La pareja cumple un sueño que nació hace 20 años, cuando salieron de España
Presentan Anabel Ochoa y Josu Iturbe sus primeros trabajos novelísticos
En El conversador, la sexóloga cuenta la historia de un hombre que se alquila para platicar
Iturbe escribió El cadáver crítico, trabajo político que se aplica a cualquier país
Con el sueño de pensar y escribir en su idioma, los españoles Anabel Ochoa y Josu Iturbe llegaron hace 20 años a México porque tenían el deseo de ser escritores. Ella dejó de ser la yupi y colgó su bata blanca; él escapó del servicio militar porque no quería tomar las armas y se convirtió prácticamente en un desertor de la patria.
Después de una larga espera de dos décadas, de pasar muchos delirios y dolores, Ochoa e Iturbe cumplieron este miércoles su proyecto de vida: presentar juntos sus novelas El conversador y El cadáver crítico, en un ambiente íntimo y rodeados de amigos en el Teatro Bar El Vicio.
La sexóloga, sicoanalista lacaniana y autora de El conversador, expresó: “estoy emocionada, este es un acto extraordinario porque todos los que están esta noche son cercanos y algunos extremadamente íntimos. Para nosotros no sólo se trata de dos novelas, sino de un proyecto de vida.”
Rememoró sus aventuras en la India, Nepal, África y Bali; se refirió a la migración intelectual y porqué decidieron quedarse en México.
“Esta es una historia de amor que comienza cuando descubrimos que dentro de todo proyecto vital, además de tener identidad y ganar dinero, el amor es lo más importante, así que huimos. Sí, tuvimos un año sabático, es verdad, pero también escapamos y cortamos con toda referencia, con la patria.
“A pesar de que hemos viajado a muchos lugares y siembre íbamos con boleto de ida y vuelta, por primera vez llegamos a México sólo con boleto de ida. Aquí nos reinventamos y nos dimos cuenta de que era la ciudad más grande del mundo, y decidimos que el amor era lo primero en nuestra vida”.
Explicó que a su llegada era la señora de Iturbe y cuando iba a los periódicos a solicitar trabajo, le decían “no queremos cochinólogas que digan esas barbaridades; aquí no somos perversos como en Europa”.
Cansada de dar consejos sobre penes, vaginas y condones, Anabel Ochoa decidió realizar su fantasía: escribir El conversador, donde cuenta la historia de un hombre solitario, Rubén, que para romper la monotonía de su vida, publica un anuncio en el periódico en el que ofrece servicios profesionales como conversador, sobre cualquier tema, las 24 horas de todos los días del año.
En su intervención, Diana Lein, hija de los autores, comentó: “vengo como testigo y cómplice en la gesta de estas dos novelas que hoy se presentan. Hace casi 20 años emprendí con este par de locos la travesía desde la vieja Europa a esta tierra llena de promesas; ellos venían con un sueño, convertirse en escritores: en el parto de ese deseo y en la consistencia de una férrea ideología y un presente subreal, justo ahí, fueron creadas estas historias”.
Durante la presentación que organizó la editorial SUMA de Letras, del grupo Santillana, la actriz Diana Bracho, dio lectura al prólogo que escribió Josu Iturbe para la novela de Ochoa: “Anabel es muy conocida como autora de libros de divulgación acerca de los más diversos temas de la sexualidad humana, sin embargo, se sabe menos de su faceta meramente literaria, cuando su escritura y afán didáctico es sustituido por la irreverencia y las intenciones se vuelven introspectivas”.
Anabel Ochoa, a su vez, escribió que la novela de Iturbe “es absolutamente política, que no habla de un país, sino de todos, y de la historia reciente de la humanidad.
“Es una crítica mordaz y realista de los grandes imperios de la comunicación, que a través de las pantallas domésticas, gobiernan no sólo el ocio, sino hasta el pensamiento”.