Fue construido en 1933 por el arquitecto Antonio Muñoz; antes fue cárcel

Invertirá GDF $20 millones para remodelar el Centro Escolar Revolución

Busca proteger vitrales y murales de artistas mexicanos y dar mayor seguridad a los alumnos

Ángel Bolaños Sánchez

El Gobierno del Distrito Federal inició trabajos de remodelación en la escuela primaria del Centro Escolar Revolución, con una inversión de 20 millones de pesos, a fin de proteger los vitrales de Fermín Revueltas y los frescos realizados por Raúl Anguiano, Aurora Reyes –considerada la primer muralista mexicana–, Everardo Ramírez, Gonzalo de la Paz Paredes, Antonio Gutiérrez e Ignacio Gómez Jaramillo, además de mejorar el aspecto del plantel y brindar óptimas condiciones de seguridad e higiene a los menores que asisten a ella.

Se trata de un edificio diseñado por el arquitecto Antonio Muñoz García, de estilo modernista racionalista –corriente impulsada por el arquitecto José Villagrán García y del que fueron alumnos Enrique del Moral, Juan Legarreta y Juan O’Gorman, además del propio Muñoz García–, en el espacio que ocupó la legendaria cárcel de Belén, en la esquina de Niños Héroes y Arcos de Belén.

Jorge Arganis Díaz Leal, titular de la Secretaría de Obras y Servicios (SOS), explicó que los trabajos que se iniciaron hace unas semanas son un encargo del jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubon, dentro de un programa especial de la Dirección de Construcción de Escuelas de la dependencia.

El Centro Escolar Revolución es considerado uno de los más importantes del país. En sus instalaciones alberga dos escuelas primarias, dos de nivel secundaria, un centro de desarrollo infantil, uno de atención múltiple para niños con necesidades especiales y discapacitados, una unidad de servicios de apoyo a la educación regular para alumnos con problemas de aprendizaje, comportamiento y lenguaje, así como las oficinas de la Dirección General de Bibliotecas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

De todas ellas, explicó Arganis, la escuela primaria Revolución es la que presenta el mayor deterioro: “Le vamos a dar una arregladita, es un encargo específico del jefe de Gobierno, tenemos el presupuesto y lo vamos a hacer”.

El proyecto incluye además trabajos en la plaza Balderas, donde se restituirán piezas de cantera en el Monumento a la Educación, en cuya base está inscrita la frase “Educar es redimir”.

Entre las obras que se realizan en el recinto resaltan las de la biblioteca, el acceso y el vestíbulo del edificio 1, donde se encuentran los vitrales y los murales. Se hará la limpieza de la cantera; retiro de aplanados en mal estado y de pintura de esmalte en fachadas; resane de grietas; restabilización de muros y columnas desplomadas; colocación de yeso en muros, columnas y trabes; rejunteo en sillares de cantera; se instalarán coladeras de cúpula en las bajadas de agua pluvial; se restituirá tubería de PVC hidráulico; se repondrán sillares y repisones de cantera en la fachada principal y posterior, incluyendo las losetas prefabricadas; así como la aplicación de pintura y esmalte en herrería, perfilado y emboquillado de repisón en ventanas y revestimiento de columnas con cantera.

En los edificios 2 y 4 se harán trabajos similares de retiro de aplanados y pintura en mal estado; retiro de celosías en escaleras; restitución de losetas de pisos de mosaico; reintegraciones de huellas y peraltes de escaleras; instalación de tubería tipo mecánico en el barandal de la escalera; pintura en cal, trabes metálicas y herrería.

De colegio femenil a centro de reclusión

El Centro Escolar Revolución ocupa hoy el lugar donde se construyó en 1683 el Recogimiento de San Miguel de Bethlem para mujeres pobres, cuyo colegio comenzó a adquirir renombre, por lo que para 1751 cambió su nombre por el de Colegio de las Niñas de San Miguel de Bethlem y fue conocido también como San Miguel de las Mochas.

Al entrar en vigor las Leyes de Reforma pasó a formar parte de la Dirección General de Beneficiencia del Ministerio de Justicia en 1862, y se destinó para cárcel de la ciudad.

En 1933 se demolió el edificio y comenzó la construcción del nuevo inmueble, proyecto encargado al arquitecto Muñoz García, el mismo que realizó los edificios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el mercado Conjunto Abelardo L. Rodríguez.