Positivo, que no se aplicara la pena de muerte a cinco desertores, dicen opositores
Condenan a cadena perpetua a dos reclutas cubanos que asesinaron a dos soldados
La Habana, 19 de septiembre. Dos efectivos del Servicio Militar fueron condenados a cadena perpetua por el intento de secuestrar un avión para salir del país la noche del 2 al 3 de mayo últimos, la toma de rehenes y el homicidio de dos uniformados, entre otros delitos, se supo hoy.
La ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional dijo que considera “positivo que no se aplicara la pena de muerte” al sargento Yoán Torres Martínez, único de los dos sentenciados de por vida que tiene 21 años, la edad mínima para ser imputado con la pena capital.
También fue condenado a prisión perpetua el sargento Leandro Cerezo Sirut. El sargento Karen de Miranda Rubio recibió una sentencia de 30 años de cárcel, el cabo Alain Forbes Lamerú, 25 años, y el civil Ridel Lescaylle Veloz, 15 años, según el fallo del Tribunal Militar Territorial Occidental, al que tuvo acceso La Jornada.
El grupo opositor indicó que también recibieron cadenas perpetuas en julio pasado tres militares que desertaron en la provincia oriental de Santiago de Cuba, en diciembre de 2006, y ultimaron a dos oficiales del Ministerio del Interior.
“Esto quiere decir que la moratoria de facto, iniciada en abril de 2003, en cuanto a la reanudación de los fusilamientos, continúa en vigor”, añadió el grupo opositor en una declaración.
La última aplicación de la pena capital fue el 11 de abril de 2003, cuando fueron fusilados tres secuestradores de una lancha.
Según el fallo, los cinco sentenciados urdieron el secuestro de un avión para viajar a Estados Unidos, pero en febrero se evadió del plan el civil Lescaylle Veloz, soltero y desempleado, de 31 años, originario de la provincia de Guantánamo.
Los cuatro militares continuaron y en la noche del 27 de abril se fugaron de su unidad, en el poblado de Managua, cercano al aeropuerto internacional.
Originarios de Camagüey (oriente), solteros, con preparatoria, de entre 19 y 21 años de edad, sin antecedentes penales, son descritos en el fallo como reclutas descuidados en su aspecto, renuentes a las órdenes, con decenas de sanciones por su “apatía”, “tibieza” y pobre desempeño en la “preparación combativa y política”.
Torres y Cerezo redujeron a dos centinelas: uno fue ultimado de dos bayonetazos en el cuello; el otro, maniatado, logró zafarse y alcanzó a dar la alarma.
Desorganizados por esos hechos, los cuatro perdieron contacto al evadirse del centro militar. De Miranda fue capturado la madrugada siguiente, deambulando en una carretera, y Forbes fue detenido por la tarde en un autobús de pasajeros.
Armados con fusiles AKM, Torres y Cerezo aguantaron el hambre, caminaron de noche y durmieron de día. En la noche del 2 de mayo, aún en la zona de Managua, asaltaron un autobús con 10 pasajeros, con el que irrumpieron en el aeropuerto.
Subieron con los rehenes a un avión, donde sólo había un técnico. Durante horas intentaron sin éxito conseguir tripulación y combustible.
En ese lapso menguaron los rehenes: una logró quedarse escondida en el autobús; otro brincó del vehículo en movimiento; uno más fue liberado al alegar que su madre acababa de morir; otro fue enviado a parlamentar con las autoridades y tres lograron saltar del avión.
Uno de los rehenes, oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, aprovechó un descuido para golpear a uno de los secuestradores, pero recibió tres tiros mortales. Cerezo resultó herido en una rodilla.
Un grupo de elite del Ministerio del Interior cercó el avión, se aproximó con gases lacrimógenos e hirió a Torres, que resistía en la cabina abriendo fuego. Todo terminó.