Entrevista a ALEJANDRO ENCINAS RODRIGUEZ, ASPIRANTE A LA PRESIDENCIA NACIONAL PERREDISTA
El PRD requiere de nueva identidad y cohesión
Apuesto por la unidad y la participación de todos
Las corrientes han sustituido la militancia partidista por la corporativa; por esta razón, el cambio fundamental del instituto tiene que ver con el comportamiento y la actuación de las expresiones políticas que lo integran
Ampliar la imagen El PRD debe ratificarse como partido de izquierda democrática e instrumento para la transformación de la vida política, social y del sistema económico, sostiene en entrevista Alejandro Encinas Rodríguez Foto: Cristina Rodríguez
El cambio fundamental que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) requiere tiene que ver con el comportamiento y la actuación de las corrientes internas que lo conforman, asegura Alejandro Encinas Rodríguez, quien se prepara para competir por la presidencia nacional de ese instituto político, en marzo de 2008.
Sin embargo, admite que erradicar esta problemática es similar al combate contra la corrupción, porque las diversas expresiones perredistas han sustituido la militancia partidista por la corporativa, y crearon estructuras paralelas que "desplazan o hacen contrapeso a la propia estructura del partido".
A unas horas de que inicie el décimo congreso nacional extraordinario del PRD, Encinas apuesta por la unidad y por la participación de todas las corrientes y personalidades del partido, sin excluir a nadie. Es decir, a militantes que no forman parte de ningún grupo, y también apuesta al método de elección universal abierta para designar a la dirigencia nacional.
No tengo relaciones vergonzantes
En entrevista con La Jornada, en las instalaciones de la Fundación para el Fortalecimiento de los Gobiernos Locales, que preside el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, asegura que no pertenece a ninguna expresión partidista, y descarta tener una "relación vergonzante con ningún compañero del partido", cuando se le pregunta acerca de la inquietud que despertó su acercamiento con el Frente Político de Izquierda, donde el grupo dominante es el bejaranista.
De tajo, deja en claro que no será "factor de división ni de confrontación dentro de mi partido. Le apuesto a la unidad y cohesión en la política y en su vida interna".
Para el delegado del grueso de los perredistas en el Distrito Federal, su gran rival rumbo al proceso para suceder a Leonel Cota Montaño en la presidencia nacional del PRD no es Jesús Ortega, uno de los dirigentes de la corriente mayoritaria Nueva Izquierda, sino "el conservadurismo, los grupos de interés y las prácticas antidemocráticas dentro del partido".
Así que el gran rival, insiste, "no tiene nombre y apellido, lo subrayo".
Sonriente, sin dejo de preocupación por una fractura perredista en el décimo congreso nacional extraordinario que a partir de hoy y hasta el próximo domingo se realizará en un hotel capitalino, Encinas Rodríguez habla de las propuestas que, considera, ayudarían a contar con una "nueva identidad y garantizar la cohesión del PRD".
Inicia con la línea política. Resalta que su partido debe "ratificarse como de izquierda democrática y como instrumento de lucha para la transformación no solamente de la vida política y social, sino también del sistema económico del país".
El segundo gran eje, asegura el ex gobernante capitalino, es la reforma interna, que parte del principio de "respetar las reglas que nos demos para nuestra vida política y nuestra organización".
Esto incluye "romper con los grupos de interés que han conculcado los derechos de los militantes y desplazado la toma de decisiones del PRD".
-¿Habla de fiscalización?
-Pero no por restricción. Las corrientes no deben tener financiamiento y políticas propias. Son para el debate político, desarrollo ideológico y programático del partido, no para crear estructuras paralelas que desplacen o hagan contrapeso a la propia estructura partidaria.
Insisto, agrega, que se requieren reformas para fortalecer los mecanismos de participación de los militantes, empezando por "eliminar la militancia corporativa", que se expresa desde la afiliación, pues para conseguirlo es indispensable la incorporación a una corriente.
Finalmente, como tercera propuesta, ubica la política de alianzas. "Creo que hemos tenido una política muy errática en este terreno. En muchas ocasiones la circunstancia nos lleva a crear algunos acuerdos que se rompen al día siguiente de una elección, con un costo muy alto para la imagen y la vida interna del PRD".
Nuestra apertura, insiste, debe ser hacia el movimiento social, hacia el sector académico, el cultural, hacia los ciudadanos comprometidos con las causas que nosotros representamos, "porque de nada nos sirve tener más votos si al final resulta que además de descrédito, ese posicionamiento electoral no representa al propio partido".
-¿Cerrada totalmente la posibilidad de una alianza con el Partido Revolucionario Institucional (PRI)?
-En primer lugar, no sé si el PRI quiera aliarse con nosotros. No sé por qué tenemos que andar, ahora sí que de ofrecidos, pero ese partido tiene un acuerdo con Felipe Calderón y con el Partido Acción Nacional (PAN). Representa la fuente de su "legimitidad", en un acuerdo que construyeron antes del 2 de julio de 2006. Además, ¿con cuál PRI? ¿Con el del góber precioso (Mario Marín), con el de Ulises Ruiz, con (Emilio) Gamboa, con (Manlio Fabio) Beltrones, con (Enrique) Peña Nieto?
"Otro asunto sería que haya una ruptura dentro de ese partido y se busque un acercamiento con el PRD, que tendría que fundarse en acuerdos políticos y programáticos de largo plazo, no solamente en la coyuntura electoral."
-Sin embargo, también se deja entrever una falta de dirección para controlar a las presidencias estatales del partido, que hacen acuerdos con priístas, al margen de la dirección nacional, como ocurrió en Baja California y en Oaxaca.
-No solamente es una falta de dirección; hay algunos signos de descomposición dentro del partido que si bien son aislados y muy localizados, lo cierto es que el resultado no es solamente la falta de conducción, sino también de mucha impunidad dentro del PRD, donde prácticamente se tolera cualquier acción, inclusive que vaya en contra de los intereses del propio partido.
"Por eso es importante fortalecer la dirección política, que parta del principio de respeto a todas las reglas que nosotros mismos nos hemos dado". Al PRD, subraya, "le ha hecho mucho daño esa lógica de que 'acuerdo mata estatuto'".
-¿Después del 2 de julio se acentuó esa falta de dirección partidaria?
-Hay que entender que hubo un fraude electoral, que la dirección del partido estaba preparada para sacar adelante el proceso electoral y conducir al PRD como un partido de mayoría, pero surgió un fenómeno político en que las decisiones que se estaban tomando dieron cauce a nuevas modalidades de organización y participación política, como son la Convención Nacional Democrática (CND), el "gobierno legítimo" y el Frente Amplio Progresista (FAP).
El PRD, un solo proyecto
-Pero en los consejos nacionales son marcadas las ausencias de grandes personalidades.
-Nos han querido presentar como un partido dividido y confrontado, y han querido presentar una confrontación entre Andrés Manuel (López Obrador) y el PRD. Pero lo digo con toda certeza, este es un mismo proyecto. El PRD es el eje articulador de la CND, el FAP y el gobierno legítimo, y tiene como grandes retos desarrollar una fortaleza interna para contar con vida democrática y mantenerse como un partido autónomo, independiente del poder público y de los poderes de facto.
-¿El congreso se convierte en la plataforma para el lanzamiento de su candidatura a la presidencia nacional del PRD?
-No necesariamente. Debemos evitar que el congreso se convierta en una medición de fuerzas, aunque ya está visto así. La elección de la nueva dirigencia está distante.
Sin embargo, acota, el "escenario que yo veo es que habrá elecciones el próximo año (en marzo); se han ido desarrollando los asuntos en ese sentido, y con toda seguridad tendremos elección de dirigentes, donde participarán más de dos candidatos, con toda seguridad también".