No se trata de mí; “soy su hijo”, expresó el músico ante 35 mil espectadores en el Foro Sol

Expresiones fresas y pesadas en el regreso de Billy Joel a México

Piano man, de las canciones más solicitadas durante el concierto del estadunidense

El espectáculo dejó que desear de la producción, sin juegos de luces ni pantallas grandes

Los seguidores del creador de My life, melómanos de la vieja guardia y jóvenes

Arturo Cruz Bárcenas

“¡Soy fresa y qué!”, gritó un hombre como de 40 años, que coreó las 24 canciones que interpretó el estadunidense Billy Joel, el pasado miércoles, en su concierto de rencuentro con el público mexicano, en el Foro Sol, adonde llegaron cerca de 35 mil espectadores.

Ser fresa era lo que menos importaba. “Hola México City, ¿cómo están? Feliz día de la Guadalupe”, dijo en alusión a la festividad religiosa de la Virgen del Tepeyac.

Pasaron 16 años para que el hombre del piano regresara a estas tierras, y su talento se hizo patente una vez más. Comenzó puntual, a las 20:30 horas.

Los acordes de Angry young man, la precisa My life, la interior Honesty, hasta Arlen Town e Innocent man fueron la primera parte de una tocada que subiría de tono. “No soy Billy Joel; soy el hijo de Billy Joel”, dijo en alusión a la inefable acción del paso del tiempo. Desapareció su otrora cabellera rizada y ahora luce con poco pelo y cano.

Todo denotaba una noche calma, sin agitaciones. El tecladista sumergía a la concurrencia en unas melodías tranquilas y la respuesta era de unos cuantos aplausos. Así parecía. Pero el dato consabido de una gran canción generó una emotiva respuesta colectiva: Just the way you are.

El tema le llegó a los mexicanos, quienes han interpretado esa canción miles de veces siguiendo a José José, antes a Barry White (y ahora a Diana Krall). Ante esa composición, redonda en su factura, de un amor que implica aceptación del otro, la atmósfera fue de miel.

Noche melosa

Los enamorados hallaron un motivo para tomarse de las manos y darse un beso.

Suspiros, ojos de borrego: el hormonazo a flor de piel. Te quiero tal como eres. Al frente, en la zona VIP, unas chavitas muy guapas practicaban su inglés. Más miel con New York State of Mind y con Root Beer Rag.

Hasta un levantón con Movin’ out. La mecha se prendió con Uptown girl, cuya melodía machacona hizo traer a la memoria los ya viejos videos del músico. En el recuerdo, la muchacha bella, una dama con zapatos de tacón que es conquistada por un mecánico.

Billy Joel dejaba lo fresa a un lado y metía a la gente en sus historias del Rey León, con River of dreams.

Joel tomó la guitarra y anunció que uno de sus músicos cantaría Fire, la emblemática de AC/DC. Fue la prendidez plena y la euforia, la alegría. A nadie le cae mal un poco de rock pesado.

Los clásicos

Ya todo fue grande: Still rock and roll to me, You may be right y Only the good die young. Hizo la finta de que se iba. Los aplausos y los gritos lo hicieron regresar para cerrar con su joya clásica: Piano man.

Con esa rola, los asistentes al Foro Sol se convirtieron en ese momento en una sola garganta. Piano man es la única canción donde Billy toca la armónica.

En la frase final, alzó el micrófono y dejó que el público acabara la canción y el concierto. Fue una noche de fresés con canciones bien hechas. La producción dejó mucho que desear, pues no se desplegaron ni grandes juegos de luces ni grandes pantallas. Las imágenes proyectaban un pequeño grupo de músicos.

Por lo que se vio y escuchó, Billy Joel ha refrendado el gusto por su música en México, con sus contemporáneos y nuevos seguidores.