Niños
Travesía en el Antiguo Colegio de San Ildefonso
Entrar al antiguo Colegio de San Ildefonso, sentir su historia, el ambiente artístico de su arquitectura, experimentar la calidez cultural del recinto y transpirar la sensibilidad mexicana es penetrar en la esencia de otro mundo, donde la cotidianidad desaparece y nos lleva a sublimarla, todo, mientras se disfrutan los murales de Diego Rivera, Fermín Revueltas, José Clemente Orozco, Juan Charlot y Fernando Leal.
Después, queda recorrer los salones de la exposición de René Burri. Un mundo que por primera vez se exhibe en México. Una retrospectiva de la importante trayectoria que en 50 años de trabajo ha desarrollado como fotógrafo, con una curaduría de fantasía que nos lleva por los caminos de la historia contemporánea.
La primera sala nos ubica en los comienzos de la carrera de Burri, con algo que llaman La formación de una mirada. Otra área tiene por nombre En compañía de los artistas; ahí es donde empezamos a ver fotografías de escritores, músicos, actores, pintores y arquitectos. Sobresalen las imágenes de Le Corbusier y Picasso, del mexicano Luis Barragán, de Giacometti, de Kokoschka y de muchos más, que nos dan una idea de los mundos donde viven.
En la cuarta sala, Territorios de guerra, encontramos que desde la crisis de Suez hasta la plaza de Tienanmen, Burri ha estado en casi todos los conflictos que reflejan las contradicciones del hombre, para percibir que no hay muerte en sus imágenes, ni siquiera heridos, lo que hizo que a sus fotos se le llamaran photos-shocks, ya que son imágenes que esconden más de lo que revelan. Las fotos de Burri tienen un código más sutil, porque cuando fotografía la guerra, dibuja el apocalipsis y su irreal cadena de augurios. En las otras cinco salas vemos a un artista que capta cine, que posee la capacidad de adentrarse en la idea de que la fotografía es un medio de expresión insustituible.
Por último descubrimos este mundo y nos lleva con él a viajar por todos los continentes, vistos con una gran riqueza de imágenes, ya que la fotografía le ha permitido conocer el orbe y hacer un inventario de sus travesías.
Otra de las grandes exposiciones que nos ofrece este antiguo recinto es la octava Bienal Monerrey Femsa, en la que participan 59 creadores con 67 obras, entre pinturas, esculturas, fotografías, videos e instalaciones.
Esta muestra es un agasajo para todos los sentidos; las obras nos llevan a mundos creados por verdaderos artistas para goce y disfrute de toda la familia. En realidad hay algunos cuadros que los niños harán suyos, y esculturas que los transportarán a soñar despiertos. Terminar un recorrido de un museo como el que nos regala San Ildefonso es de primera y se agradece, pero, aún ¡falta otra exposición!, porque después de estar en contacto con el mundo y su historia, de la mano de René Burri, y con algo del mejor arte joven de México, con la bienal de Femsa, los pasillos nos llevan a una exposición que nos conecta con un pedazo del pasado arquitectónico del México colonial, con la mirada de dos gigantes de la lente documental del siglo XIX, con 119 imágenes que integran una excepcional muestra del arte de Guillermo Kahlo y Henry Greenwood Peabody, dos miradas a la arquitectura monumental. Al entrar se ve un ambiente de grandeza; vemos cómo se compara el trabajo de estos artistas. Después nos sumergimos en el trabajo encargado a Guillermo Kahlo (padre de Frida), en un afán de revalorar una época olvidada por el porfirismo afrancesado; el trabajo de Peabody se expone por primera vez.
Los niños y sus padres podrá participar en actividades lúdicas, como pasatiempos fotográficos, que entre juego y juego permitirán a los participantes descubrir más allá de las imágenes de Kahlo y Peabody, para pasar un día de agasajo y divertirse como “enanos”.
Horarios de visita de las exposiciones: martes a domingo, de 10 a 17 horas. Los martes la entrada es libre. Admisión 45 pesos. Descuentos a estudiantes y maestros: 22 pesos 50. La entrada es libre para menores de 12 años y personas de la tercera edad.