Balance de la Jornada
Fin de ciclo en el Toluca
Los Diablos Rojos del Toluca cerraron una etapa dorada en la cual fue figura estelar Rafael Lebrija, quien llegó al club mexiquense invitado por Nemesio Diez (qepd) y muy pronto demostró su buen ojo a la hora de contratar técnicos y jugadores.
Bajo su gestión, que duró 11 años y medio, Toluca salió del anonimato para posicionarse como el tercer equipo más ganador, sólo detrás de Chivas (11 títulos) y del América (10), al pasar de 3 a 8 estrellas en su escudo. Diablos está empatado con Cruz Azul, que también acumula 8 cetros.
Nemesio Diez tomó al equipo en 1958, pero con Lebrija el club resurgió, sus bonos subieron como la espuma y en el palco de honor era costumbre ver al grupo Atlacomulco, encabezado por su líder, Carlos Hank González; en resumen, ahí estaban los más relevantes empresarios y políticos mexiquenses. Algo digno de que los fotógrafos repartieran flashazos entre tribuna y cancha.
En el campo de La Bombonera resultaron épicos los títulos logrados con Enrique Meza, con un futbol ofensivo que no volvió a disfrutarse más, pese a los nuevos cetros obtenidos por Alberto Jorge y Américo Gallego. Fue de embeleso el entendimiento entre José Cardozo, Fabián Estay, Vicente Sánchez y compañía, con un brillo que no volvieron a lograr otros como Salvador Carmona o José Manuel Abundis.
A Valentín Diez Morodo, heredero del equipo, no le pareció justo que mientras otros dueños, como Jorge Vergara y Jesús Martínez, disfrutan de gran protagonismo, él yace a la sombra, afirma una versión. Otra asegura que el distanciamiento de Lebrija se debió a que éste se adjudicaba una comisión en las compra-venta de jugadores, algo que en realidad es moneda común entre directivos.
Lo cierto es que el equipo nacido en 1917, y que representa a la entidad más poblada del país, entra en una nueva etapa con un cuadro de jugadores veteranos, donde urge ver la mano de José Pekerman en cuanto a fuerzas básicas, pues aunque la mezcla con jóvenes es buena, no se avizora alguien de la calidad de un Pablo Barrera o Guillermo Ochoa.
El fracaso de los Tuzos se redondeó en el Mundial de Clubes, en Japón, pero el equipo hidalguense no deja de ocupar la cima del ejemplo a seguir, pues su filial, Indios de Ciudad Juárez, dio la cara y se alzó con el título de la Primera A con categórico 7-0 sobre Sinaloa, y ya tiene medio boleto rumbo al ascenso. En la segunda división también se coronó el equipo Pachuca Juniors.
México se está convirtiendo en exportador de defensas; ahora Héctor Moreno hace maletas hacia Holanda. Se trata de otro ex monarca Sub-17, y también se habla de Jonny Magallón. Sin duda es consecuencia de que los equipos nacionales están plagados de delanteros extranjeros; para corroborarlo sólo basta echar un vistazo a la alineación en la final Atlante-Pumas.
Los desmanes ocurridos en las semifinales Correcaminos-Dorados y León-Indios son el botón de muestra de lo descuidado que está el llamado circuito de ascenso. Ahí es tierra de nadie; los arbitrajes son pésimos, los golpes bajos resultan el pan de todos los días, las canchas en malas condiciones y las violaciones a los contratos de jugadores abundan, pero los federativos ni ven ni oyen.