Usted está aquí: lunes 20 de agosto de 2007 Cultura Paseantes y curiosos se unieron al funeral de Don Pendón en la Alameda

Escenifican obra de Fernández de Lizardi por el bicentenario de la Independencia

Paseantes y curiosos se unieron al funeral de Don Pendón en la Alameda

arturo garcia hernandez

Ampliar la imagen Aspecto de la representación de la obra de Fernández de Lizardi Aspecto de la representación de la obra de Fernández de Lizardi Foto: Francisco Olvera

Un cortejo fúnebre se abre paso entre la muchedumbre pululante de la Alameda Central. La gente mira con extrañeza a las plañideras y a los músicos que acompañan el féretro, ataviados a la usanza del siglo XVIII. Algunos curiosos reciben una flor y se integran al séquito con la seriedad o las risas del caso.

–¿Quién se murió? –pregunta un despistado al ver pasar la corona mortuoria que encabeza a los dolientes.

–¡Frida Kahlo, buey! –grita el Cábula de Barrio.

–¡No es cierto, llevan a Calderón! –miente ahora el Cábula Politizado.

Es uno de esos sábados que dan vigencia a la canción del difunto Chava Flores: “Desde las diez ya no hay dónde parar el coche/ ni un ruletero que lo quiera a uno llevar/ llegar al Centro, atravesarlo es un desmoche/ un hormiguero no tiene tanto animal”.

Toda la Alameda es una verbena inmensa. Faltan dos días para el inicio de clases y los que no salieron de la ciudad quieren aprovecharlos hasta el último minuto.

El cortejo para frente al Hemiciclo a Juárez. La agente Norma Torres, del Agrupamiento Femenil de la policía capitalina, se aproxima a la singular procesión y pregunta diligente de qué se trata. Obtiene la información que de inmediato transmite a sus superiores por teléfono celular: es una escenificación al aire libre de la obra Vida y muerte de Don Pendón, de José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827), El Pensador Mexicano. Organiza la agrupación Festividades del Bicentenario en el Centro Histórico de la Ciudad de México AC.

Cada vez son más los dolientes. La procesión continúa por la acera, en dirección al Palacio de Bellas Artes. Los alaridos de las lloronas son apagados por los claxonazos desesperados de los automovilistas atascados en el tráfico y por las sirenas de patrullas y ambulancias.

En las proximidades del recinto, el cortejo pasa junto a la gente formada para ver la exposición conmemorativa del centenario natal de Frida Kahlo. La muestra terminó este domingo y la fila se prolonga por el lado norte de la Alameda, a la altura del quiosco, y de regreso al palacio. Se antoja que nunca ha habido una cola tan grande –y tanta paciencia– para entrar a Bellas Artes a ver la obra de otro artista.

Luego de lograr cruzar el Eje Central, el féretro y los dolientes entran al atrio del Templo de San Francisco. La escalinata que da acceso queda habilitada como tribuna, desde la cual el público se entera en detalle de la historia de Don Pendón y observa el desenlace de la escenificación.

Periodista y escritor liberal, defensor de la libertad de prensa, crítico de los abusos de la Iglesia y de los conquistadores españoles, Fernández de Lizardi estaba convencido de que la educación y la lectura harían mejores ciudadanos. Un hecho objeto de sus críticas fue la ceremonia del Paseo del Pendón o Estandarte de San Hipólito, en el que se representaba una cruz y abajo una leyenda en latín que en español dice: “Con esta señal venceremos”, atribuida a Constantino.

El pendón fue traído por Hernán Cortés y el paseo se instituyó para conmemorar la caída de Tenochtitlán. La ceremonia, que se llevó a cabo anualmente hasta 1821, año del triunfo de la Independencia, consistía en una cabalgata encabezada por el virrey, seguido de alcaldes y regidores.

En Vida y muerte de Don Pendón (1822), Fernández de Lizardi denuncia y satiriza los usos y el significado del estandarte. Poco antes de su muerte escribió: “En lo personal, rompiendo grilletes hasta donde me fue posible, declaro a gritos que, con la pluma, hice lo que pude por mi patria”.

El sábado, el público aplaudió con entusiasmo la representación llevada a cabo bajo la dirección escénica y de actores de Juan Francisco Hernández Ramos y Miriam Sánchez Domínguez, respectivamente. La investigación es del historiador Roberto Jiménez. Los músicos participantes pertenecen al Quinteto de Metales Nezahualcóyotl.

El próximo sábado se llevará a cabo, tambien en la Alameda, una segunda representación de Vida y muerte de Don Pendón.

 
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