Reporte Económico
La educación terciaria en México (primera de dos partes)
Dentro de la serie Revisión temática que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un estudio relativo a la Educación terciaria en México fue publicado en 2006 y es la base de este Reporte.
El sistema educativo mexicano –apunta el estudio– ha ex-perimentado una verdadera revolución al pasar de menos de un millón de estudiantes en 1950 a más de 30 millones en 2000. Este crecimiento continúa dándose en un contexto de presupuestos restringidos, un acelerado aumento de la población en edad escolar, gran diversidad lingüística, una importante migración interna y transfronteriza, y una parte considerable de la población (15% según el Banco Mundial) viviendo con menos de dos dólares al día.
La tasa de matrícula neta es actualmente de 99% en la educ-ación primaria, pero es aún de 60% en la secundaria, y los log-ros educativos entre la población adulta siguen siendo bajos si se les compara con el promedio de la OCDE: de la población entre 25 y 64 años de edad, 53% tiene en México un nivel educativo máximo de primaria o menos (el 14% promedio en la OCDE), 25% terminó la secundaria (17% en OCDE), 6% cursó educación media superior (preparatoria/técnica) (44 en OCDE) y únicamente 16% terminó educación terciaria (24% en OCDE) (Gráfico 1).
Además, la calidad de la educación, definida como el impacto del sistema sobre la capa-cidad académica, económica y social de los estudiantes, sigue siendo insatisfactoria.
La educación superior.
México tiene una larga tradición e historia de estudios superiores. Fue sede de la primera universidad de América, la Real y Pontificia Universidad de la Nueva España, fundada en 1551 y en funcionamiento hasta la década de 1860. Diversas escuelas profesionales se crearon y desarrollaron en las décadas siguientes, siendo el semillero de las nuevas universidades: Michoacán creó la suya en 1917, Sinaloa (1918) Yucatán (1922), San Luis Potosí (1923), Jalisco (1924), Nuevo León (1933), Puebla (1937), Sonora (1942) y Guanajuato (1945).
La Universidad Nacional Autónoma de México fue fundada en 1910, obtuvo su autonomía en 1929 y consolidó su carácter nacional en 1944. El Instituto Politécnico Nacional fue creado en 1938 y réplicas estatales surgieron en los años posteriores. En el sector privado, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey se fundó en 1943.
Algunos indicadores
En 1960 había 57 instituciones de educación terciaria en el país, 77 mil alumnos y 10 mil profesores; en 1999 ya eran mil 250 instituciones, 1.5 millones de alumnos y 159 mil profesores. En la segunda mitad del siglo pasado, la tasa de atención en educación superior para el grupo de edad de 19 a 23 años pasó de 1.0 a 26.2%. (Gráfico 2).
El término educación terci-aria es prácticamente equivale-nte al más usual en México de educación superior (o de nivel profesional) y se subdivide en tipo A (estudios de licenciatura, maestría, posgrado o investiga-ción con enfoque teórico-académico), y tipo B (estudios superiores con enfoque técnico-ocupacional).
En el mundo, la importancia de las instituciones públicas y subsidiadas es muy relevante. En 2003, del total de alumnos en educación terciaria A e investigación avanzada en los países de la OCDE, 77.6% estudiaban en una institución pública, 11.5% en una particular pero dependiente del gobierno y el 10.9% restante en instituciones privadas independientes; en México, 65.9% estudiaban en una institución pública y 34.1% en una privada independiente.
En la educación terciaria B (más tecnológica), en promedio los estudiantes de los países de la OCDE estudiaban: 67.5% en instituciones públicas, 19.5% en particulares dependientes del gobierno y el 13.1% en privadas independientes; en México, 95.7% de los estudiantes terciarios en 2003 estaban en instituciones públicas y únicamente el 4.3% en instituciones privadas independientes (Gráfico 1).
Por áreas de interés, en Mé-xico los estudiantes terciarios A se orientan (2002) en 41.6% hacia los estudios de ciencias sociales, negocios y leyes, a la educación (16.7%) y en tercer lugar a la ingeniería, manufacturas y construcción (16.0%) (Gráfico 3). Los estudiantes terciaros B privilegian por su parte los estudios de ingeniería, manufacturas y construcción (42.1%), seguidos de los estu-dios de ciencias sociales, nego-cios y leyes (35.2%), y ciencias (14.1%).
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