El trámite para notificar su cambio de domicilio se convirtió en show mediático
Calderón “se toma la foto” y critica el estancamiento en renovación del IFE
“¡Qué mal!”, dice al referirse al retraso en la designación de los nuevos consejeros
Ampliar la imagen El presidente Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala, acudieron ayer a un módulo del IFE para tramitar su nueva credencial de elector Foto: Yazmín Ortega Cortés
De la nada, el presidente Felipe Calderón soltó a la funcionaria del Instituto Federal Electoral (IFE) ante la cual tramitaba su cambio de domicilio a Los Pinos: “¿Cómo ve lo del nuevo Consejo General del IFE?”
La coordinadora operativa de la junta local aludió a los problemas provocados por la indefinición sobre la renovación de consejeros electorales, lo que llevó al mandatario a exclamar: “¡No puede ser, qué mal está, qué absurdo!”
Así, lo que era un simple trámite para que el michoacano actualizara su domicilio como nuevo inquilino de Los Pinos, se convirtió en foro para que el jefe del Ejecutivo exhibiera las supuestas fallas del actual consejo del instituto, horas después que el líder de la bancada del PRI en San Lázaro, Emilio Gamboa Patrón, amagara con designar a los consejeros electorales, con o sin aval del PRD, antes del 7 de febrero.
La visita al módulo ubicado en la colonia Hipódromo Condesa derivó en un show mediático: invitados desde un día antes por la Presidencia de la República, camarógrafos y fotógrafos fueron colocados en un lugar especial para que pudieran captar hasta el último pestañeo del panista a la hora en que posaba para su nueva credencial de elector.
En punto de las ocho y media de la mañana, él y su esposa Margarita Zavala se presentaron a las oficinas de Nuevo León y Eje Tres Sur, debidamente resguardados por elementos del Estado Mayor Presidencial, a notificar oficialmente su cambio de domicilio.
Ambos se sentaron unos segundos mientras su documentación era revisada, hasta que se escuchó: “¿Señor Presidente?” Enseguida el mandatario avanzó hacia donde lo iban a fotografiar, se sentó y se quitó los lentes. Pero eran tantos los flashazos de los fotógrafos visitantes que las empleadas debieron esperar y tomar la gráfica del michoacano al final.
Luego el Presidente se sentó en la silla marcada con el número dos y la empleada Simona Téllez le preguntó:
–¿Ocupación?
–Híjole, pues ha de ser presidente, ¿no?
Pero como no existía esa categoría, revisó otras en la pantalla de la computadora hasta que planteó la de “servidor público”. Como la respuesta también fue negativa, terminó por elegir la actividad de “otros”.
Y de las preguntas sobre si la joven tenía “mucha chamba” en ese módulo, Calderón pasó a plantear otras con clara jiribilla política:
–Y usted, ¿cómo ve lo del IFE?
Pero como Simona Téllez respondió que “bien”, el Presidente insistió:
–Lo de la nueva dirigencia del IFE. ¿No sabe?
Pero la empleada siguió en lo suyo, anotando los datos personales de su interlocutor, que presentó como comprobante de domicilio el “recibo de luz de Los Pinos”.
Tras concluir el trámite, Calderón se levantó y se despidió de mano de las 11 personas que laboran en el módulo, pero luego regresó adonde fotografiaban a su esposa, quien había extraviado su credencial de elector y llevaba pasaporte para demostrar su identidad.
“Le pedimos un favor: si le podremos tomar nuevamente la foto; es que salió un poco oscura”, comentó otra empleada a Zavala, mientras la ayudaba a enderezar su postura.
“No tiene remedio, ¿eh? Hay ma’ o meno, ¿eh? Es todo lo que se puede hacer”, comentaba un sonriente Calderón a su esposa, que terminó por exclamar: “Ya así, así soy… No estés haciendo bromas”.
–Regáleme su firma –insistió la joven.
–Pero salió fatal, ¿no? Es que no se ve –comentó Zavala preocupada.
“De una vez que ponga la huella, ¿no? Con una equis y ya”, intervino su esposo, a pesar del exhorto de que dejara de bromear.
Esther, el segundo nombre de Margarita Zavala, no estaba en el catálogo y tampoco su actividad de abogada, así que Calderón solicitó que buscaran la actividad de “profesionista”. Pero no apareció y el panista optó por recomendar: “Sería bueno poner esos campos: profesionista y servidor público”.
Luego, como la anterior empleada no había opinado sobre “el nuevo Consejo General del IFE”, el Presidente volvió a la carga y planteó el tema a la coordinadora operativa de la Junta Local Ejecutiva número 12, María del Pilar Guzmán Nieto, quien respondió: “Sí, nos ha afectado mucho.”
Interrogada con insistencia por el michoacano sobre “las cosas que los impactan más”, Guzmán Nieto contó que no cuentan con máquinas para digitalizar las identificaciones de los ciudadanos, y que además el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dio marcha atrás a un concurso para la sustitución de vocales ejecutivos de carácter local y distrital debido a que el Consejo General del IFE no tiene atributos para tomar esas decisiones.
“¡No puede ser, qué mal está, qué absurdo!”, exclamó Calderón, quien pidió a la empleada del instituto que precisara la fecha de dicha resolución. “Fue la semana pasada, el martes”, contestó.
Antes de despedirse, el Presidente todavía hizo notar que las formas del IFE no estaban cortadas ni perforadas. “Antes sí venían (así), ¿o no?”, señaló, e hizo ver que para los funcionarios es “complicado usar una reglita” para ajustar los papeles.
Tras media hora, la pareja se retiró, pero una vecina alcanzó a quejarse de que en ese tiempo no pudo hacer sus trámites en el módulo. “No se vale. Vengo con el tiempo contado y con prepotencia me impidieron entrar”.