El artista presenta dos muestras de pintura y obra tridimensional en el DF
Deplora Héctor de Anda escasa asistencia de críticos a las exposiciones
Considera que los analistas deben abrir su criterio y buscar documentarse mejor
Héctor de Anda le preocupa lo que considera la escasa asistencia de los críticos de arte a las exposiciones montadas en las galerías. En la actualidad, De Anda exhibe Impermeable, de pintura y obra tridimensional, en la Galería Pecanins, Durango 186, colonia Roma, así como la instalación escultórica Bosque petrificado, que se puede ver en el Museo del Antiguo Palacio del Arzobispado, Moneda 4, Centro Histórico.
Explica: “Los artistas trabajamos durante uno o dos años para preparar una exposición, que puede ser muy significativa en ese momento para el artista, con una propuesta interesante. Sin embargo, ese esfuerzo se pierde porque los críticos en general no asisten a las exposiciones en las galerías y a muy pocos museos. Si no hay crítica, ¿cómo se va a difundir lo que el artista hace? La tarea del crítico consiste en ver lo que pasa en la plástica”.
De acuerdo con De Anda, el crítico debería de ser “más abierto, menos cerrado, menos para adentro. Siento que están viendo hacia un muro, nada más, su información es por Internet y lo que les pueda llegar a sus manos”.
–¿Esto se justifica por la gran cantidad de exposiciones que hay?
–No creo que es tanto por la proliferación de exposiciones, ojalá hubiera más. De repente me entero de que un artista expuso porque me lo encuentro y sé que su exposición fue buena porque me lo comentó alguien más, pero no porque lo haya leído en una publicación. El papel, entonces, es esnobista completamente. No funciona como tal porque entonces tendría que ser la guía, el parámetro de lo que sucede en el país.
“En la vida diaria de repente te los encuentras (a los críticos de arte), sabes que existen físicamente, pero no los ves en las exposiciones. Eso es muy triste para un país tan lleno de artistas, con tanto entusiasmo y propuestas, que no haya el apoyo por ese lado.
“Por el otro, los museos también, deben abrirse. Que también vayan a las exposiciones de las galerías, porque si no, los directores se vuelven piezas de museo: inamovibles. No se vale, tienen que salir.”
La exposición Impermeable abraza un doble discurso, es decir, “el no permitir ciertas cosas, el no traspasar, el no dejar hacer, es un poco contra lo que siempre he peleado”. Además, la idea de la impermeabilidad se materializa como una especie de capas hechas de bolsas de plástico recicladas, pintadas con acrílico, algunas con pedazos de periódicos, todas termoimpresas. De ellas cuelgan unas tiras de tela, pegadas y cosidas.
Todo en la exposición es reciclado, nada es nuevo, tanto en las obras tridimensionales como en las “pinturas”. Esas obras mixtas sobre madera retoman los tipos de imprenta, “toda la tipografía que ya está en desuso”, las palabras perdidas, los números, como fechas, datos. De esta manera “doy la connotación de viejo que me gusta y me identifica”. Además, “logro las texturas que siempre me han gustado”.
La idea de las capas parte de una instalación que De Anda hizo para el Festival Internacional Cervantino de 2006. Como protesta por la idea del muro fronterizo con Estados Unidos, el artista realizó su propia división hecha con hojas de maíz, encapsuladas en plástico, termoimpresas, y con textos que hablaban de que “somos mucho más que un muro”.
Su Bosque petrificado, en el Palacio del Arzobispado, se erige como referencia de la devastación. Pero, lo suyo, más conceptual, que formal, es un bosque de terracota desarmable. Cada árbol lleva alrededor de 150 piezas, lo que lo hace muy lúdico, porque “puedes armar la pieza como te guste”.
Esta instalación escultórica responde a una posible pérdida de memoria ante la pregunta: ¿cómo fueron los bosques? Para De Anda, la referencia sería “algo desolador, sería un bosque petrificado”. Un mural abstracto remata el conjunto: “Habla de la transición del hombre en cuanto a su transformación matérica, un punto de partida que tomé de los hindús, de la ceremonia de la cremación, toda la idea que viene del viaje. Allí, retomo una pieza que se llamó El otro viaje, precisamente, que presenté hace una década en el Centro Nacional de las Artes”.