Invocación a la virgen de Guadalupe y a una señorita del mismo nombre: Guadalupe
Hay GENTE MALA en el país, hay gente
que no teme al señor omnipotente,
ni a la beata, ni al ínclito palurdo
que da en diezmos la hermana y el maíz.
Adorable candor el de la joven
que un pintor holandés puso en el burdo
ayate de Juan Diego
El sex-appeal hará que se la roben
en plena misa y a la voz de fuego.
Tórrido amor,
amor no franciscano el que le brinda
año por año turbulenta plebe
mientras pulque y fervor
en frescos jarros de Oaxaca, bebe.
Una reminiscencia: Guadalupe
era libia y redonda, suave y linda
Otra reminiscencia:
a ella fui como el toro a la querencia,
por ella supe todo cuanto supe.
Negra su cabellera, negra, negra,
negros sus ojos,
negros como la fama de una suegra,
tan lúcidos provocan y tan propios
el guiño adusto de los telescopios.
Vestida de verde toda
iba –excepto los labios rojos
y los dientes– vestida de verde-oruga,
verde-esperanza o lechuga,
verde-moda.
El indio grave que a brazadas lega
mar cruzando, picada de aspereza,
a su santuario;
y a la mujer infame que navega
con virtuosa bandera de corsario...
Ojos dieran, los ojos de la cara
sólo porque a la vuelta de una esquina
la pequeña sonrisa que ilumina
de la luz ultraterrestre su cabeza,
les bañara...
La flapper y el atleta
piernas dieran –milagros de oro y plata–
si la clara
ternura de esta Virgen les bañara
al llegar a la cama o a la meta.
Manos de oro colgara
manos, el acreedor hipotecario
colgara, y el ladrón y el funcionario
si sus ojos veteados de escarlata
esta risa una iluminara.
Amapolas
que en un suspiro se deshojan solas;
testimonios fehacientes de mi fe;
rosas inmarcesibles... por un día
opio de teponaxtle y chirimía.
Anhelantes de sed y de impotencia
En turbias fuentes beberemos ciencia...
¿para qué...?
Si el caramelo que mi boca chupe
Será siempre tu nombre: Guadalupe...
Poema del autor incluido en el libro Arca de Guadalupe, libro ilustrado por Carmen Parra y publicado por Editorial Jus