Malos aires
De la espléndida, vasta, bella Buenos Aires, en la que tuve una breve estancia, extraigo un conflicto que vive hoy su universidad pública que se lleva mal con esa flama viva que, permanente, arde en el ethos argentino, heredado de la vieja Europa.
Consigno, en primer lugar, la respuesta que Juan Carlos Tedesco, figura internacional de primer orden en el pensamiento educativo, y hoy ministro de Educación de la República Argentina, diera telefónicamente a la reportera María Julia La Fuente (Milenio 9/08/07): "... hay una imagen, efectivamente, tradicional, de que la Argentina tuvo una educación de muy buena calidad, pero la perdimos hace mucho tiempo. Hoy en día no tenemos esa característica..." Acaso esta respuesta ayude a entender lo que ahora refiero.
Los malos aires del 6 de agosto pasado y sus antecedentes en la Universidad de Buenos Aires (UBA) tienen importancia dado que los medios argentinos reflejan un consenso considerable acerca de una problemática común en la mayoría de las universidades públicas.
La base IV del Estatuto de la UBA dice: "La universidad es prescidente en materia ideológica, política y religiosa, asegura dentro de su recinto la más amplia libertad de investigación y de expresión, pero no se desentiende de los problemas sociales, políticos e ideológicos, sino que los estudia científicamente". La realidad está muy lejos de esta disposición estatutaria.
El artículo 89 del mismo Estatuto dispone: "La Asamblea Universitaria está formada por los miembros del Consejo Superior y de los Consejos Directivos de las Facultades. Corresponde a la Asamblea: a) elegir al rector; b) resolver sobre la renuncia del rector; c) suspenderlo o separarlo por causa justificada; d) decidir sobre la creación, supresión división de facultades, y e) modificar el estatuto".
Se trata de un diseño institucional del órgano colegiado de mayor autoridad, que genera, por necesidad, alto grado de politización, en contra de lo que dispone la base IV referida. Conocemos bien esta historia en México.
Durante 2006, la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), que agrupa diversas tendencias izquierdistas estudiantiles, apoyada por la Asociación Gremial Docente (AGD), lograron impedir cinco veces que la Asamblea Universitaria (AU) sesionara para elegir al rector de la UBA. La AU hubo de sesionar en diciembre del año pasado, en la sala del Congreso Nacional, mientras en la calle se enfrentaban estudiantes y policías para elegir al actual rector, Rubén Hallú.
A grandes rasgos, de los 236 miembros de la AU había una mayoría formada por sectores de los partidos Radical, Peronistas y aliados (una corriente estudiantil es identificada como kirchneriana); fue el bloque que encumbró al rector Hallú. Cuantitativamente le seguía un sector de centroizquierda, encabezado por los llamados "cuatro decanos" (directores de las facultades de Ciencias Exactas, Ciencias Sociales, Arquitectura y Filosofía) , y finalmente sectores independientes y sectores izquierdistas, como la AGD y la FUBA.
Hallú convocó para el 6 de agosto pasado a la AU para discutir la reforma del Estatuto que data de 1958. Los "cuatro decanos" opinaron que se trataba de un acontecimiento de valor histórico. La FUBA y la AGD, por el contrario, opinaron que "la AU estará copada por las mismas camarillas profesorales que controlan la universidad en su entero beneficio.
No debe llamar la atención que todos estos sectores ya han anticipado que no piensan avanzar en la democratización del cogobierno, tal como se comprometieron a fin del año pasado. Por el contrario, plantean, entre otras cosas, seguir los lineamientos de la Organización Mundial del Comercio, es decir, la autogestión, la descentralización y la privatización". El mismo discurso estudiantil "izquierdista" de todas partes.
La FUBA, cuantitativamente muy reducida en el marco de la AU es, sin embargo, sumamente eficaz para sabotear cualquier asamblea.
Los cuatro grandes temas a debate eran las bases de la universidad, el estatus de los docentes (hace años que no pueden realizarse concursos de oposición y hay cientos de profesores sin derechos), presupuesto y gobierno de la UBA. Este último -modalidad de elección de autoridades y cuotas de poder en el cogobierno de docentes, estudiantes, graduados y no docentes- es el tema más conflictivo: hay 20 proyectos distintos.
Aunque una mayoría de la AU había llegado a un consenso sobre el contenido de la reforma, la FUBA tuvo la capacidad para sabotear la reunión, incluidos huevazos (fallidos) al rector. Entre los estudiantes más activos había uno de apellido Busch y otro Guevara. Sirvieron de perlas para consumir horas y horas de gritos, cánticos, insultos, y todo lo que ocurre en las típicas asambleas estudiantiles que tienen el propósito de que no se llegue a acuerdo alguno. En primer lugar, la impugnación sobre las reglas de la asamblea misma.
Al día siguiente Hallú cargó contra la FUBA; dijo que los estudiantes ahí agrupados recurrieron a "la teoría del tero: ponen los huevos en un lado y gritan en el otro", en referencia a sus reclamos de reforma y a sus acciones para obstaculizarla.
Para el lector mexicano: el tero es un pájaro que habita en casi todo el territorio argentino, aunque prefiere la cercanía a los cuerpos de agua. Cuando se alarma, arma una gran bulla y grita tero-tero-tero. Es muy estimado porque es un auxiliar insustituible en el control de plagas, debido a que se alimenta de insectos diversos. Y la hembra ha desarrollado una astucia notable: cuando advierte a un depredador, corre a un lugar distinto del nido que contiene los huevos que está empollando y ahí se pone a gritar, para atraer hacia allí al depredador.
Hallú cree que, con todo, en la Universidad de Buenos Aires, fundada en 1821, habrá reforma.