Telescopio
Bhutto y Chávez: primer plano
Semana de dos noticias: El asesinato de Benazir Bhutto y la liberación de tres rehenes por las FARC, gracias a la intervención de Hugo Chávez, han mandado a segundo plano otras noticias importantes, como la pulseada entre el gobierno de Evo Morales en Bolivia y la oposición derechista o las maniobras de Repsol en Argentina para seguir controlando YPF y simular empezar a irse cuando en realidad se arraiga aún más en el control petrolero local. Incluso el caso de la valija de Antonini, con sus 800 mil dólares, fue opacado por lo que sucede en la selva colombiana, donde la operación Emanuel de rescate de los rehenes acalló temporariamente a los medios de información de Miami y a sus ecos latinoamericanos.
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Crisis terrible para EU: Washington, que sostuvo a la dictadura de Pervez Musharraf mientras ésta le resultó útil para su política en Pakistán y Afganistán, estaba preparando su remplazo. Obligó al dictador a dejar el ejército, convocar a elecciones y organizó el retorno a Pakistán de Benazir Bhutto así como un acuerdo de ésta con el gobierno militar. El asesinato de la candidata del Partido Popular Paquistaní deja a Estados Unidos sin elecciones, colgado del cadáver político de Musharraf, con un levantamiento popular y gran división en el ejército de Pakistán, precisamente cuando la situación en Afganistán comienza a ser insostenible para los ocupantes. Le Monde es el que mejor resume la cuestión cuando escribe en un editorial que “el ejército y los servicios de inteligencia, que a veces pagan un pesado tributo a la lucha contra el islamismo armado, están minados por la ideología de los talibanes –un movimiento que ellos crearon en los años de 1990 para la guerra en Afganistán– y Al Qaeda”. Más claro, imposible: un sector antiestadunidense nacionalista e islámico de las fuerzas armadas destrozó el plan de Washington. El gobierno paquistaní trató en vano de culpar del asesinato de la sultana a los talibanes y a Al Qaeda, que rápidamente lo desmintieron, informan El País, de Montevideo, y Tal Cual, de Caracas. Un ala del ejército de un país armado con la bomba atómica tiende ahora a aliarse con Irán (y con los talibanes afganos) y pone en movimiento toda esta vital región.
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Golpe maestro: La prensa colombiana no tiene dudas: El Mundo escribe “Cruzando los dedos por los tres secuestrados”, con clara simpatía por la iniciativa de Chávez, y El Espectador es aún más categórico pues titula “Chávez regresa” y opina que “si se pensó que el presidente venezolano estaba lejos del acuerdo humanitario, aparece de nuevo con cartas sobre la mesa y en una fortalecida posición en la región”. La derecha latinoamericana enmudece, salvo excepciones, como el paraguayo ABC, que titula “Entre la esperanza y el circo”. La prensa derechista venezolana (o La Nación de Buenos Aires) trata de hablar de la valija de Antonini (El Nacional, Globo Visión) o, como Tal Cual, publica las declaraciones de Baitullah Mehsud, líder talibán, acusado por Musharraf de haber organizado el asesinato de la Bhutto: “no asesinamos mujeres”, dijo con desdén el guerrillero.