Advierten sobre brotes de inconformidad y hambruna por la apertura comercial
Prevén especialistas una “catástrofe” económica para productores de granos
Los impactos negativos se dejarán sentir en la primera semana de enero, aseguran
La bonanza para el campo con el TLCAN sólo quedó en “promesa incumplida”
Contrario a las previsiones de la administración federal, con la apertura del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) los impactos negativos para el campo y la economía de la población en general se empezarán a vivir a partir de la primera semana de enero de 2008. Por ejemplo, en el agro nacional se estima que aumentará la migración hacia la frontera norte del país, refieren especialistas y organizaciones de labriegos.
Agrupaciones campesinas informaron que el último día de este año iniciarán las movilizaciones de inconformidad y en demanda, entre otras cosas, de la constitución de una reserva estratégica de granos, un programa de empleo rural no agrícola, el establecimiento de un programa contra el hambre y un sistema nacional de garantías.
Refieren que enero y los primeros meses serán difíciles en el país, porque la entrada en vigor del gasolinazo y el alza de precios que conlleva a productos de la canasta básica, entre otros, podrían generar brotes sociales de inconformidad y situaciones de hambruna en diversas regiones del país.
La liberación comercial, indicaron, pondrá “en la cuerda floja” a cuatro productos básicos: el maíz, que actualmente vive una crisis como resultado “de una serie de decisiones políticas internas” y cuya superficie nacional de cosecha ha caído; el frijol, que genera, sólo en la etapa de producción agrícola, 78 millones 316 mil 105 jornales.
La leche en polvo, cuya producción nacional ha tendido a crecer en el periodo del TLCAN, pero el incremento de la demanda ha registrado un aumento mayor y por ello las importaciones ganaron terreno, y la caña de azúcar, que tiene efectos económicos y sociales sobre 227 municipios del país, donde viven 12 millones de personas.
Aumentará además la migración con o sin documentos de mexicanos hacia Estados Unidos, que desde 1994 es un fenómeno que le ha significado “un parteaguas” al gobierno de esa nación, debido a que desde entonces se ha extendido incluso a destinos donde “no se registraba casi nada”, destaca Susan Gzesh, directora del Programa de Derechos Humanos de la Universidad de Chicago.
Casi todos los centros de investigación de aquella nación marcan un gran incremento de la migración mexicana desde el TLCAN, y sólo de 2001 a 2002 registró una leve baja por los ataques terroristas de septiembre, refirió. Las medidas antinmigrantes aplicadas por el gobierno estadunidense sólo han incrementado el número de esa población, precisa.
En 2000 había 4 millones de nacidos en México que entraron a Estados Unidos después de 1990; en 2006 esta población alcanzó los 7 millones, es decir, de entonces a la fecha en promedio medio millón ha logrado cruzar para quedarse a vivir indefinidamente allá.
El director de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, Roberto Escalante, afirmó que las promesas anunciadas en su momento en torno a “la bonanza económica” para el sector agropecuario del país quedaron incumplidas.
Los resultados, dijo, apuntan en la dirección contraria, con una producción nacional disminuida, la competitividad del sector estancada y sin aumento en su participación en los mercados internacionales, así como productores en proceso de desaparición y cada vez con menos ingresos.
Reconoció que así como han crecido las exportaciones agropecuarias del país, lo han hecho también, en mayor medida, las importaciones en el sector. Indicó que el aumento de las exportaciones no ha sido efectiva para la mayoría de los productores mexicanos, que son familias de campesinos que viven del esfuerzo cotidiano.
El resultado de la jauja prometida para el sector, precisó, es el ahondamiento en la pobreza extrema, ya que la mayoría de los productores logra sobrevivir con sólo dos dólares diarios.
Para la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras del Campo, a partir de 2008 la libre importación de maíz blanco y frijol sin ninguna restricción provocará “una catástrofe económica y social para la mayoría de los productores, inseguridad alimentaria y vulnerabilidad para la seguridad y gobernabilidad” del país.
Asimismo, advierte que habrá una sobreproducción de maíz blanco para consumo humano y que el gobierno de Washington dejará sentir su “capacidad probada” para producir y exportar toda la demanda nacional de este grano y de frijol. En este escenario, detalla, habrá “poca o nula posibilidad de intervención de México en ese momento para revertir, atenuar o modificar la situación”.