Tenías razón, don Carlos Marx
Los datos de una crisis típica del capitalismo aparecen ahora, con mayores detalles en la prensa diaria. Claro está que se refieren a los apuros de la economía estadunidense. Los problemas derivados de la decadencia del dólar, no atenuados por la política de guerra que ha seguido el señorito Bush, constituyen hoy en día las noticias relevantes.
No hay que olvidar que esto viene de atrás, de cuando se inventó en Estados Unidos que en Irak existían armas de destrucción masiva, lo que justificaría la intervención armada de su ejército para localizar y destruir esas armas que supuestamente ponían en peligro la paz mundial.
Varios años de guerra han comprobado que el gobierno de Bush mintió para justificar el enorme gasto, en recursos y en soldados, que ha supuesto la aventura iraquí. Los resultados no han podido ser más negativos. Han permitido llegar a la conclusión de que lo único que ha logrado el gobierno estadunidense es despertar en el interior de su país una animadversión cada vez más notable y en beneficio de un triunfo más que previsible del Partido Demócrata. Pero, además, no han evitado el desastre de su economía.
Siguiendo por la misma línea de conducta, se viene preparando la guerra en contra de Irán, país al que se acusa de todo lo imaginable. De nuevo resultará la falta de confirmación de las acusaciones si, como es previsible, Estados Unidos se lanza a otro conflicto.
No hay que olvidar, por otra parte, que detrás de la invasión de Irak se encuentra el más que explicable motivo de la explotación de su petróleo. No suele la prensa dar noticia del desarrollo de esa actividad de Estados Unidos en Irak, pero todo hace suponer que el beneficio petrolero tiene que haber sido considerable. Con Irán los objetivos serían muy semejantes.
En el orden interno dentro del Partido Republicano el abandono de muy importantes funcionarios ha sido notable. No es frecuente que suceda y en este caso es evidente que las bajas han sido motivadas por el deseo de no compartir la absoluta decadencia del Partido Republicano en manos de un personaje tan ineficaz como es el señor Bush. Su último amarre ha sido, por ahora, la famosa Condoleezza Rice, con un desempeño notable en la cartera de Relaciones Exteriores, pero que también podría, en breve plazo, mandar al presidente con viento fresco para rescatar un poco su propio valor.
Esta crisis capitalista encuentra, sin embargo, un marco de comparación que la hace más notable. El euro asume ya un protagonismo por encima del dólar que hace pensar que una economía inteligente como la europea, armada sobre un difícil consenso inicial, mantiene el crecimiento que, además, se apoya en la inmigración de africanos que encuentran empleo y para ello se juegan la vida en sus viajes, pero alimentan las zonas más sacrificadas del trabajo en beneficio de los nacionales. España, país que ha sido a lo largo de la historia notable exportador de españoles, tanto por razones económicas como políticas, es hoy receptor, me parece que entusiasta, de una mano de obra que ocupa los lugares incómodos. Y sin duda ello se acompaña de un desarrollo económico notable. Aunque se juegue a una democracia difícil en la que la sombra del fascismo: Rajoy y su Partido Popular, no deja de estar presente.
Pero en el mundo hay otras economías en desarrollo. Notable el que se produce en la República Popular China, generosa exportadora de productos de muy buen precio y en la India. La antigua Unión Soviética ha rencontrado su desarrollo económico y todo parece indicar que viene acompañado de expresiones democráticas cada vez más notables.
A nosotros nos tocarán, nos tocan ya, las consecuencias de la crisis estadunidense. Las noticias acerca de un problema financiero del Grupo Slim no resultan gratas. Habrá que volver a la idea de que nuestra economía se vincule más a Europa sin olvidar el mercado iberoamericano.
Entre tanto tendremos que sobrevivir a la contradicción inminente: la emigración masiva a Estados Unidos y su rechazo cada vez más brutal por parte de los estadunidenses, que empiezan a darse cuenta de que deben mantener sus puestos de trabajo, al precio que sea. Muros por delante, por supuesto.