Desfiladero
¿Debe Calderón hablar en San Lázaro?
Que tomen la tribuna o se salgan los del PRD
Hay dos propuestas en la oficina de AMLO
¿Reforma electoral para comicios anticipados?
Felipe Calderón prometió crear 300 mil empleos en su primer año de gestión pública, para lo cual recibió una partida de 3 mil millones de pesos. Ahora, un reporte oficial consigna que el número de fuentes de trabajo generadas a la fecha por el heredero de Vicente Fox asciende a 3 mil 110. Por tanto, la meta alcanzada por el gobierno espurio en este rubro fue de 1 por ciento. ¿Un millón de pesos costó cada nuevo empleo? Lo anterior es sólo una muestra de que al cumplir nueve meses al frente de su gabinete, Calderón no ha hecho nada en términos positivos.
Eso sí, encareció todo, empezando por la tortilla; redujo las ventas (y el precio internacional) del petróleo mexicano; aceleró la inflación, aumentó la deuda externa, privatizó las pensiones de millones de trabajadores afiliados al ISSSTE, encubrió los grandes negocios turbios de Vicente Fox, Marta Sahagún, los hijos de ésta y los miembros del ex gabinetazo, y, por supuesto, agudizó la descomposición política del país al tolerar los asesinatos seriales y la represión desenfrenada de Ulises Ruiz en Oaxaca y las caravanas que a diario le hace Mario Marín en Puebla en pago por la impunidad que le dio la Corte al negarse a juzgarlo por haber encarcelado a la periodista Lydia Cacho y protegido a los pederastas de Succar Kuri y socios.
Por todo esto -y por el hecho evidente de que Calderón no ha logrado legitimarse de ninguna manera, al contrario, cada día el repudio en su contra se multiplica-, en las oficinas de Andrés Manuel López Obrador se observa sin interés el debate sobre lo que pueda pasar en San Lázaro el primero de septiembre. La polémica dentro del PRD, ya se sabe, separa en dos grupos a quienes piensan que deben volver a ocupar la tribuna para que el panista michoacano no suba a leer.
Otros, en cambio, piensan que deben hacerle el vacío y dejarlo hablando solo con los diputados panistas y priístas, que a fin de cuentas fueron los que apoyaron el golpe de Estado del 2 de julio y el pueblo los considera tan espurios como a Calderón. ¿Qué podría informarnos éste? ¿Que elevar el precio del kilo de tortilla de 6.50 a 10 pesos es un logro histórico? ¿Que el descubrimiento de la "gastritis castrense" que mató a la anciana de Zongolica lo hace candidato al Nobel de Medicina? ¿Que la muerte de una familia en Sinaloa acribillada en un retén por el Ejército es la más firme prueba de la seriedad de su "guerra" contra el narcotráfico?
¿Que la inminente exoneración de los soldados violadores de prostitutas en Castaños, Coahuila, reitera su ineludible compromiso con la justicia? ¿Que la indecencia de Industrial Minera México, que ahora reprime de diversas maneras a los familiares de los 65 trabajadores sepultados en Pasta de Conchos, ratifica su alianza con la libre empresa? ¿Que el arresto y tortura de cuatro reporteros en Tamaulipas, por seguir un convoy militar en pos de una probable noticia, es la mejor garantía de su respeto a la libertad de expresión? ¿Que el acuerdo que firmará en Canadá este lunes para que Estados Unidos pueda entrar con tecnología ultrasofisticada en los buzones electrónicos de los mexicanos es el emblema de su política exterior, autónoma, independiente y soberana?
¿Usted qué piensa? ¿Los perredistas deben tomar la tribuna para impedir que Calderón lea lo que tenga que leer, o deben retirarse del salón de sesiones y dejarlo hablando solo con sus cómplices y compinches? ¿Por qué, se preguntan algunos en las oficinas de López Obrador, si el PRD es el segundo grupo parlamentario, por qué tiene que hacer el caldo gordo al PRI, participando en el forcejeo por el formato del primero de septiembre? ¿No es preferible que unos y otros se revuelquen solos? ¿No ven que necesitan al PRD para legitimar cualquier acuerdo que adopten? ¿A quién le interesa prestar tal servicio a los golpistas? ¿A los Chuchos?
Al margen del PRD, es obvio que hay una negociación de "altísimo" nivel entre las mafias legislativas del PRI encabezadas por Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones, por un lado, y los panistas, por otro. En la medida en que aquellos se están poniendo cada día más difíciles, condicionando la aprobación de la reforma fiscal a la desaparición del Instituto del Fraude Electoral (IFE) con todo y Luis Carlos Ugalde, los de la derecha yunquista mandan al subsecretario de Gobernación, Juan de Dios Castro, a hablar pestes contra Ulises Ruiz, porque, ¡oh descubrimiento!, viola los derechos en Oaxaca.
En otras palabras, si los priístas no aflojan un poco, Calderón podría empezar a mirar con menor simpatía al asesino serial oaxaqueño, porque entre caballeros (de la vela perpetua) hasta la ausencia de escrúpulos también tiene sus límites. Pero mientras la política de alta escuela ocupa a los líderes de las facciones golpistas, la economía internacional se estremece con la crisis hipotecaria y en la Secretaría de Hacienda se agarran a los barandales de las escaleras, rezando porque el sacudimiento no los haga perder el equilibrio.
Todo se ensombrece: el futuro a corto plazo es más incierto que la semana pasada, pero no tanto como la próxima. Calderón cumplirá en breve un año sentado en Los Pinos, y nerviosos porque nadie sabe si permanecerá en el cargo en diciembre de 2008, los priístas aceleran su proyecto de reforma electoral pensando en que no descartan que haya comicios anticipados. ¿Para quitar al PAN y ponerse ellos? Eso a la gente de la calle no la emociona. Al menos al buzón de esta columna siguen llegando cartas y más cartas, venidas de todo el país, con sugerencias de hombres y mujeres que se inclinan porque López Obrador dé el Grito el 15 de septiembre.
Puede ser, se dicen los que saben, pero antes hay que ver qué pasa el día primero. Y así están las cosas: el PAN aprieta las tuercas a Ulises Ruiz y éste responde con un desplegado de prensa firmado por los integrantes de la "diputación permanente del Congreso del estado de Oaxaca", entre ellos la orgullosa perredista Marcela Merino García y la panista Marlene Aldeco Reyes, quienes junto con Genaro Vázquez, de Convergencia, y Dinorah Mendoza y Bulmaro Salinas, del PRI, declaran solemnemente que el asesino serial fue electo por el pueblo oaxaqueño y exigen que Juan de Dios Castro ofrezca una disculpa pública "a los poderes constitucionales de la entidad".
¿Quién ofrecerá disculpas a Laia Serra Perelló, Ariadna Nieto Espiné, Nuria Morelló Calafell y Ramón Sesén Marquina, de nacionalidad española, a quienes el pasado 5 de agosto detuvo, robó, torturó, vejó y humilló sexualmente la policía oaxaqueña, antes de que el Instituto Nacional de Migración los encarcelara en la estación de Iztapalapa con intención de expulsarlos del país? Es una vergüenza que el gobierno de Rodríguez Zapatero haya desperdiciado otra vez la oportunidad de protestar, aunque fuera por el maltrato que en este caso padecieron no los mexicanos, sino sus compatriotas. Hay que joderse, macho...