Por Rocío Sánchez
Al hablar de prevención del VIH/sida, lo
primero que viene a la mente es la distribución
de condones, acción fundamental
para la población sexualmente activa y,
por ello, con riesgo de infectarse, pero las estrategias
para prevenir deben llegar mucho más
lejos, o más aún, ser mucho más específicas.
En general, la prevención del VIH/sida
podría definirse como el conjunto de medidas
realizadas en campos psicológicos, sociales,
políticos y culturales destinados a disminuir el
impacto de la epidemia en todos sus niveles,
tanto en las personas que viven con el virus
como en las que no. Esto implica no sólo
poner barreras físicas al virus —como hace el
condón—, sino desmantelar entornos sociales
discriminatorios para las personas con VIH o
para las personas o grupos de personas que
son más vulnerables a la infección.
Para esto, se han retomado en la teoría y
el diseño de políticas públicas los tres niveles
de prevención aplicables para cualquier
enfermedad o afección de la salud: primaria,
secundaria y terciaria.
Nivel primario: condones y educación
En el caso específico del VIH/sida, la prevención
primaria se dirige hacia las personas que son
seronegativas al VIH para procurar que se mantengan
así. Esto implica no solo estrategias concretas
como la promoción del uso del condón,
sino poner al alcance todos los elementos que
las personas necesitan para evitar infectarse.
El contexto social es básico para que un
individuo corra el menor riesgo posible de
adquirir el VIH. Así, mientras más condiciones
de vulnerabilidad tenga esa persona, estará
más expuesto. Pobreza, falta de acceso a
condones, invisibilidad, persecución, discriminación,
desigualdad de género, prejuicios que
impidan protegerse, etcétera.
Para el sexólogo Juan Luis Álvarez Gayou,
director del Instituto Mexicano de Sexología
(Imesex), una de las estrategias de prevención
primaria debe ser la educación sexual desde
la infancia, libre de estereotipos de género.
Esto porque los roles machistas o de supuesta
inferioridad de las mujeres las hacen más vulnerables
tanto a ellas como a los hombres no
heterosexuales en el ámbito de su vida sexual.
“Un ejemplo claro de esto sería una campaña
en contra de la homofobia porque sabemos
—el Programa Conjunto de las Naciones
Unidas para el VIH/sida así lo plantea— que
la homofobia es un factor de riesgo para la
infección con VIH porque los hombres que
tienen sexo con hombres, debido al estigma,
ocultan esta situación. Así, combatiendo el
estigma lograríamos que estas personas, más
abiertamente, adquirieran hábitos y costumbres
preventivos y de cuidado”, comentó en
entrevista con Letra S.
Para el ex director de Prevención y
Participación Social del Centro Nacional para la
Prevención y Control del Sida (Censida), repartir
condones no es suficiente pues actualmente
las y los jóvenes saben perfectamente cómo
usarlo, pero eso no significa que lo utilicen. “¿Y
por qué no lo usan? Porque no han sido educados
en una cultura de responsabilidad”.
Nivel secundario: cómo vivir con VIH
Se refiere al conjunto de acciones destinadas
a visualizar la problemática del VIH/sida en
las personas que viven con el virus, haciendo
conciencia de su condición serológica para
después aplicar medidas que tiendan a disminuir
las consecuencias de la infección. Esto se
logrará si se internalizan actitudes que lleven
a mejorar la calidad de vida —crear hábitos
para cuidar de la salud—, eviten la reinfección
—uso del condón— y fomenten una sexualidad
libre y responsable.
Este nivel de prevención comprende ámbitos
como la sexualidad de las personas que
viven con VIH/sida, la incorporación de componentes
psicológicos y sociales en la utilización
del condón, el cuidado contra la reinfección, la
información completa sobre el VIH, la importancia
de adherirse al tratamiento, la información
sobre enfermedades oportunistas, sobre infecciones
de transmisión sexual y sus implicaciones
para las personas que viven con VIH/sida.
“En cuanto al tratamiento anti sida, la
Secretaría de Salud ha tomado importantes
medidas, prácticamente cualquier persona con
VIH que acuda a un servicio de salud de la
Secretaría va a tener atención y medicamentos”.
En este nivel de prevención, la relación
entre médicos y usuarios del servicio de salud
es básica para una buena información y una
correcta adherencia.
Esta parte corresponde
hacerla a las autoridades de salud.
En este punto también son importantes las
condiciones sociales que rodean a la persona
que vive con VIH, pues el estigma y la discriminación
dificultan el hecho, por ejemplo,
de que la persona tome sus medicamentos a
tiempo sin importar el lugar donde se encuentre.
La discriminación laboral, en la escuela e
incluso en la familia provocan que se oculte la
condición seropositiva e involuntariamente se
descuide la salud.
La sexualidad de las personas con VIH es
un tema que requiere especial cuidado para
evitar reinfecciones o transmisión del VIH a
quienes no lo tienen.
Nivel terciario: vivir alrededor del VIH
Aunque la prevención terciaria es pocas veces
considerada como tal en el VIH/sida, pues
cruza en muchos puntos con la primaria y la
secundaria, podría definirse como la prevención
que se hace con la gente cercana a una
persona que vive con VIH, ya sean parejas o
familiares o amigos.
Este tipo de prevención conjunta, de cierta
forma, las medidas que pueden tomar tanto
las personas con VIH como su núcleo más
cercano para alcanzar una mejor calidad de
vida para todos.
Por lo menos en los dos anteriores niveles se
pueden hacer campañas y estrategias focalizadas
en los diversos grupos de población, pues los
hombres que tienen sexo con hombres, las y los
trabajadores del sexo comercial, las y los usuarios
de drogas inyectables o las mujeres embarazadas
tienen características que los hacen de
distinta manera vulnerables a la infección.
Entre los frentes de acción que es más
importante reforzar, tanto por parte de las
autoridades de salud como desde las organizaciones
no gubernamentales, están:
—Educación en sexualidad. “Como prevención
primaria, la implantación de la educación
de la sexualidad integral en todas las escuelas
sería una prevención muy efectiva; si se hiciera
de una manera adecuada, con los profesores
adecuados”, señala Álvarez Gayou.
—Combate a la homofobia. A través de
campañas entre la población general que
ayuden a tener una mirada sin prejuicio a la
normalidad de las formas diversas de ejercer
la sexualidad.
—Campañas específicas para personas
viviendo con VIH. En el nivel secundario, se
requieren campañas para personas seropositivas,
es decir, no generalizadas, con el fin
de que quienes ya se saben seropositivas
obtengan una mejor calidad de vida, cuiden
su salud y protejan a las personas con las que
ellos interactúan.
Para Álvarez Gayou también es importante
que las autoridades sigan combatiendo
información errónea como la de los llamados
negacionistas del sida, que solo complican el
resto de los esfuerzos que se hacen para prevenir
el VIH/sida.
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