La gente recupera el poder de difundir lo inhibido, señala
Elogia Julio Hernández las nuevas tecnologías ante la censura tradicional
Guadalajara, Jal., 1º de diciembre. La cerrazón e intereses de los grandes medios de información electrónicos se topan cada vez más con la alternativa que representan las nuevas tecnologías de la comunicación, las cuales se consolidan y permiten cada vez más que la sociedad o el periodismo que tradicionalmente no podía expresarse a escala masiva pueda ahora hacerlo sin restricciones ni enredarse en litigios con la censura.
Durante el debate suscitado a partir de la mesa de análisis Medios integrados en la vida social interactiva, efectuado esta noche en el marco del Encuentro Internacional de Periodistas que se desarrolla dentro de la FIL, el periodista Julio Hernández López señaló que su espacio Astillero.tv forma parte del nuevo oleaje de expresión donde la censura no tiene cabida y cuyos únicos márgenes pueden ubicarse dentro de la labor periodística basada en la responsabilidad y la ética.
“La Jornada es uno de los pocos medios de información que es propiedad colectiva, no tiene un dueño, hay una comunidad de 160 periodistas que tienen el derecho a marcar la línea”, recordó a los asistentes, con quienes ponderó que, sin embargo, se pensó en incursionar en una forma de comunicación en claro provecho de las nuevas tecnologías para lograr la interacción con los lectores –en este caso cibernautas– y ampliar aún más el espectro para lograr el objetivo con el que nació el periódico: dar voz a los que no la pueden hacer pública ni son tomadas en cuenta por los grandes emporios de comunicación.
Dijo que en estos momentos la televisión entró en una crisis ante el hecho de que Internet ofrece mayor cantidad de contenidos y cuando se establece una ruptura entre el control tradicional normalmente al servicio de los poderes establecidos; es cuando la red y las posibilidades de video devuelven a la gente el poder de transmitir y difundir lo inhibido, censurado o manipulado en los medios tradicionales electrónicos.
“A los mexicanos nos robaron el derecho a estar confiados en que quien es presidente tiene el poder legítimo”, subrayó tras recordar el papel que jugaron precisamente los medios electrónicos durante el proceso electoral del año pasado, en el cual ante el alud de acontecimientos se hizo urgente –y así ocurrió– el nacimiento de alternativas reales como lo que entonces fue La otra tele, hoy Astillero.tv.
Rápidamente estas opciones comenzaron a rendir resultados y se logró difundir hechos como la ceremonia del Grito de Independencia del año pasado, donde no estuvo Vicente Fox, lo que poco se hubiera conocido porque las grandes televisoras se fueron tras el presidente a Dolores, Hidalgo, e ignoraron lo que sucedía en el Zócalo de la ciudad de México.
El columnista de La Jornada afirmó que la fuerza de estas alternativas de comunicación aún emergentes habrían impedido, por ejemplo, que el 2 de octubre de 1968 fuera ocultado por Televisa en aquel entonces, y habrían motivado una reacción mucho más solidaria tras “ese día triste”.
Hernández compartió mesa con el director de Esmas.com, Emilio Aliaga, y con el director de la revista Día Siete, Jorge Zepeda Patterson. Hubo un momento en que a sugerencia del público, Aliaga invitó a Hernández a negociar la entrada de Astillero.tv al portal electrónico de Televisa, a lo cual éste dijo que no tenía problema alguno de trabajar con esa empresa siempre y cuando se respetara su libertad de expresión, como sucedió durante los dos años en que participó en el programa de Víctor Trujillo, donde nunca tuvo la mínima insinuación de censura o marcaje de línea.
“La libertad de expresión está condicionada como una realidad porque forma parte del esquema de dominio de quienes tienen el control de las empresas, del poder económico y político, que desde luego buscan mantener sometida a la gente que conviene a esos intereses”, puntualizó por último Hernández, quien señaló que pese a todas las evidencias que la libertad de expresión es una buena mercancía que vende, todavía esto no ha sido entendido por los grandes empresarios de la comunicación.
Jorge Zepeda coincidió en que el nudo principal de la transmisión informativa, los dueños y empresarios, comienzan a dejar de ser un lastre con las nuevas tecnologías, a las que señaló que es preferible que en ellas se vean excesos que intentos de censura o autocensura. “Prefiero la tolerancia hacia un exceso que padecer todos los demonios que invocan los intentos de delimitación.”