En seminario destacan la necesidad de tomar medidas para beneficiar a los productores
Falta verificación del tequila que se vende en EU, señalan expertos
Investigadores y empresarios, reunidos en Jalisco, analizan la situación de la bebida desde el punto de vista legal, ambiental y cultural
Peter Guerritsen plantea la ausencia de un manejo sustentable del agave
La cada vez mayor dependencia a los intermediarios, otro problema
Guadalajara, Jal. Más allá de que está de moda, que es un destilado del agave y que está asociado a ese ambiguo concepto de ser mexicano, poco se sabe del tequila. Pero el desconocimiento no sólo impera entre quienes son simplemente sus consumidores, sino que también hay escasa comunicación entre investigadores, académicos, productores, empresarios e instancias gubernamentales conectadas con la emblemática bebida.
Con esto en mente, el Departamento de Ecología y Recursos Naturales-IMECBIO, del Centro Universitario de la Costa Sur, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), y la asociación civil Signo Tequila, convocaron al primer Seminario Internacional de Tequila, con el propósito de abordar desde distintos puntos de vista el tequila: legal, comercial, ambiental y cultural.
El pasado sábado, el acto se llevó a cabo en la capital de la cuna del tequila, Jalisco, con la asistencia de unos 70 participantes de distintos sectores involucrados con la bebida, sobre todo académicos.
El día resultó enriquecedor porque muchos de los ahí reunidos no se conocían. Además, así como estaba propuesto, se abarcó el tema desde varios puntos de vista, fue algo así como un mosaico. Sin embargo, esto mismo fue su debilidad, ya que varios participantes opinaron que les hubiera gustado poder profundizar más en ciertos aspectos.
Nuevos caminos
Más allá de esto, la reunión sirvió para dar un panorama general y abrir caminos que quienes estuvieron presentes podrán seguir explorando, como es el caso del espinoso tema de la denominación de origen y de la vigilancia, por parte de las autoridades mexicanas, de lo que se vende en el extranjero con el nombre de tequila. Un asistente, por ejemplo, cuestionó a María Bertha Becerra, del Consejo Regulador del Tequila, respecto a la falta de verificación, por parte de las autoridades mexicanas, de lo que se comercializa en Estados Unidos.
Hay cerca de 200 agaves en el mundo, explicó Eduardo Quintana, de Conabio, y 150 son endémicas de México.
En términos generales, se planteó que el tequila se encuentra en un momento importante, en el cual se debe hacer algo para contrarrestar que las mayores ganancias vayan a los tequileros y que en cambio, los productores sean los menos beneficiados.
Por otro lado, Peter Gerritsen, investigador que conoce profundamente el caso en la Costa Sur de Jalisco, planteó que no se está haciendo un manejo sustentable del agave. Dijo que uno de los asuntos clave es encontrar la manera de que los productores combinen productividad con sustentabilidad.
Y es que, como ejemplificó con la Costa Sur, la producción agavera es algo nuevo, de dos ciclos para acá. Los campesinos remplazaron el maíz por agave azul en la región. Vieron que les fue bien en el primer ciclo, que comenzó cerca del 2000, y un mayor número de ellos se cambió a cultivar agave azul.
En el primer ciclo, mucho del cultivo se realizó bajo contrato, para las tequileras.
Luego, los productores comenzaron a depender del agave, dejaron de diversificar los cultivos, lo cual resultó contraproducente. El precio bajó y actualmente es menor que el costo de producción.
Ahora, puntualizó, “se observa una disminución en la diversidad de los agaves”, una “pérdida de conocimiento de otros cultivos”, “aumento de conflictos sobre la tierra” y una “mayor dependencia de intermediarios”.
En estos momentos, la mayoría de los productores “están desesperados porque no tienen dónde vender. Por eso han abierto sus propias destilerías”.
En el seminario había algunos productores, como José Lara, uno de los 50 socios de una empresa, que utiliza su propio agave y también el de otros 100 avecindados (de Tototlán), a quienes, aseguró Lara, les pagan entre 1.30 y 1.70 el kilo de agave, a diferencia de los grandes como Sauza, que pagan como a 35 centavos el kilo. Este grupo de productores aspira a hacer un tequila orgánico.
Al seminario no sólo llegaron asistentes de nuestro país. También estaban el empresario David Suro, que elabora un tequila orgánico, Siembra Azul, por medio del cual busca defender la tradición y la cultura de la bebida a nivel internacional, y beneficiar al pequeño productor. Por otro lado, se encontraba Junior Merino, reconocido mixólogo poblano que radica en Nueva York, así como la investigadora mexicana Verónica Herrera, quien actualmente realiza un doctorado en la Universidad de París (Sorbona Nueva) sobre las denominaciones de origen y la migración en la zona tequilera de Jalisco.