Se desata guerra mediática entre los grupos Mediapro y Prisa, que edita El País
Nace en España un nuevo diario, Público, que defiende los ideales de la izquierda
Madrid, 26 de septiembre. España tiene a partir de hoy un nuevo periódico, Público, que nace con la pretensión de convertirse en la referencia de un sector específico de la población: los jóvenes. El diario, que defiende ideales propios de la izquierda, pertenece a un grupo mediático emergente pero con sólido respaldo económico: Mediapro.
Con una tirada de 250 mil ejemplares y un precio de 50 céntimos de euro (70 centavos de dólar), la mitad de lo que valen los otros diarios españoles, Público pretende hacerle la competencia al primer rotativo de España, El País, editado por el poderoso Grupo Prisa, y captar al mismo tiempo a los lectores de los diarios gratuitos.
La irrupción en los quioscos de Público, en el contexto de lo que algunos llaman “la segunda guerra del fútbol” entre Mediapro y Prisa, supone también una profunda alteración en la línea editorial de los medios de comunicación de este último grupo (El País, Cadena Ser, Cuatro y Cinco Días, entre otros), que pasaron de la proximidad o la simpatía con el proyecto reformista del mandatario socialista José Luis Rodríguez Zapatero, a la crítica acérrima de la mayoría de las medidas anunciadas por el gobierno.
España contaba hasta hoy con cuatro diarios nacionales, que se distribuyen en todo el país: tres de derecha o de extrema derecha, como son ABC, El Mundo y La Razón, y sólo uno, El País, el más prestigioso hasta ahora, que defendía postulados de la socialdemocracia europea.
El nacimiento de Público supone un soplo de aire fresco en la prensa escrita española, no sólo porque su proyecto editorial pretende acercarse más a las preocupaciones e inquietudes reales de la población, sobre todo de los más jóvenes –la vivienda, el empleo y las reivindicaciones sociales, entre otras–, sino porque pretende imprimirle al periódico un cariz más desenfadado y alejado de la solemnidad y la gravedad de sus competidores directos.
El primer ejemplar del nuevo rotativo es una nítida declaración de intenciones: un formato dinámico y en tabloide, diseño en color innovador, gran presencia de fotos, ausencia de un editorial pero con columnas de opinión firmadas, todo en 68 páginas.
Manuel Seco, uno de sus articulistas, explica así la necesidad de un medio escrito: “Son tiempos de alineamiento... Cada periódico busca su lector natural y cada lector necesita afirmar su fe en su periódico de cabecera.
Mediapro, cuyo socio mayoritario es el productor catalán Jaume Roures, a quien muchos ya sitúan como el nuevo magnate de los medios de comunicación españoles, extendió sus tentáculos en poco años –que coincidieron con la llegada al poder del presidente José Luis Rodríguez Zapatero– en prácticamente todos los sectores audiovisuales y escritos, si bien el movimiento más arriesgado y ambicioso fue la adquisición de los derechos de emisión de algunos equipos de la primera división del futbol español.
Esta decisión empresarial fue el origen de la guerra abierta que mantienen Mediapro y el Grupo Prisa, que hasta ahora era la explotadora única de la Liga Española de Fútbol, con lo que perdió uno de sus negocios más suculentos.
Las diferencias entre ambas empresas –que coincidían en su proximidad con el gobierno socialista– se incrementaron con la muerte, en julio pasado, del fundador de Prisa, Jesús de Polanco, quien dejó su emporio mediático en manos de sus hijos, sobre todo de Ignacio Polanco Moreno, actual presidente del consorcio.
Con la “segunda guerra del fútbol” de por medio, aunado a la llegada inminente de Público, Prisa solicitó de forma explícita al gobierno de Rodríguez Zapatero que actuara para la solución de la crisis que, en su opinión, surgió por la ruptura unilateral de Mediapro del acuerdo para la explotación de los derechos de emisión de los partidos.
Ante la declaración del mandatario de que ese era un “asunto entre empresas” y que como tal se debía resolver, los principales medios de comunicación de Prisa cambiaron su línea editorial, que desde su fundación fue próxima a la socialdemocracia, al criticar los nuevos programas de fomento de la vivienda para jóvenes, así como las ayudas del Estado para cuestiones como el nacimiento de un hijo o el pago del dentista de los menores, calificándolos de “irritante electoralismo”.
Además, el considerado “diario de referencia” de este país reclamó al gobierno su intervención en la facilitación de sus negocios en América Latina.