Compran el plástico que recogen los trabajadores de base y lo revenden para reciclaje
Voluntarios del servicio de limpia del DF crean cooperativa para ganar más
Carecen de sueldo y prestaciones sociales, y su único ingreso “es el peso que la gente nos da por recoger su basura”
Para trabajar, tienen que pagar $450 por el carrito, las llantas y la escoba
Ampliar la imagen Trabajadoras del servicio de limpia de la ciudad realizan su labor bajo la lluvia, el miércoles pasado Foto: María Meléndrez Parada
Desde hace 13 años, Elena labora de “voluntaria” en el servicio de limpia de la ciudad. Tiene las mismas obligaciones que los trabajadores de base, pero no los mismos derechos: debe cumplir una jornada laboral que empieza a las seis de la mañana y termina a la una de la tarde para barrer calles de la colonia Pensil, labor por la cual no recibe salario ni prestaciones sociales; su única remuneración es “el peso que la gente nos da por recogerle su basura”.
Empiezan como chalanes, acompañando a los barrenderos que tienen una plaza y conforme pasa el tiempo se les asignan algunas calles, eso si, siempre y cuando paguen la cuota respectiva por los instrumentos de trabajo necesarios: 300 pesos por el carrito, 100 por las llantas y 50 por la escoba. Cuando se desgastan, sobre todo las escobas, que generalmente tienen una vida útil de un mes, tienen que volver a pagar para renovarlas, explica Elena.
Obtener una base es “casi imposible; imagínese, tan sólo en la delegación Miguel Hidalgo somos 550 voluntarios, además nos piden 80 recibos de pago como requisito, pero cómo los vamos a tener si no nos contratan”, se queja.
“Dicen que necesitamos tener un padrino de arriba –continúa la mujer de 40 años–, inclusive hay compañeros que se mueren y nadie los ayuda; yo tengo 13 años así y me dicen ‘sí, te doy algo, pero a cambio de qué’, y se tiene uno que ir a acostar con ellos para darnos algo”.
Elena asegura que además a los trabajadores voluntarios les tocan las zonas más “pesadas, donde hay delincuencia, rateros con pistola, pero qué le hacemos, nos arriesgamos por la necesidad, tenemos hijos, rentamos”.
Ante esta situación, Elena y una veintena de “voluntarios” del servicio de limpia formaron una cooperativa para incrementar sus ingresos, “convencimos a los compañeros de base para que nos vendan el plástico que recogen”, el cual revenden a empresas dedicadas al reciclaje.
Es una cooperativa que apenas se está formando y que han llamado Recucó, para lo cual han pedido la asesoría de los trabajadores de la refresquera Pascual; cada tarde, los “voluntarios” acuden al corralón de camiones de limpia de la delegación Miguel Hidalgo, ubicado cerca de la segunda sección del bosque de Chapultepec, para comprar el plástico, explica Jorge Zamora, uno de los cooperativistas.
Cada día adquieren en promedio tonelada y media de plástico, el cual almacenan en una bodega que rentan en la calle Laguna de San Cristóbal, en la colonia Anáhuac; además, compraron una camioneta vieja, que aún están pagando, con la que hacen recorridos en los puntos de reunión de los barrenderos a quienes les compran el material que han recolectado.
Se rolan los contratos temporales: Vital
De acuerdo con el dirigente de la sección 1 de Trabajadores de Limpia y Transportes del Sindicato Unico de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal, Jesús Vital, actualmente hay casi 13 mil empleados de limpia en la ciudad y por lo menos seis mil más son “voluntarios”, quienes por lo regular son familiares del personal basificado y viven de las “gratificaciones” de los vecinos.
Vital declaró que el gran rezago en materia de recursos humanos en está área convierte a los “voluntarios” en parte importante de las tareas de limpieza, aunque reconoció que no tienen ninguna prestación, están expuestos a riesgos y sin estabilidad laboral.
Según Vital, en cada delegación apenas se puede contratar eventualmente al 10 por ciento de los trabajadores “voluntarios”, mientras que el resto espera la oportunidad de obtener esos contratos temporales, los cuales “algunas veces se rolan”.