Frente al olvido
En otras ocasiones me he referido a la muy buena idea de Antonio Crestani de convocar a dramaturgos y directores, en muchas ocasiones egresados del Centro Universitario de Teatro (CUT), a escribir obras y montarlas con los alumnos que se gradúan, con lo que los jóvenes que van a iniciar su vida profesional lo hacen con toda la prestancia y las dificultades que encontrarán en su carrera. Por una parte, es bueno que los estudiantes se enfrenten a directores distintos al cuerpo académico del Centro y, por la otra, se va enriqueciendo un acervo de dramas –que ojalá vean la publicación que se intenta– que quizás de otra manera no se hubieran escrito. Para la generación 2004-2007 se propuso que la dirigiera José Caballero, quien a su vez recurrió a Juan Tovar para que escribiera un texto basado en la invasión yanqui y la pérdida de la mitad de nuestro territorio. Como la obra de Tovar (de la que me ocuparé cuando se estrene) tardó más de lo esperado, con la investigación y las improvisaciones que se hicieron para preparar su estreno surgió el relato teatral Frente al olvido, una especie de fresco a base de monólogos acerca del tema.
Caballero escribió algunos de los monólogos y editó con añadidos y cortes textos de Francisco Martín Moreno, Abiel Abott Livermore, Guillermo Prieto e Ignacio Solares, además de la inclusión del poema de José Emilio Pacheco Traición a la patria con que culmina la escenificación, dicho por todos los actores. Aparte, y más allá del interés histórico del tema, la obra nos retrotrae a nuestra época, en México con este país dividido entre una elite entreguista y un pueblo que siempre resiste, y a otros lugares, como Irak, cuando la periodista “americana” habla de llevar libertad y democracia al lugar invadido (“…amargo espejo de la segunda conquista padecida por la nación mexicana. Conquista que no parece tener fin…” dice el autor y director en el programa de mano). En este mosaico de actitudes lo mismo vemos a la muchacha que recuerda los relatos de la abuela que a la señorita bien que dispara contra los invasores, al general López de Santa Anna en su exilio cubano que al yanqui que no entiende la razón de esta guerra, a la prostituta que celebra a los invasores que al jarocho que relata el regreso de Santa Anna a Veracruz, a la enfermera que desea aliviar el dolor ajeno que a la viuda que no entiende quién es esa señora Patria que se llevó a su marido a la leva, y a muchos otros personajes.
Con este rico material, José Caballero y Ruby Tagle elaboraron un espectáculo de gran calidad. La escenografía de Patricia Gutiérrez Arriaga es muy sencilla y efectiva y consta de un muro que, cuando se abre, muestra cruces como las que se colocan en la frontera para conmemorar la muerte de migrantes; aprovecha la escalera de fierro de La Caja Negra del CUT y coloca algunos ladrillares que se encienden y son fogatas o, apagados, son asientos. Con un vestuario todo en blanco diseñado por la misma escenógrafa e iluminadora, los actores sufren mutaciones, un cantor de ciegos se convertirá en personaje de monólogo, un zapateado veracruzano podrá ser después una danza palaciega, un muerto mexicano igual será un gringo muerto. La enfermera, con un gorro de soldado, devendrá quieto escucha del gringo arrepentido. La muerte siempre ronda entre los personajes, que componen cuadros vivos mientras otro monologa o que, como la enfermera que sube a la parrilla y juega en un columpio, o bien marchan como soldados o se mueven en coreografías que recuerdan las danzas de la muerte. Es un espectáculo bello y, por momentos, cruel y terrible con el apoyo de la música de Raúl Zambrano.
Los y las jóvenes actores y actrices tienen un comportamiento actoral muy homogéneo en cuanto se refiere a los conjuntos aunque algunos y algunas destacan en los monólogos y el tiempo les dará a cada uno su trayectoria profesional. Como es mi costumbre tratándose de actores y actrices que apenas se inician, no hago distingos en esta nota y sólo los menciono por nombre y personaje; Ayocani Guzmán es Guadalupe, Sandra Cobián Bichir es María Josefa, Mónica Álvarez es La viuda, Javier Sixtos Esteban es el General en Jefe, Víctor Navarro Jup es El jarocho, Violeta Sarmiento es La enfermera, Daniela Sánchez Reza es la periodista americana, Abraham Vallejo Arzate es El yanqui, Laura Hidalgo es la Margarita, Abel Ignacio Hernández es Martín, Salomón Santiago es Chema, Marco Antonio Pacheco es Jarauta y Luis Mora Acosta es Abelardo.