Usted está aquí: viernes 21 de septiembre de 2007 Espectáculos Presenta Charles Mack su blues de colores en Ruta 61

En su estilo transita del clásico, al rock, y al soul

Presenta Charles Mack su blues de colores en Ruta 61

“Hay que entender de dónde viene la música y respetarla”

Tania Molina Ramírez

Ampliar la imagen Charles Mack, durante el ensayo con integrantes de Vieja Estación, en Ruta 61, previo a su presentación en México Charles Mack, durante el ensayo con integrantes de Vieja Estación, en Ruta 61, previo a su presentación en México Foto: Agustín Aguilar Tagle

Comenzó a tocar el bajo y de pronto todo frente a él desapareció y lo único que veía eran colores que se derretían y se mezclaban entre sí. (Y no se había metido ninguna droga.)

Le ocurrió a Charles Mack hace 12 años, cuando tocó por primera vez el bajo de seis cuerdas que lo acompaña a la fecha.

Mack, de 39 años, es el hijo menor en una numerosa familia (eran nueve hermanos, ahora son ocho: seis varones, dos mujeres).

Sus padres emigraron de Carolina del Sur a Chicago, donde nacieron los últimos vástagos.

Su padre, L.C. Mack, fue guitarrista de blues. Pero, para mantener a la familia trabajó en los campos de Carolina del Sur y como albañil en Chicago.

En casa se escuchaba a Muddy Waters, BB King, Charles Mingus, Miles Davis y Thelonius Monk. Y hasta hace unos años descubrió que su madre, Willie Mae Mack, canta muy bien. Uno de los hermanos de Charles es baterista, fue quien más lo acercó a la música.

Gracias a que se metió a la banda naval y luego a la de la Guardia Nacional, desde joven, Charles Mack vivió de la música, así como un par de hermanos suyos.

A pesar de haber hecho carrera militar, está contra toda guerra: “Para mí, fue una manera de vivir de la música. Los militares están para servir y proteger, no para oprimir. Se han vuelto el brazo fuerte de los ricos. Mucha gente en ambos lados (de la guerra actual) muere. Muchas madres lloran cada día”, dijo en entrevista con La Jornada, la noche del miércoles, recién llegado de Chicago, en un descanso de su ensayo con integrantes de Vieja Estación, previo a los conciertos en Ruta 61.

El bajista cuenta las experiencias familiares en sus funk-rock-souleras composiciones. Está Katie’s alone, dedicada a su madre, y I’m a blues man, sobre su padre (cuando regresaba a casa/ agarraba su guitarra/ se sentaba en el porche/ a tocar un poco de blues).

El disco con estas piezas se llama Next generation blues, y es fruto de un camino que lo ha llevado de la música clásica al jazz, al rock, al reggae, al house, al blues.

Respecto de la nueva generación de bluseros en Chicago, dijo: “Nuestras influencias fueron el funk y el soul, combinamos ese estilo con el blues. Se trata de entender de dónde vino la música y tenerle respeto. Cada generación quiere añadir su experiencia a la tradición. Así ocurrió con Miles Davis, cuando el jazz tradicional pasó al bebop y de ahí a la fusión. Se trata de la exploración de estilos y de entrelazarlos”.

Sin embargo, lamentó que entre la población afroestadunidense en Chicago cada vez son menos bluseros, en cambio, entre los anglos crece su popularidad.

Los colores de la música

Mack es de esos artistas que fuera del escenario es tímido pero en cuanto está con su instrumento se relaja, sonríe, seguro de sí mismo. Así se veía durante el ensayo.

Antes, dijo, era aún más tímido: “Me daba miedo hablar con la gente”. De pequeño tocaba la corneta, pero en la secundaria cambió a la tuba porque se podía esconder tras ella.

También tocó el trombón, en las bandas de jazz estilo desfile.

El bajo le llegó casi por accidente, porque la banda de jazz de su secundaria necesitaba alguien que lo tocara.

Luego, descubrió los colores.

Días 21 y 22, 22:00 horas. Baja California 281, colonia Condesa. Tel. 52560667.

 
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