La vorágine de los libros
Desde hace décadas se ha anunciado su muerte, pero muchos continúan escribiéndolo, dicen
El cuento está vivo y los cuentistas resistiremos: Pitol y Fonseca
En mesa redonda realizada en la FIL los autores comparten experiencias y reflexiones sobre el género con sus colegas Luisa Valenzuela y Ednodio Quintero
Consideran que en algunos países se ha abandonado esta expresión, pero en lengua castellana prevalece vigoroso
Guadalajara, Jal., 1º de diciembre. En distintos momentos de la historia se ha dado por muerta a la literatura de ficción, en especial el cuento, sin embargo ese género se mantiene vivo y nosotros, los cuentistas, resistiremos, coincidieron los escritores Rubem Fonseca, Sergio Pitol, Luisa Valenzuela y Ednodio Quintero, quienes participaron en la primera de las tres mesas que forman el Encuentro Internacional de Cuentistas que se realiza en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Desde hace décadas se ha anunciado la muerte del cuento, ya sea por la llegada del cine o la televisión, pero son muchos los que continúan escribiendo, dijo el escritor brasileño Rubem Fonseca, quien recordó una frase de Gabriel García Márquez: si alguien dice que la novela murió, no es la novela, es usted el que murió.
Agregó: “tal vez el número de lectores del cuento está disminuyendo, pero eso no significa que va a desaparecer. Pasa lo mismo que la poesía. Me parece que es importante la frase que dijo William Faulkner cuando recibió el Nobel: ‘Nosotros resistiremos’”.
Los cuentos, añadió, han sufrido modificaciones, aunque es cierto que muchos siguen los parámetros de Edgar Allan Poe. Hubo cambios con James Joyce, por ejemplo, y “el cuento seguirá modificándose porque no es algo estático, y los jóvenes cuentistas hacen nuevas contribuciones”.
Sergio Pitol, premio Cervantes 2005, señaló que hay quienes han abandonado el cuento, como los franceses, pero en nuestra lengua prevalece.
El escritor venezolano Ednodio Quintero subrayó que el cuento, como la novela o la poesía, “va a perdurar, quizá cambiará de forma, quizá ya no sean los cuentos perfectos que siguen las recetas de Poe o de (Horacio) Quiroga, sino con más libertad. Mientras exista la sensibilidad van a existir los cuentos y las novelas”.
El cuento, agregó, “requiere lectores jóvenes que tengan capacidad de sorprenderse. Si uno se sorprende es que está recuperando la juventud. Siento que un cuento rescata un fragmento de vida a diferencia de la novela que quiere recuperar una vida completa. Por eso se asocia tanto un cuento con la fotografía”.
Para la argentina Luisa Valenzuela “el cuento es el género más rico, es el que inicia la literatura, nos criamos con cuentos, nos cuentan cuentos desde chicos, hay maravillosas revistas literarias que recogen el cuento.
“No sé por qué los editores no quieren publicar cuentos, aunque hay algunas editoriales, como Alfaguara, que tienen volúmenes de cuento, pero generalmente las editoriales quieren que el escritor haga novelas. La culpa es también del público y de los lectores: los editores tienen que enseñar a los lectores a leer de otra manera, porque es cierto que el cuento requiere más atención por parte del lector que la novela. Se ha dicho que los cuentistas pueden ser buenos novelistas, pero los novelistas no van a ser buenos cuentistas.”
Los cuentos “son elementos para despertar la imaginación, lo que exige el cuento no solamente es estar atento al lenguaje, sino entrar en esa excitación de la imaginación. Es un cambio constante. Es cuestión de reinventar el género con cada escritura y eso es lo que lo mantiene vivo. El cuento tiene esa vitalidad máxima que nos hace vibrar con pocas palabras y formar parte de una complicidad”.
Uno de los secretos del género, dijo, es que “busca la condensación y la intensidad: el cuento que se extiende pierde muchas de sus características”.
El Encuentro Internacional de Cuentistas continuó este sábado con una mesa en la que participaron Jabbar Yassin Hussin, Annie Saumont, Eraclio Zepeda y Roberto Rubiano. La última sesión, el domingo, tendrá a los escritores Andrés Neuman, Rosa Beltrán, Marco Tulio Aguilera y Enrique Serna.