Podría suponerse que reaccionan quienes son tocados por acusaciones: Samuel Ruiz

Vera: la agresión, “en el contexto” de la denuncia contra militares violadores

Expone el prelado coahuilense serie de amenazas desde que habló del caso Castaños

Blanche Petrich (Enviada)

Acteal, San Pedro Chenalhó, 22 de diciembre. El obispo de Saltillo, Raúl Vera, apuntó como “un contexto” de las amenazas y agresiones que ha recibido –en la diócesis de Coahuila y en el Centro de Derechos Humanos Fray Juan de Larios–, la defensa que asumió la organización que preside en el caso de las 13 mujeres que fueron violadas por miembros del Ejército, en Castaños.

Cauteloso, en breve conferencia de prensa que concedió aquí, no quiso adelantar conjeturas sobre la posible participación de militares que han sido afectados en las sentencias de este caso. “Hay sospechas, hay sospechas. Yo no puedo decir más que esto.”

Sin embargo, el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, quien estuvo a su lado cuando respondió preguntas de la prensa, puntualizó: “podría suponerse que aquellos que son tocados por la denuncia de la violación de derechos humanos son los que reaccionan”.

En memoria de víctimas de Acteal

Raúl Vera viajó el jueves desde Saltillo para acompañar la ceremonia de conmemoración de los 10 años de la matanza de Acteal. Ese mismo día, la ONG que él fundó para la defensa de derechos humanos en la zona lagunera fue atacada. Así relató los hechos:

“El 20 de diciembre, alrededor de las 19:30 horas, la señorita Mariana Villarreal, quien colabora en las áreas del jurídico y de educación del centro, estaba cerrando las oficinas. Dos individuos con pasamontañas y con guantes la atacaron; golpeándola la llevaron hacia un baño. Ahí la encerraron y se fueron a hurgar los archiveros y los archivos. Ella todavía se encuentra en estado de shock. Su hermana es la jefa de departamento jurídico.”

Citó, como antecedente, un mensaje que hace dos semanas recibió Mariana de una persona que le ofreció el pésame por la supuesta muerte de su hermana “en un accidente en el que quedó destrozada”. Es –denunció Vera– un recurso de guerra sicológica.

El Centro Larios lleva como coadyuvante los casos de Castaños, en el que están involucrados varios soldados y oficiales que violaron a 13 sexoservidoras, y la demanda contra el Grupo Minera México por incumplimiento con las familias de los 65 mineros muertos en Pasta de Conchos.

El obispo Vera puso énfasis en que en el cúmulo de amenazas que reciben él y los agentes de su comisión pastoral laboral destaca la agresión contra las mujeres de su equipo, en particular los familiares de los mineros de Pasta de Conchos, quienes sufren seguimiento con automóviles.

El obispo agregó que en junio del año pasado, las amenazas contra su persona coincidieron con una denuncia que hizo el Centro Larios por la situación de varios soldados que violaron a sexoservidoras en Castaños y están prófugos.

Fue una llamada telefónica en la que le dejaron un recado que decía: “dígale al obispo Vera que se está sacando el boletazo”. También refirió que en algunas ocasiones tocan el interfón de su casa a altas horas de la noche, y una voz les dice: “los vamos a matar”.

Finalmente, recordó que en marzo, cuando el juicio de Castaños estaba en una fase crítica, cierta noche que circulaba en una zona del desierto de Coahuila, un vehículo lo estuvo hostigando en la carretera.