueves 2 de agosto de 2007 Espectáculos Presas italianas liberan su creatividad con una marca propia de alta costura

Autoridades logran prepararlas para conseguir un empleo al ser liberadas

Presas italianas liberan su creatividad con una marca propia de alta costura

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Ampliar la imagen Las internas de San Vittore preparan modelos exclusivos para la primavera Las internas de San Vittore preparan modelos exclusivos para la primavera Foto: Reuters

Milán, 29 de julio. La diseñadora Paola Mazzini, de 60 años, no es una celebridad. Pero después de más de una década en la cárcel, las presas por tráfico de drogas y una decena de compañeras piensan entrar en el mundo del glamur con el lanzamiento de una marca de ropa propia.

Las reclusas de la cárcel San Vittore, de Milán, han aprendido a coser gracias a una cooperativa local (que busca ayudar a las mujeres tras las rejas), y han elaborado trajes para teatro y televisión, al igual que vestidos con mangas largas para negocios pequeños.

Luego de transformar el estereotipo de las presas cosiendo bolsas, ahora van por cuenta propia.

"No sabía cómo hacer esto antes", dijo Mazzini, quien dejará la prisión el año que viene. Luego cortó cuidadosamente un pedazo de tela blanca para una camisa: "Ahora me voy a dedicar a la sastrería".

Oasis carcelario

Las pilas de ropa y los retazos que cuelgan de las paredes de San Vittore podrían ser parte de cualquier taller de
un sastre. Sólo la entrada ocasional de un guardia hace diferente al lugar.

El esquema está destinado a que las mujeres adquieran alguna capacidad que les sea útil luego de su vida en prisión, pero su trabajo se ha usado para diseñar trajes para la ópera de La Scala de Milán y accesorios para el equipo de futbol Inter.

Uno de sus clientes incluso tiene un negocio en la exclusiva calle Montenapoleone y han montado un desfile de modas en la cárcel, donde las guardias y una audiencia invitada vio a las modelos vestidas con las creaciones de las presas.

"La próxima vez vamos a presentar ropa de nuestra marca", dijo Alessandro Brevi, presidente de la Cooperativa Alice, basada en Milán, que ha operado durante unos 15 años en las cárceles de la ciudad.

Hasta ahora, el único proyecto independiente de las presas ha sido una línea de camisetas bajo la marca Gatos en prisión, que se vendió en librerías o en oficinas de la cooperativa.

La nueva línea tiene el apoyo de la diseñadora italiana Anna Molinari, de Blumarine, y recibirá un nombre más adelante.

"Primero debemos tener un nombre, eventualmente vamos a trabajar con Anna Molinari para ver cómo será nuestra colección. Esperamos poder venderla para la próxima primavera, incluso antes, si es posible", dijo Brevi.

"Estamos pensando en una colección pequeña de ropa. Vamos a trabajar principalmente con ropa de mujeres", agregó.

Con los sectores de la indumentaria y el textil italiano rebotando, luego de una derrota frente a rivales globales, el lanzamiento de una nueva marca será un desafío.

"El problema es la distribución", detalló Brevi, al agregar que le gustaría que la cooperativa tuviera un negocio propio; mientras, trabaja en una página de Internet para vender sus productos.

Esperanza en un hilo

Para las presas, algunas de las cuales cumplen tareas en la cocina de la cárcel, el lanzamiento es un proyecto estimulante.

"Es una alegría que podamos hacerlo", comentó Fedua, 23 años, de Marruecos. "El lanzamiento de la marca es importante, va a demostrar de lo que somos capaces".

Fedua, que nombra a Gucci y Dolce & Gabbana como sus diseñadores favoritos, sólo ha trabajado en el taller un mes.

"Las máquinas de coser solían asustarme. Aprendí a hacer camisas, pantalones y vestidos. Prefiero hacer shorts, porque es fácil", agregó. Algún día espera diseñar un vestido de novia.

El taller de San Vittore está abierto hasta tarde todos los días. "Así el tiempo pasa, en vez de quedarnos sentadas en la celda", señaló la presa Gabriella, mientras a su alrededor se escuchaban las máquinas de coser y las planchas generaban vapor.

La cooperativa, que también tiene un taller en la prisión Opera de Milán, lleva a ex presas a trabajar a sus oficinas, con lo cual les facilita la búsqueda de un trabajo cuando salen de la cárcel.

"Este proyecto es valioso", dijo Molinari, al resaltar que va más allá de la estética de la moda, tiene un potencial social.

"Es importante trabajar en la prisión, aprender un oficio, pero el problema real llega cuando una presa termina su sentencia y necesita encontrar un empleo", enfatizó.

La ecuatoriana Mariuxi, quien salió de San Vittore en mayo, luego de una sentencia de tres años, es una de las 30 personas que ahora trabaja para la cooperativa. "Es difícil encontrar un empleo después de salir de la cárcel. La gente no tiene confianza", lamentó. "Me gusta ese Giorgio Armani. Me gustan sus vestidos. Quizá algún día me gustaría trabajar para él".

 
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