Usted está aquí: miércoles 26 de septiembre de 2007 Política México y Guatemala deben dejar de ser los vecinos invisibles, señala embajador

“Si la globalización no se enfrenta conjuntamente, el flujo migratorio no se podrá detener”

México y Guatemala deben dejar de ser los vecinos invisibles, señala embajador

José Antonio Román

En la búsqueda de mejorar las relaciones entre México y Guatemala, el embajador de esa nación centroamericana, Arturo Soto Aguirre, señaló que es necesario trabajar más para que ambos países abandonen el estatus de “vecinos invisibles” y se conviertan finalmente en “verdaderos socios estratégicos”.

Hasta ahora, añadió, “apenas nos hemos visto, sin entender bien a bien el enorme potencial económico que tiene toda Mesoamérica”.

En entrevista, el diplomático advirtió también que si la globalización no es enfrentada de manera conjunta por la región, en la que México y Centroamérica están obligados a buscar el desarrollo económico colectivo, lo único seguro serán los problemas sociales, donde el flujo migratorio del sur hacia el norte será prácticamente imposible de detener.

“Debemos entender que solamente el empleo y las condiciones de desarrollo de nuestras economías y pueblos nos ayudarán a dejar de ser áreas expulsoras de mano de obra”, indicó el embajador Soto Aguirre, quien en dos semanas más, con funcionarios de ambos gobiernos, participará en una comisión que supervisará los 10 pasos fronterizos que existen a lo largo de los 573 kilómetros de frontera terrestre que comparten ambas naciones –los otros 383 kilómetros de frontera son de los ríos Usumacinta y Suchiate.

Explicó que este recorrido tiene el objetivo de encontrar soluciones prácticas a los obstáculos que se presentan en las aduanas y no permitir que estos pasos se conviertan en embudos por cuestiones tan elementales como coordinar los días feriados o el horario de los servicios bancarios que se tienen en ambos lados de la frontera.

Añadió que existe la mejor intención de avanzar en el mejoramiento del servicio de las aduanas, pues aunque con la firma del Tratado de Libre Comercio muchos productos no tienen aranceles, sí se mantiene un control fitosanitario.

El embajador Soto Aguirre subrayó que la frontera sur no es un punto de conflicto, sino un lugar de oportunidades donde se deben encontrar soluciones regionales que permitan enfrentar con éxito muchos de los problemas que tiene la zona y lograr el bienestar para los habitantes de ambos países. “Y si no vemos los riesgos que significa trabajar de manera aislada, cada quien desde su propia perspectiva, en verdad estamos locos”, afirmó.

Sobre el flujo migratorio dijo que éste no se podrá detener mientras no haya desarrollo y se creen los empleos que busca nuestra población al emigrar hacia Estados Unidos. En esta tarea, consideró, el Plan Puebla-Panamá juega un papel importante, pues se centra en la construcción de infraestructura, factor indispensable para el desarrollo, el crecimiento económico y el bienestar de la población.

Lamentó que se redujeran las perspectivas originales de desarrollo en el tema energético para la región, que incluye la construcción de una refinería en Centroamérica y donde México había ofrecido 230 mil barriles diarios para abastecerla, pero bajó ese monto a sólo 80 mil, con el argumento, según expresó el presidente Felipe Calderón en abril pasado, de un declive de la producción en la región de Cantarell.

Finalmente, señaló que aunque siempre hay situaciones que mejorar en el tema de los derechos humanos a los migrantes, la labor que ha desempeñado la nueva policía fronteriza de Chiapas ha sido positiva.

 
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