Usted está aquí: domingo 16 de diciembre de 2007 Política Jaloneo en el IFE para ocupar unas semanas la silla de Ugalde

Partido en dos el instituto, la búsqueda de “reglas de convivencia” atora la sucesión

Jaloneo en el IFE para ocupar unas semanas la silla de Ugalde

El manejo del dinero y la capacidad para designar o remover funcionarios, focos del debate

Andrés Albo, del bloque institucional, se perfila como aspirante; Virgilio Andrade, posible rival

Alonso Urrutia

Ampliar la imagen Divididos, pero sonrientes, los consejeros del IFE, al término de la reunión que sostuvieron ayer a puerta cerrada, para discutir quién ocupará el lugar de Luis Carlos Ugalde Divididos, pero sonrientes, los consejeros del IFE, al término de la reunión que sostuvieron ayer a puerta cerrada, para discutir quién ocupará el lugar de Luis Carlos Ugalde Foto: Yazmín Ortega Cortés

La puja por suceder de manera provisional a Luis Carlos Ugalde en la presidencia del Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) se prolongó todo el sábado, en búsqueda de un acuerdo para fijar “reglas de convivencia” que, en los hechos, implican acotar el margen de maniobra de quien sería el nuevo titular del organismo.

Será este domingo cuando comience a discutirse formalmente sobre quiénes aspiran a ocupar el cargo de Ugalde.

La imposibilidad de designar o remover funcionarios, la obligación de no asumir una presidencia “patrimonialista” y la consigna de buscar consenso en las decisiones son las bases del acuerdo.

Punto central que consumió las discusiones de ayer fue la definición de cómo enfrentar la agenda inmediata del IFE, en la cual sobresalen el recorte presupuestal y lo relativo a los acatamientos de sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, además de las tareas que se deriven de la publicación de las reformas al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales.

Éste fue uno de los puntos medulares de la discusión, toda vez que, según las nuevas reglas, el consejero presidente será quien proponga la integración de nuevas comisiones y asumirá la responsabilidad del quehacer de la nueva Unidad de Fiscalización, con lo cual ejercerá un mayor poder en el gobierno del instituto.

Por ello se hizo énfasis en que los presidentes de las actuales comisiones deberían mantenerse en sus cargos y se sortearía la nueva conformación de las mismas con tres miembros cada una.

Todo un día dedicado a fijar el deber ser del nuevo consejero presidente para no ahondar la división y ofrecerse mutuas garantías entre ambos grupos. Todo un día dedicado a construir un acuerdo elemental para preservar la “convivencia” entre ambos bandos pues, como definió el consejero Marco Antonio Gómez Alcántar, “quién va a querer presidir una cena de negros”.

Oficialmente nadie habló del nombre del sucesor, pero quien se perfilaba como uno de los candidatos era el presidente de la Comisión de Fiscalización, Andrés Albo, miembro del bloque cercano a Ugalde.

En el otro bloque, anoche se iban a reunir para convencer a Virgilio Andrade de postularse para la presidencia y llegar este mediodía, cuando se reanude la negociación, con una carta que resulte “aceptable” para el grupo opositor.

Albo es también el hombre por quien el PAN estaría impulsando la idea de que el carácter provisional del encargo podría no ser de tan sólo mes y medio, sino prolongarse hasta que el perredismo resuelva su sucesión presidencial.

Para el efecto, desde la mañana del viernes, antes de que públicamente se conociera la renuncia de Ugalde, Juan Molinar –hombre muy cercano al consejero Arturo Sánchez–, director del Instituto Mexicano del Seguro Social y ex representante de Felipe Calderón en la negociación de los debates durante la campaña presidencial, hacía llamadas a algunos consejeros.

Según fuentes de las oficinas de la representación del PAN ante el IFE, también se realizaron algunos contactos buscando orientar la sucesión de Ugalde en favor de Albo.

El propio Sánchez habría efectuado algunas reuniones con los consejeros del bloque opositor para buscar la anuencia en favor de Albo, a cambio de “garantías” en el manejo de la presidencia del Consejo General.

Durante una comida efectuada entre Sánchez y el consejero Rodrigo Morales, éste habría planteado que antes de discutir el nombre del sucesor de Ugalde habría que fijar las reglas sobre como operaría el nuevo titular del IFE.

Sánchez sondeó la posibilidad de que se aceptara a Albo, considerándolo como el hombre que podría generar consenso. El recelo entre ambos grupos obligaba a pactar primero una presidencia muy acotada, antes de proceder a discutir el nombre.

Tan acotada la quieren, que se discutía incluso que el nuevo presidente del Consejo General no cambiara de oficinas y ocupara las que hasta el viernes eran de Ugalde, y que tampoco se ejerciera a discreción el elevado presupuesto asignado a la oficina del titular del IFE.

En principio, durante las pláticas supuestamente se habrían aceptado gran parte de estas condiciones en aras de favorecer la elección de una presidencia si no por consenso, sí con una importante mayoría.

Aunque en términos generales se conoció que las reuniones de este sábado se mantuvieron dentro de los márgenes de la cordialidad y se dejó, al menos ayer, el encono entre ambos grupos para procesar institucionalmente el relevo, esto no inhibió reclamos iniciales por la forma en que renunció Ugalde, pactada sólo con su grupo cercano.

En esa reunión del jueves sus allegados le habrían planteado la “inevitabilidad” de la renuncia e incluso dos de sus más incondicionales consejeras, Teresa González Luna y Alejandra Latapí, habrían planteado la posibilidad de irse con él, lo cual finalmente no ocurrió.

Tras la renuncia de Ugalde se realizaron algunos acercamientos entre ambos grupos para sondear los términos del relevo y alcanzar un acuerdo. Sobre esa base se inició este sábado la reunión.

Durante un receso, Albo sostuvo que existía “un ánimo de absoluta responsabilidad, de absoluta preocupación por los temas del instituto. Noto un ánimo de disposición en mis compañeros para llegar a acuerdos y a tomar la agenda del instituto con el debido cuidado, sin impedir, sino más bien favorecer, la marcha de los temas electorales”.

–¿No está fácil la situación?

–Vamos a llegar a tiempo y con cuidado.

–Antes de irse, ¿Ugalde les hizo alguna sugerencia de quién podría quedar al frente del instituto?

–No, fue absolutamente respetuoso.

Formalmente Ugalde se mantiene como consejero presidente, pues su renuncia se hace efectiva hasta que los ocho consejeros elijan a su sucesor.

Entre los consejeros del otro bloque, incluso Marco Antonio Gómez Alcántar –cuyas diferencias con Albo son acentuadas– habló de la posibilidad de que se elija al nuevo titular del IFE de “manera consensuada”.

 
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