Cerca el régimen militar monasterios y templos en Yangón y Mandalay; toque de queda
Tensa calma en Myanmar; los monjes budistas siguen con sus protestas callejeras
Ampliar la imagen Miembros de la junta militar que encabeza el general Than Shwe (arriba, izquierda) Foto: Reuters
Yangón, miércoles 26 de septiembre. Una tensa calma reinaba hoy en Myanmar, un día después de que la junta militar que gobierna la ex Birmania desplegó cientos de soldados y policías en las calles e impuso el toque de queda para frenar las masivas protestas que se realizan a diario desde el pasado día 17.
Este martes, por octavo día consecutivo, los monjes budistas y los habitantes de este país asiático salieron por miles a protestar en Yangón y Mandalay, las principales ciudades de Myanmar.
La marcha de ayer fue una más en la ola de manifestaciones que comenzó en agosto como protesta por el aumento en el precio de la gasolina, que se ha convertido en el mayor desafío en casi 20 años a la junta militar que gobierna la antigua Birmania.
Al cierre de esta edición, prevalecía gran tensión ante la posibilidad de que la población de volcara de nuevo a las calles.
El régimen militar birmano desplegó este miércoles a cientos de policías y militares cerca de los monasterios y templos de Rangún, para intentar impedir posibles nuevas manifestaciones encabezadas por los monjes budistas, según testigos.
El más célebre de los actores de Myanmar, Zaganar, quien dio su apoyo a las manifestaciones encabezadas por los monjes budistas contra la junta militar, fue arrestado en su domicilio la noche del martes al miércoles, anunció un conocido suyo a Afp.
Después de la marcha del martes, y tras varios días en que no se veían miembros de las fuerzas de seguridad en las calles, el gobierno dirigido por el Consejo del Estado para la Paz y el Desarrollo (CEPD) ordenó que la policía ocupe las avenidas y prohibió las reuniones de más de cinco personas.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, había anunciado que impondrá nuevas sanciones en su contra; el primer ministro británico, Gordon Brown, había llamado a una “acción internacional” para evitar la represión, y los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea habían expresado “su admiración por los valientes monjes y ciudadanos” que se manifiestan contra el CEPD.
Pero el gobierno no cedió y, al contrario, puso Yangón bajo mando militar “por los próximos 60 días”.
Además, en coches con altavoces los generales advirtieron “a los monjes y a la población que no participen en las marchas de protesta”, porque “se tomarán las medidas que dictan las leyes en vigor”.
Más allá de la presencia militar en las calles, algo cambió hoy. Hasta el domingo, los monjes habían pedido a los marchistas que no hicieran alusiones políticas, y el lunes se mantuvo la misma consigna, aunque en las protestas participaron miembros del principal partido opositor, la Liga Nacional para la Democracia (LND), a la que el CEPD no permitió asumir el poder a pesar de su triunfo en las elecciones de 1990.
Ayer, sin embargo, algunos manifestantes llevaban pancartas con el pavorreal combatiendo, el emblema de la LND. La cercanía con este partido ya había quedado patente cuando la semana pasada una parte de la marcha pasó frente a la casa de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, la lideresa de la LND que está bajo arresto domiciliario desde 2003, aunque algunas fuentes dijeron este martes que fue trasladada a la prisión de Insein.
No obstante, hasta este miércoles esa simpatía hacia la LND no había quedado patente en cánticos o pancartas.
Hay quienes tienen esperanza de que las manifestaciones lleven a un cambio pacífico en el país. Sin embargo, la politización de las protestas y las acciones de los militares hacen que la situación se parezca demasiado a la vivida hace 19 años, cuando una ola de marchas igual de pacíficas fue reprimida a sangre y fuego con saldo de al menos 3 mil muertos.