Durante 80 años los gobiernos nos llevado a un monólogo sin eco, asegura el poeta
El futuro del país está basado en la defensa del idioma, señala Juan Bañuelos
Afirma que los pueblos autóctonos incorporaron al español su visión de la realidad
Ampliar la imagen Juan Bañuelos y el libro Conjuros y ebriedades Foto: María Meléndrez Parada
Un exhorto a defender el idioma español lanzó el poeta chiapaneco Juan Bañuelos al hablar en días pasados ante un grupo de estudiantes de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros.
Para la charla Cómo hablan y escriben el idioma español los niños indígenas, organizada por el Colegio de Español y su Enseñanza, Bañuelos se hizo acompañar de Conjuros y ebriedades, cantos de mujeres mayas, libro escrito y elaborado por poetas indígenas, ya que el papel está hecho de hierbas y flores, y la portada y dibujos interiores fueron realizados por las autoras. La redición del volumen, que saldrá en estos días, incluirá un estudio preliminar de Bañuelos y el prólogo, de Elena Poniatowska.
De todos es conocido que el español que manejan los indígenas les fue impuesto, pero la falta de caminas aisló a los mayas de Chiapas. Ese aislamiento hizo que enriquecieran el español con sus propios términos. A raíz de la sublevación de 1994, de pronto empezaron a llegar españoles y otros europeos, que dijeron, “qué barbaridad. Hablan el mismo idioma de los siglos XVI, XVII, XVIII, por qué”.
Bañuelos se remontó a 1985; empezaba a impartir un taller en San Cristóbal de las Casas cuando se presentó un grupo de hombres y mujeres que le expresaron su deseo de ver cómo se hacía la poesía en español, porque “lo hacemos de manera diferente en tzotzil, tzeltal y tojolobal”.
Para los indígenas mayas de Chiapas el castellano se conoce como la castía que, sin dejar de ser lengua española, es una “victoria artística obtenida por los indios al someterla a una realidad de América que le era extraña”.
Si “los peligros del alma” son los temas líricos de la poesía indígena en los altos de Chiapas, el mayor peligro para los estudiantes, y futuros maestros, es “el no cultivar nuestro idioma, de quedarnos mudos, que a base de señas, del Internet, del teléfono, del micrófono, mándenos señitas y que la palabra vaya perdiendo su vigencia”.
Frente a por qué los alumnos y maestros no enriquecen al idioma español, Bañuelos expresó: “hemos sido durante 70 u 80 años, hasta el actual gobierno, un monólogo sin eco. Nada más hablamos con nosotros mismos, no tenemos diálogo”.
Siguió: “necesitamos defender nuestro idioma, tener el sentido de lo que estamos diciendo, saber cuáles son las raíces de las palabras en castellano, volver a la lectura de los clásicos. Nuestras lecturas nos darán sabiduría, algo que se ha perdido. En este monólogo los gobernantes dicen: ‘ustedes trabajen, nosotros pensamos’.
“Necesitamos que los maestros violenten la manera de pensar de las personas, que no crean que la corrupción es un lujo. Tenemos que pensar y reconocer los valores, sobre todo la cultura. Y ustedes son los indicados. El futuro es una gran responsabilidad que está basada en las lecturas y en el conocimiento de nuestro idioma, en la sabiduría de lo que decimos”.
En alusión a las nuevas generaciones de egresados de la Normal, dijo que los compañeros tienen que exigir transformar la educación en este país: “Tienen que saber qué necesitan aparte de las clases que les imponen como estatutos en sí, entonces, tienen que decir qué piensan. Los maestros deben tener otra condición, ser más compañeros de los estudiantes y éstos acercarse más a los docentes. Sólo mediante el diálogo podremos hacer algo de este país”.