| De nueva cuenta, los contenidos en materia de sexualidad de los libros de texto generan
 controversia. Los mismos grupos conservadores
 que los impugnaron el año pasado dejan ver
 su frustración por no haber logrado, a pesar de
 las presiones, los cambios esperados este año.
 A continuación, un recuento de la pugna
 
 
 Por Fernando Mino Pese a los beneficios que reporta, la educaciónen sexualidad mantiene en pie 
              de guerra a sectores conservadores. El 
              centro de la disputa es, como el año pasado, 
              la currícula para la materia de Biología, en 
              particular los libros de texto autorizados por la 
              Secretaría de Educación Pública (SEP) para ser 
              distribuidos a los alumnos del primer año de 
              enseñanza secundaria de todo el país.
 
 Género, placer, autoerotismo, anticoncepción,
 uso del condón, entre otros temas, se 
              tocan desde el primer año de secundaria. El 
              objetivo es, según el Programa de Estudio 
              aprobado por la SEP en 2006, “que los alumnos 
              reconozcan la sexualidad humana desde 
              una perspectiva amplia que involucra cuatro 
              potencialidades: género, vínculos afectivos, 
              erotismo y reproducción”.
 
 Grupos conservadores, muchos de claro
 corte confesional, se han manifestado escandalizados 
              frente a la política educativa y han
 hecho de los libros de texto el objeto de su
 cruzada. Se trata de organizaciones con fuerte
 poder político y económico, con la suficiente
 influencia como para ser recibidos en audiencia
 por la secretaria de Educación Pública o,
 incluso, por el titular del Ejecutivo, Felipe de
 Jesús Calderón.
 
 Los libros de la discordia
 El 6 de julio pasado se publicó en el Diario
 Oficial de la Federación la lista de los libros
 de texto autorizados para las materias de
 secundaria, tanto en escuelas públicas como
 privadas.
 
 Para la materia de Biología hay ocho títulos,
 todos con un bloque específico dedicado a
 sexualidad. Hay diferencias de matiz en la forma
 en que cada uno aborda los temas, pero todos
 se ajustan al programa de estudio, como señala
 el doctor José Aguilar Gil, director de la red de
 organizaciones civiles Democracia y Sexualidad
 y miembro de uno de los Consejos Consultivos
 Interinstitucionales instalados por la SEP.
 
 Los libros autorizados para 2007 son una
 reedición de los publicados el año pasado,
 con modificaciones derivadas de recomendaciones
 de la SEP. La homosexualidad, o el sexo
 oral y anal, por ejemplo, ya no se mencionan
 en los libros de texto de 2007. “Podemos
 aventurar hipótesis: les pusieron un freno, se
 ciñeron al programa, pesó el escándalo del
 año pasado para que no se pusieran palabras
 incómodas, como ‘homosexual’”, dice Aguilar
 Gil. Apenas un par de libros contienen la palabra,
 como referencia tangencial y sin explicación
 o concepto alguno.
 
 Al criterio de las editoriales y las y los autores
 de los libros que participaron en el proceso
 de selección, el programa de la SEP es muy amplio en cuanto a los temas a abordar. De
 acuerdo con una de las autoras, la doctora Ana
 Barahona, profesora de la Facultad de Ciencias
 de la UNAM, “hubo sugerencias de tono, de
 matizar algunos temas, otras de información
 que se queda corta, de actualización de cifras,
 etcétera. Pero desde luego no se quitó lo que
 tenía que ir de acuerdo con los programas.
 Hubo algunos colegas (autores de otros de
 los libros) que me comentaron que en sus
 dictámenes les dijeron que estaban dando
 información de más, pero no fue mi caso”.
 
 Por su parte, organizaciones de derecha
 realizaron los suyos e, incluso, redacciones
 alternativas para cada uno de los libros en
 proceso de autorización, que fueron enviadas
 a las editoriales responsables de los textos
 como sugerencias que, según la organización
 denominada Copase, eran fruto de un acuerdo
 con las autoridades de la SEP. Acuerdo que
 ahora reclaman como no cumplido.
 
 Con la espada desenvainada
 El 13 de agosto pasado, varios periódicos
 nacionales publicaron un desplegado en que
 se tacha a los libros de texto de Biología
 de ofrecer “información ‘científica’ falsa” y
 de hacer “promoción sexual”, por hablar de
 autoerotismo, homosexualidad, condones y
 anticonceptivos.
 
 El texto es responsabilidad de un grupo
 denominado Coalición para la Participación
 Social en la Educación (Copase), en la que confluyen 
              organizaciones de todas las gamas de
 la derecha, desde las empresariales, como A
 Favor de lo Mejor, las muy conservadoras, añejas
 y catoliquísimas, como la Unión Nacional
 de Padres de Familia y los Caballeros de Malta,
 hasta las radicales, del estilo de la Unión
 Nacional Sinarquista, a través de su organización
 política denominada Movimiento de
 Participación Solidaria, o Courage Latino, que
 ofrece “curar” la homosexualidad.
 
 Sus críticas a los libros de texto son una
 reedición de la polémica que impulsaron en
 2006. La presión política al interior de la SEP
 y su cabildeo con gobiernos estatales como
 los encabezados por los panistas en Jalisco,
 Guanajuato y Baja California les garantizó cierto
 éxito: el bloqueo de varios de los textos en
 algunos estados y, sobre todo, el compromiso
 de las autoridades educativas de incluirlos en
 la dictaminación de los libros de texto del año
 siguiente.
 
 Al frente de la coalición se encuentra
 Vicente Segú Marcos, conspicuo vocero los
 sectores conservadores. Fue director de Red
 Familia, agrupación que encabezó la ofensiva
 contra la iniciativa de ley de derechos de las
 y los adolescentes, frenada en 2006. También
 estuvo al frente de “Denme Chance”, la campaña
 mediática (“Si no hay pena de muerte
 para el violador, porque sí para su hijo”, se
 leía en uno de sus anuncios espectaculares)
 contra la despenalización del aborto en el
 Distrito Federal. Segú ha estado muy activo
 desde Copase, cabildeando al más alto nivel
 en la SEP, la Secretaría de Gobernación y la
 Presidencia de la República.
 
 De acuerdo con su desplegado, miembros
 de Copase se han reunido con la secretaria de
 Educación, Josefina Vázquez Mota, en por lo
 menos cuatro ocasiones. Fue por instrucción
 directa de ella que se instaló una “mesa SEPCopase”, 
              que estableció “acuerdos”: proponer
 redacciones alternativas a las partes incómodas
 de los libros de Biología y derecho de veto
 para los textos que de plano consideraran
 impresentables. Para ello, se le facilitaron a
 Copase, fuera de cualquier normatividad, los
 18 libros de texto candidatos a ser autorizados
 para que realizaran sus propios “análisis”.
 
 El equipo de análisis está formado por
 cinco profesionales de distintas áreas, aunque
 sólo uno cuenta con experiencia en el área de
 educación y ninguno ha trabajado en diseño
 curricular para nivel básico. La médica Rosario
 Laris Echeverría, por ejemplo, es funcionaria
 de la delegación Miguel Hidalgo, en el DF.
 Rodrigo Guerra López es doctor en Filosofía,
 miembro de la Academia Pontificia pro Vita
 y director del Observatorio Social del Consejo
 Episcopal Latinoamericano. Marvella Villalobos
 Torres es doctora en Pedagogía, especializada
 en temas de Familia, y miembro fundador del
 Equipo Nacional de Reflexión Educativa, grupo
 muy ligado a la Arquidiócesis de México.
 La doctora Alejandra Huerta es investigadora
 del departamento de Biología Molecular del
 Instituto de Investigaciones Biomédicas de la
 UNAM, con amplio trabajo en la epidemiología
 del dengue.
 
 La doctora Huerta, en entrevista con Letra
 S, explica este incumplimiento de acuerdos:
 “La misma SEP en los programas de estudio no
 menciona que se tiene que hablar de homosexualidad, 
            lo tratamos en las mesas y quedamos 
            de acuerdo, no se iba a hablar del tema. Pero dos  
            sesiones antes del final unos libros lo metieron 
            y la SEP no hizo nada para quitarlo. Lo dejaron, 
            pese a que teníamos un acuerdo”.
 
 El pudor que es la conciencia vigilante
 Para Huerta —quien aclara de entrada no
 pertenecer a Copase, sino que fue contratada
 “para realizar un dictamen científico” de los
 contenidos— el problema central con los
 libros de texto es su “ideología”: “No es que
 digan tal o tal, sino que a lo largo del bloque
 van dejando cierta idea; no es exactamente lo
 que dicen. Hay frases muy sutiles que no es
 que digamos que están a favor de las relaciones
 homosexuales, pero hay frasecitas que sí”.
 
 En el caso del autoerotismo, Huerta les
 reprocha que no tomen una postura, lo que
 según ella refleja su “ideología naturalista”:
 “Muchos libros lo mencionan y lo recomiendan
 como una práctica saludable e inofensiva
 y que no es ni buena ni mala. No es bueno ni
 malo, por ejemplo, ir al baño, hacer la digestión,
 acciones fisiológicas del hombre. Inducir
 al niño a que estas prácticas son inofensivas
 no es recomendable, porque se forma un
 hábito que después, para la afectividad y para
 el autocontrol, si cuesta trabajo para ellos”.
 
 Y deja en claro su propia definición de masturbación:“‘una práctica solitaria que puede
 dificultar el equilibrio emocional, el autodominio
 y la estabilidad en la afectividad en una futura
 pareja’. Hay que lograr un equilibrio, porque los
 libros están con una naturalidad exagerada, que
 parece que puede hacerse (la masturbación) casi
 sin pudor, casi en público. Hay que tener respeto
 a uno mismo, a nuestro propio cuerpo”.
 
 Los dictámenes de Huerta sugerían recomendarle
 a los adolescentes “tomar en cuenta
 el respeto al propio cuerpo y pudor, que es la
 conciencia vigilante para defender la propia
 intimidad”.
 
 Con argumentos similares, Huerta critica el
 manejo de la información en torno al condón
 —“no son 100 por ciento seguros”—, los anticonceptivos 
            químicos —“las mujeres tienen
 un mayor riesgo, y está comprobadísimo, de
 tener cáncer o enfermedades cardiovasculares”—
 o la anticoncepción de emergencia
 —“es abortiva”.
 
 Las “sugerencias” de Copase no fueron atendidas
 en su mayoría, aunque sí influyeron en una
 mención mayor a la abstinencia como forma de
 prevenir infecciones de transmisión sexual.
 
 Huerta hace un balance de su cabildeo:
 “Ningún libro aceptó corrección de autoerotismo,
 de embarazo sí, de homosexualidad unos
 lo quitaron, en género, dos de ellos marcaban
 mucho la cuestión de la identidad sexual y
 ahora dicen que, efectivamente, el niño es
 niño y por lo tanto es obvio que tenga preferencia
 hacia una persona del otro sexo”.
 
 No obstante, no lograron vetar títulos.
 “Dentro de los ocho libros autorizados por la
 SEP, están los cinco que no recomendamos”,
 se lamenta Huerta. De ahí la descalificación
 al proceso completo en el desplegado de
 Copase y la exigencia a Felipe Calderón para
 que sustituya todos los libros autorizados por
 uno desarrollado por ellos mismos.
 
 Para José Aguilar es evidente la razón del
 enojo de las organizaciones de derecha. “Lo
 que quieren es que no se dé ninguna información
 y que la única opción preventiva sea
 la abstinencia hasta el matrimonio. Los libros
 de texto están basados en un programa educativo
 hecho con puntos de vista científicos.
 Como dice el artículo tercero constitucional:
 educación científica, laica e integral”.
 
 Educar no es promover
 Una de las principales objeciones conservadoras
 a abordar la sexualidad de manera abierta y
 directa en las escuelas es que incita a las y los
 adolescentes a practicar el sexo. No obstante,
 las evidencias señalan otra cosa. La investigación
 “Programas de educación en sexualidad y VIH:
 su impacto en el comportamiento sexual de
 los jóvenes alrededor del mundo” —en la que
 se evaluaron 83 estudios sobre proyectos de
 educación sexual en 28 países—, publicada en el
 número de noviembre de 2006 de la revista científica 
            Journal of Adolescent Health, arroja que los 
            programas en que se habla a los adolescentes de 
            sexualidad no adelantan la iniciación. Por el contrario, 
            en 42 por ciento de los estudios analizados 
            se reporta un retraso en el inicio de la vida sexual.
 
 Además, 48 por ciento de los estudios señalan
 un aumento significativo en el uso del condón
 y 35 por ciento informan de una reducción en el
 número de parejas sexuales.
 
 Para la investigadora de El Colegio de
 México, Fátima Juárez, especialista en salud
 sexual y reproductiva, la evidencia es clara: “A
 mayor información en educación sexual se
 protege al individuo en su salud, pues retrasa
 su entrada a la actividad sexual y cuando se
 inicia, comienza protegido. El joven necesita
 tener conocimiento. Si no recibe la información
 correcta, la va a obtener de todos
 modos, pero quizá va a ser información equivocada
 o sesgada”.
 
 Juárez señala que el aspecto que hay que
 cuidar, además de los libros de texto, es la forma
 en que se imparte el tema a los alumnos. En el
 año 2000, la investigadora realizó, junto con
 Cecilia Gayet, de la Facultad Latinoamericana de
 Ciencias Sociales, una investigación que muestra
 un desfase entre las políticas educativas en
 materia de sexualidad impulsadas por el Estado
 y la formación de los maestros —a menudo
 más conservadores— encargados de transmitir
 la información a los adolescentes. “Tenemos
 que reforzar todos los cambios curriculares
 que se hicieron entrenando directamente a los
 profesores”, considera.
 
 José Aguilar comparte la preocupación de
 que profesores o funcionarios menores en
 las secretarias de Educación de los estados
 intenten implementar algún tipo de censura,
 aunque la normatividad impide que se prohíba
 alguno de los libros. “Algún gobernador o
 secretario de educación local pudiera hacer
 algún folleto o algún otro libro con otra propuesta
 en sexualidad, pero no será sustituto
 de los libros de texto, que son inmodificables”,
 señala.
 
 Mientras tanto, los libros se han distribuido
 en todo el país, con excepción de Baja
 California, uno de los estados donde se censuró
 algunos títulos el año pasado (Letra S 122),
 aunque la SEP se ha comprometido a que no
 se permitirá la censura.
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 Los cambios en los libros
 de Biología
 
 Los libros de texto para 2007 introdujeron algunos matices al tratar la sexualidad.
 
 A continuación algunos ejemplos de los cambios, así como una de las “sugerencias” de redacción
 que propuso la organización conservadora Copase.
 
 •  Homosexualidad
 Versión 2006 del libro  Ciencias
 1. Biología, de Fedro Guillén Rodríguez:
 “Desde el momento de nacer, los humanos tenemos un sexo definido; se sabe quien 
es niña y quién niño, si nace con ovarios y vagina o con pene y testículos. Esta diferencia
 biológica en órganos sexuales entre hombres y mujeres se relaciona directamente con la 
procreación;
 de ahí que muchas personas consideran que la sexualidad debe restringirse únicamente a las relaciones entre personas de diferente sexo, que tengan como meta
 el tener hijos. Sin embargo, la sexualidad humana es un concepto mucho más amplio, 
en el cual el aspecto reproductivo es sólo una parte.”
 
 Sugerencia de Copase  
(no incluida
 en la versión publicada):
 “Desde el momento de nacer, los humanos tenemos un sexo definido; se sabe quien es niña 
y quién niño, si nace con ovarios y vagina o con pene y testículos. Esta diferencia biológica enórganos sexuales entre hombres y mujeres se relaciona tanto con la procreación, como con 
nuestro desarrollo en diversos ámbitos de nuestra vida como en las relaciones con nuestros 
padres, hermanos, amigos, en nuestro trabajo o en la escuela, así mismo nos proporcionan
 identidad y capacidad para relacionarnos sentimentalmente con personas del sexo opuesto.
 
 Versión 2007 del libro  de Guillén:
 “Desde el momento de nacer, los humanos tenemos un sexo definido; se sabe 
quien es niña y quién niño, si nace con ovarios y vagina o con pene y testículos. Esta 
diferencia biológica en órganos sexuales entre hombres y mujeres se 
relaciona directamente con la procreación. Sin embargo, la sexualidad humana  
es un concepto mucho más amplio, en el cual el aspecto reproductivo 
es sólo una parte.”
 
 • Sexo oral y anal
 Versión 2006 del libro Ciencias 1. Biología, de Ana Barahona:
 “Las ITS son aquéllas que se transmiten cuando hay contacto sexual con 
      una persona infectada ya sea por la entrada del pene en la vagina (coito), 
      contacto oral-genital o genital-anal.”
 
 Versión 2007 autorizada por la SEP del libro de Barahona:
 “Las ITS son aquéllas que se transmiten cuando hay contacto sexual
 con una persona infectada. Es importante que sepas que los agentes
 que las causan se encuentran en la sangre y en los líquidos y secreciones
 que producen las personas infectadas o enfermas: semen, fluidos vaginales
 y sangrado menstrual”.
 
 
 
 
  
 
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