Pide la Cámara de los Comunes pruebas del presunto apoyo de Irán a rebeldes chiítas en Basora
La estrategia de EU en Irak apunta al fracaso: Parlamento británico
Brown, a la espera de un informe estadunidense para decidir sobre un repliegue del país ocupado
GB debe promover la reconciliación entre la población musulmana iraquí: informe de legisladores
Ampliar la imagen Familiares de policías asesinados en un tiroteo cerca de Kirkuk durante el traslado de los cuerpos a la morgue de un hospital en la localidad Foto: Reuters
Bagdad, 12 de agosto. El Parlamento británico hará pública este lunes una evaluación sobre el conflicto en Irak en el cual consideró que la estrategia estadunidense "no parece que vaya a tener éxito", e instó al gobierno a promover la reconciliación política entre musulmanes chiítas y sunitas, así como con los kurdos.
El Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Comunes hizo este análisis apenas unos días después que la prensa británica y estadunidense publicaron que el retiro de mil 500 de los siete mil soldados británicos en Basora ha deteriorado las condiciones en la región sur del país, donde la resistencia chiíta ha sido persistente desde la invasión en marzo de 2003.
La evaluación fue filtrada a la prensa en momentos en que el primer ministro, Gordon Brown, está a la espera de un informe del mando militar estadunidense en Irak -previsto para el otoño-, a fin de decidir si ordena la permanencia o el regreso de los cinco mil 500 soldados británicos que aún permanecen en el país asiático.
"Es demasiado pronto para hacer una evaluación definitiva, pero no parece que vaya a tener éxito", concluyó el reporte del comité, que también pide al gobierno pruebas del presunto apoyo de Irán a los insurgentes chiítas en la provincia de Basora, la última de las cuatro provincias iraquíes donde Londres ha tenido contingentes.
Gran Bretaña envió en marzo de 2003 a 46 mil soldados para apoyar la invasión encabezada por Estados Unidos con cerca de 200 mil soldados y mediante la cual derrocó al entonces presidente Saddam Hussein.
Las tropas fueron enviadas a cuatro provincias y paulatinamente fueron retiradas hasta que quedaron siete mil uniformados en una base cercana al puerto petrolero de Basora, capital de la provincia del mismo nombre y segunda ciudad en importancia del país.
Antes de abandonar el cargo en los primero días de julio, el entonces primer ministro Tony Blair anunció el regreso de cuatro mil 500 soldados este mismo año, de los cuales ya volvieron mil 500.
Tras dejar en suspenso la medida anunciada por Blair, el gobierno de Brown señaló que el repliegue de fuerzas británicas no ocurrirá mientras el ejército y la policía iraquíes, que disponen de alrededor de 200 mil hombres, no cuente con la capacidad suficiente para hacerse cargo de la seguridad.
El primer ministro ha informado que una decisión al respecto será tomada en octubre, lo que podría coincidir u ocurrir poco después del debate que el Congreso estadunidense sostenga sobre la situación de aproximadamente 162 mil soldados estacionados en Irak, en el contexto de una lucha política con Bush por imponerle un cronograma de repliegue.
En cuatro años y cinco meses, Londres perdió alrededor de 130 militares en Irak, la mayoría en Basora. Entre abril y julio, las fuerzas armadas británicas tuvieron el más alto número de bajas en un periodo de tres meses, al registrar la muerte de 30 soldados.
Esta semana, los días 7 y 8 de agosto, el comando británico en Basora informó que cuatro soldados se agregaron a la lista de fallecidos. La causa de dos de las muertes fue el estallido de bombas al paso de un convoy, uno de los recursos de guerra que más efectividad ha dado a los rebeldes iraquíes para provocar bajas a los invasores, tanto estadunidenses como británicos.
Miembros del alto mando británico de ocupación han justificado ante la prensa británica que el aumento en las bajas se debe que las organizaciones armadas chiítas -entre ellas el Ejército del Mehdi, liderado por el clérigo Moqtada Sadr- pretenden crear la idea de que los ocupantes están siendo orillados al repliegue, toda vez que hasta hace poco sus tropas estaban dispersas en tres bases y sus patrullajes abarcaban cuatro provincias del sur.
A pesar de las bajas y de la suspensión de la orden de retiro de tropas -una exigencia constante de las bases laboristas-, Brown y su partido conserva un fuerte apoyo de los electores.
Según una investigación de la encuestadora YouGov, 42 por ciento de los ciudadanos estarían dispuestos a votar por el Partido Laborista, lo que representa una ventaja de diez puntos porcentuales por encima de los conservadores.
En otro escenario de guerra, en el sur de Bagdad, cinco soldados estadunidenses murieron a consecuencia de ataques de la resistencia iraquí, lo que elevó a tres mil 689 la cantidad de invasores muertos.
Cuatro de los estadunidenses murieron al estallar un artefacto explosivo colocado en el área donde patrullaban, en el marco de una misión para detener el flujo de armas y explosivos, así como la movilización de combatientes. El quinto fallecido fue abatido a distancia con disparos de pistola, cuando hacía un recorrido callejero.
Estados Unidos agregó este año 20 mil uniformados a su contingente de ocupación, que hasta finales de 2006 estaba integrado por unos 140 mil militares.
Crisis política de Maliki
La capital ha sido el destino de la mayoría de los refuerzos, pero ha sido también en Bagdad donde se registra el mayor número de bajas, en momentos en que el primer ministro, el chiíta Nuri Maliki, hace frente a una crisis política, derivada de la salida de seis miembros del gabinete del principal bloque sunita, el llamado Frente de Acuerdo.
Además del refuerzo del ejército de ocupación, unos 20 mil "contratistas" trabajan en Irak para empresas de seguridad privada, según cifras del Departamento de Defensa.
El propio ejército estadunidense pagó en los tres últimos años 548 millones de dólares a dos compañías británicas -Aegis Defence Services y Erinys Iraq- para proteger a los cuerpos de ingenieros que laboran en Irak en proyectos de reconstrucción, según reportó este domingo el diario The Washington Post. Esa suma fue 348 millones de dólares superior a lo presupuestado.
La información sobre el auge de las empresas británicas de seguridad -y sobre los planes de retiro del ejército gubernamental británico- coincide con la versión que este lunes difunde el diario londinenses Daily Telegraph en el sentido de que alrededor de una quinta parte de los agentes de inteligencia militar britpánicos dimitieron en los tres últimos años para ocupar puestos mejor pagados en las compañías de seguridad.