Jesusa Rodríguez encarna a la princesa Reshazada
Con Las mil y una noches..., homenaje a Juan José Gurrola
En Las mil y una noches al pastor, espectáculo músico-teatral escrito, dirigido y actuado por Jesusa Rodríguez, pueden caber, y de hecho caben, y conviven, y discuten, y pasan por aventuras y hasta se desnudan: Benito Juárez, Sor Juana Inés de la Cruz, doña Josefa Ortiz de Domínguez, Porfirio Díaz, el gran sultán Schahriar-Slim, la princesa Reshazada, un genio que pone a todos en su lugar, un harem completo y un Juan José Gurrola que resucita como “pachá” porque se resiste a estar muerto.
Caben además, con plena coherencia dramática y humor: la exploración crítica de la relación de los mexicanos con su cuerpo, las dificultades para asumir su desnudez, la defensa de la libertad sexual y de la homosexualidad, la reflexión sobre el excesivo poder económico, las conexiones de éste con la sexualidad, el cuestionamiento de la doble moral.
“Nos cubriremos los genitales para indulgencia de legionarios”, canta en vivo y al piano Liliana Felipe, autora de la música y quien además interpreta al Eunuco.
Y por supuesto cabe también la sátira política y la crítica social actualizada, pues “un círculo perverso de corrupción y violencia invade a México”, “los piojos gobiernan en los palacios” y el país está “como camioneta de narco: polarizado”.
En la puesta, estrenada el año pasado y que ha sido intervenida por la propia Jesusa para una nueva temporada en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, el general Díaz les grita a Juárez, Sor Juana y doña Josefa que todos son unos plantonistas y un peligro para México, mientras la décima musa y los demás le dicen ilegítimo, espurio, pelele, homófobo y fobaproo.
Esas y muchas otras son las posibilidades de esta “versión libre para cabaret a la mexicana”, inspirada en el clásico árabe Las mil y una noches y en la que destacan los personajes de Schahriar-Slim (Carlos Bieletto o Roberto Cabral), quien busca su identidad sexual en medio de la riqueza material, y Smugudrú (Omar Olvera), un albañil travesti.
Pero el personaje central, hilo conductor, narradora e intérprete de varios de los personajes de los cuentos que ella misma cuenta a Schahriar para no ser degollada, es la princesa Reshazada (Jesusa), autodefinida como repudiada, abortada, además de “lesbiana y militante de la resistencia civil”.
Y en un momento dado el gran sultán, vestido de mujer, llega a un harem, a cargo del “pachá” Gurrola, interpretado de manera gozosa por su hija Edwarda, quien recreó los arrebatos místicos, secretos teatrales, genialidades, provocaciones y desplantes de su padre, fallecido en junio pasado.
Aunque Juan José-Edwarda, a quien un cuervo de Poe le pica la panza, lanzó: “Los muertos son ustedes, muertos en su obediencia, aferrados a su escritorio, a su pequeño prestigio”.
De hecho, esta nueva versión de Las mil y una noches al pastor es un homenaje al actor, dramaturgo y director teatral. Pero Edwarda-Juan José escupió: “Váyanle a hacer homenaje a su puta madre”.
Al terminar la obra, el público asistió a la conclusión de la ceremonia de titulación como arquitecto de Juan José Gurrola, pues le entregaron postmortem la documentación del examen.
Las mil y una noches al pastor tendrá hoy su última función, a las 12:30 horas, en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario.