Por Fernando Mino
En medio del debate sobre la educación
sexual y su descalificación por
grupos de derecha, la evidencia científica
permite centrarse en lo esencial: ¿cuáles
son los programas realmente eficaces para
proteger la salud sexual y reproductiva de
las y los jóvenes? En entrevista con Letra S,
el investigador Douglas Kirby, miembro de
la Junta directiva de la campaña estadunidense
de prevención de los embarazos en
adolescentes, quien tiene más de 22 años de
experiencia en el estudio de las conductas
sexuales de los adolescentes, habla sobre el
tema y destaca: “Muchos programas de educación
sexual pueden tener un efecto positivo
en adolescentes, al retrasar la iniciación
y también al incrementar el uso del condón.
No se trata de escoger entre abstinencia y
condones: podemos tomar los dos modelos”.
Kirby sabe de lo que habla, una de sus
investigaciones, publicada en el número de
noviembre
de la revista Journal of Adolescent
Health, evalúa 83 estudios sobre educación
sexual en 28 países, incluido México. A continuación,
parte de la charla.
¿Abstinencia o condón, cuál es la mejor
opción para los jóvenes?
Contamos con muchos estudios que demuestran
que hacer énfasis en no tener sexo es la
mejor alternativa, el mejor comportamiento,
el más seguro, sin dejar por ello de promover
el uso del condón y de los anticonceptivos
para quienes sí tienen sexo. Estos programas
no incrementan la actividad sexual y casi la
mitad llega inclusive a retrasar el inicio de la
vida sexual o a disminuir el número de parejas
sexuales o la frecuencia del sexo. También
pueden favorecer el uso del condón y de los
anticonceptivos.
¿Cuáles son los resultados de los
programas basados sólo en la abstinencia?
Hasta el momento no hay evidencia alguna de
que dichos programas restrictivos retrasen la iniciación
sexual. Tampoco han sido muy efectivos.
Ha habido sólo unos cuantos estudios de esos
programas en el mundo, la mayoría en los Estados
Unidos, y en realidad no han sido efectivos.
¿Cuál sería el modelo ideal de programa
que podría enseñarse a los jóvenes en las
escuelas?
Depende de cuáles sean los objetivos. Si los
propósitos del programa son reducir los embarazos
no deseados y las infecciones sexualmente
transmisibles, incluido el VIH, entonces
los programas deberían hacer énfasis en la abstinencia y en el uso de los condones, y en
tener una sola pareja, no encuentros casuales.
Deben hacer énfasis en no tener dos parejas al
mismo tiempo. No hablo de que esto suceda
durante la misma noche, sino de que un hombre tenga sexo con su novia y una semana
después tenga un encuentro casual, para una
semana más tarde tener sexo de nuevo con
su novia. Transitar de una pareja a otra se
vuelve algo peligroso. Los programas deben
hacer énfasis en la abstinencia, la fidelidad y el
uso del condón. Hay una fuerte evidencia de
que hablarles de condones no incrementa su
actividad sexual.
¿Qué país podría ser visto como modelo
en materia de educación sexual?
Es una pregunta difícil de contestar. Muchos
países de Europa occidental, como Francia,
Holanda, España, Italia, etcétera, muestraníndices muy bajos de embarazos adolescentes
y bastante bajos de infecciones de transmisión sexual entre la gente joven. Pero esto se debe
a muchos factores. Posiblemente se trate de los
programas educativos, pero hay también otras
causas. Sin embargo surge otro problema: lo
que funciona en un país pudiera no funcionar en otro.
Los programas que son efectivos suelen
mostrar ciertas características, como por ejemplo
un mensaje muy claro acerca del comportamiento
sexual. No dicen ‘aquí está la
información y los pros y contras para tener
sexo o usar condones, decida usted lo que es
correcto’. No dicen eso en absoluto. Lo que
ofrecen, en cambio, es un mensaje muy claro:
debe evitarse siempre el sexo sin protección.
La abstinencia es el mejor comportamiento,
sin duda, pero si uno tiene sexo siempre se
debe utilizar el condón.
¿Cómo se abordan estos temas en
programas dirigidos a adolescentes
que no han iniciado su vida sexual?
En el caso de adolescentes muy jóvenes se
hace un énfasis mayor en el tema de la abstinencia;
con adolescentes más grandes, quienes
probablemente ya tengan sexo, se sigue enfatizando la abstinencia, pero se habla más
de condones. Se elaboran así mensajes más
acordes con la edad y experiencia sexual de
cada joven y se crean actividades interactivas.
En lugar de sólo dar cátedra a los estudiantes, se les impulsa a participar en juegos, contestar
preguntas, experimentar con el juego de roles.
Por ejemplo, dos estudiantes, frente a frente,
leen cada uno una hoja de papel; el joven trata
de convencer a la muchacha para que tengan
sexo, le lee algo con ese propósito, y ella le lee
otra cosa en el sentido de no tener sexo. Habla
del sexo que no quiere tener y con ello practica
las formas de decir ‘no’, o cómo identificar las
situaciones que pudieran conducir al sexo, o
cómo evitarlas o salir de ellas.
¿Cuál es la edad indicada para empezar
a hablar de sexualidad a los jóvenes?
Posiblemente poco antes de que muchos estudiantes comiencen a tener sexo. Si empiezan
a los 15 o 16 años, les hablaría uno o dos años
antes de esa edad. Y cuando 10 o 15 por ciento
de esos estudiantes hayan empezado a tener sexo, les hablaría entonces de la abstinencia, las
fidelidad en pareja y el uso del condón.
¿Hablar de masturbación a los
adolescentes es una buena estrategia
preventiva?
En varios países algunas escuelas hablan de la masturbación, pero no conozco ningún estudio
que haya medido el impacto de la masturbación
sobre el comportamiento sexual.
Algunas personas piensan que si se habla
de masturbación en las escuelas, los jóvenes
recurrirán a esa práctica en lugar de buscar
una pareja sexual. Pero hay también gente que piensa que si se habla del tema habrá más
gente joven masturbándose y entonces habrá
más sexo. No lo sabemos.
¿Mencionar en las escuelas la
homosexualidad equivaldría a promoverla?
Yo diría que no, pero no tenemos buenas
investigaciones al respecto. Es claro, sin
embargo, que si reconocemos la diversidad
sexual o la homosexualidad, eso no hará que la gente joven se vuelva homosexual. La homosexualidad
es algo con lo que probablemente
nace alguna gente, o que se determina en una
etapa temprana de sus vidas, pero mencionarla
no tiene consecuencia alguna sobre los
jóvenes. Es una cuestión mucho más profunda
y complicada. No creo que haya problema al
enseñar sobre el tema en la escuela, excepto
políticamente, por las molestias que para algunas
personas representa.
Si de acuerdo con la tradición católica,
el sexo es un pecado, ¿mostrar el sexo
como algo malo podría contribuir a
retrasar la edad del inicio sexual?
En algunos países eso podría parecer algo
efectivo, pero también lo es que los jóvenes
vayan a casa y hablen con sus padres, y les
pregunten sobre sus valores y creencias, sobre
el sexo, los condones y la contracepción. Eso
puede ayudar a que los jóvenes entiendan
algo más de los valores de sus padres. Los
padres también podrían entender que la educación
sexual en las escuelas no va en contra
suya sino que sirve para facilitar la comunicación
con sus propios hijos.
No creo que se deba decir a los jóvenes
que el sexo es pecado. Ayuda en cambio
decirles que la abstinencia es la opción más
segura. Hay una diferencia entre sexo seguro y pecado, y si alguien en un país cree que paraél el sexo es pecado y lo acepta, eso puede
también ayudarle. Sin embargo, en México y
en otros países mucha gente joven tiene sexo
y no cree que eso sea pecado, o tienen sexo creyendo que es pecado y a pesar de ello lo
siguen teniendo.
En uno de sus estudios, en el que
evalúa investigaciones sobre educación
en sexualidad, habla sobre México,
¿qué puede decirnos al respecto?
Uno de los estudios analizados, por cierto no el
mejor, se realizó en Tijuana con varios cientos
de estudiantes y contribuyó a que retrasaran
su inicio sexual. Otro estudio, más interesante,
se llevó a cabo en Morelos en cuarenta escuelas secundarias públicas. Se dividieron al
azar tres grupos. En dos de ellos se promovía
el uso del condón y en un tercero se hablaba,
además de los condones, de la contracepción
de emergencia. La experiencia fue interesante.
Se descubrió que en general no había un incremento en el uso del condón, dado que
la mayoría de los jóvenes en México no usan
el condón con su novio o novia, o sea con su
pareja romántica, y sí tienden a usarlo con sus
encuentros casuales. Y ante la pregunta de si
utilizaban el condón con la pareja o con los
encuentros casuales, se verificó un aumento
importante en el segundo caso. Este resultado
era consistente con lo que descubrí en otros estudios en otros países.
|
Hablar de sexualidad a los adolescentes no los incita a
tener sexo. No se trata de una
opinión, sino del resultado
de múltiples investigaciones
alrededor del mundo. En esta entrevista, el investigador
estadunidense Douglas Kirby,
especialista en sexualidad
de las y los jóvenes, habla
del condón y de abstinencia,
estrategias que deben ir juntas
para ser eficaces.
|