Enfrentará a la bielorrusa Graf
Quiero ganar para abrir más puertas: La Loba
Ampliar la imagen Zulina Muñoz Grajeda, de profesión enfermera, disputará el título mundial supermosca en Alemania, el próximo 15 de septiembre Foto: José Antonio López
“No me gusta perder; arriesgaría todo y me quedaría en el cuadrilátero con tal de salir con la victoria”, dice la enfermera Zulina Muñoz Grajeda, mejor conocida como La Loba, quien el 15 de septiembre disputará el título mundial supermosca a la bielorrusa Alesia Graf, en Rostock, Alemania.
Para la mexiquense, de 21 años, será su primera salida internacional y no le intimida su adversaria a la que apodan La Tigresa, a quien sólo conoce a través de videos, con una foja de 17 combates y una derrota.
Zulina también marcha invicta con 17 peleas y 15 nocauts, además de poseer el título de monarca norteamericana de la NABF, afiliada al Consejo Mundial de Boxeo, después de haber sido campeona amateur en los Guantes de Oro, donde se inició a los 16 años.
Ni la cercanía del viaje que hará el próximo domingo tiene nerviosa a la púgil de San Vicente Chicoloapan, estado de México. Al contrario, sigue su preparación al “ciento por ciento” en el gimnasio del balneario Olímpico Deportivo 14 de diciembre, en la delegación Venustiano Carranza, bajo la asesoría de su mánager Mauro Ayala.
El apodo de La Loba se lo puso el propio Ayala, quien admite que tanto él como su hermano Lázaro nunca estuvieron de acuerdo con aceptar en su equipo a las mujeres. No porque fueran machistas sino porque “nunca había llegado una como ella con talento, facultades, disciplina y entrega”.
–¿Te agrada que te digan La Loba?
–Te acostumbras y la verdad ya me siento identificada con ese mote, ya le agarré cariño. Ahora a ver quién gana: La Loba o La Tigresa. Dice mi entrenador que será una pelea entre dos fieras, pero yo estoy segura de que vamos a lograr el triunfo.
“Es una fecha especial para los mexicanos por ser el 15 de septiembre, pero quiero ganar ese título mundial de la Women International Boxing Federation (WIBF) para abrir más puertas”.
Con el rostro aún limpio y sin perder la coquetería, Zulina confiesa que ingresó al pugilismo por uno de sus cinco hermanos, pero más que nada por bajar de peso para reducir “las llantitas” que ya desaparecieron.
Le causa risa que por ser enfermera en una clínica particular, con horario matutino, le digan que primero golpea a sus rivales y luego las manda allí a recuperarse.
“Son dos profesiones que respeto mucho, pero es el boxeo donde hay más riesgo. Hago cinco horas de entrenamiento. No tengo cicatrices en la cara ni la nariz chata y cortada. Sólo pido a Dios que me conserve así y que en un futuro pueda solventar la carrera de medicina” que le gustaría terminar.