Usted está aquí: viernes 1 de febrero de 2008 Opinión Ruta Sonora

Ruta Sonora

Patricia Peñaloza
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Lo más rifado de 2007 (rock anglo II)

Ampliar la imagen Los hermanos Eleanor y Matthew Friedberger conforman The Fiery Furnaces Los hermanos Eleanor y Matthew Friedberger conforman The Fiery Furnaces

La Ruta Sonora prosigue con su subjetiva selección de discos: piezas que hicieran del 2007 un año rescatable, ya sea musical o líricamente hablando. Sonidos que prevalecen, que no se han ido. Ya viene lo electrónico, el hip hop, en español y lo sobrevaluado.

The Fiery Furnaces: Widow city. Menos experimentales, pero nunca ordinarios, los hermanos Eleanor y Matthew Friedberger sorprenden de nuevo en su quinta placa, con su sonido inesperado, juguetón. Entre piezas de aparente inspiración funky-setenteras, su imaginación los lleva de los teclados viejos y los ruidos extraños a los cambios de ritmo y las distorsiones silvestres. Originalísimos. Sólo pueden sonar a ellos mismos.

Fratellis: Costello music. Impetuosos, punky-pop-skiffle-folk-foxtroteros, melódicos y absurdos, estos escoceses se toman menos en serio que muchos de su camada. Algo tienen los hermanos Fratelli que con su debut incitan a brincotear y sonreír. Alegres, atinados. La pura cepa británica.

Rufus Wainwright: Release the stars. Este cantautor neoyorkino lleva al pop a otros parajes. Y en su quinto disco se dejó producir por Neil Tennant de Pet Shop Boys, no para ser techno sino para aterrizar sus taciturnas melodías jazzy-pop de amores perdidos, con arreglos orquestales a lo Broadway. Las composiciones son tan agraciadas, que su grandilocuencia es pasada por alto. Sincero, opulento, emotivo.

Richard Hawley: Lady’s bridge. Tras su bello Cole’s Corner (2005), el inglés ex guitarrista de Pulp sigue afilando su barítona y cálida voz, cruza de Johnny Cash con Roy Orbison y Jarvis Cocker, para ofrecer sus tristísimas baladas cual Elvis Presley del futuro, entre guitarras pelonas, cuerdas rotas y pianos magros. Rock clasicista de alta elegancia.

Caetano Veloso: . Con su hermosa manera de cantar, su timbre cálido y estrujante, este hombre/institución-brasileña graba un disco en el que muy a su manera, rocan-punkea la samba y viceversa, y reta a las notas, como es su costumbre (lo puse en “anglo” por la internacionalización alcanzada… y porque al cantar en portugués e inglés… tampoco entraría en “español”).

Amy Winehouse: Back to black. Sí, bebe mucho, y se mete hasta el cepillo, pero déjense enchinar la piel con su voz grave, atormentada. Si bien evoca a negrazas como Dina Washington o Sarah Vaughan, pone al jazz-soul al día, al cantar procaz acerca de drogas, neurosis y rehabilitación. Con suntuosa retro-producción de Salaam Remi y Mark Rhonson, esta londinense es “personaja” indiscutible del año.

Wilco: Sky blue sky. En su séptimo plato, los conducidos por Jeff Tweedy dejan el experimentalismo genial que los llevó a la luna con Yankee Hotel Foxtrot (2002) y A ghost is born (2004), para volver a sus orígenes alt-country. Como si se les metiera Steely Dan o Neil Young, pero con armonías jazzy-pop (o como dice la Blender, “Jerry García con Paxil, en lugar de ácido”), tocan la miseria humana entre rupturas de corazón e instrumentaciones orgánicas. Suave, adolorido.

Of Montreal: Hissing fauna, are you the destroyer? Con Kevin Barnes en la voz alocada, la banda de Athens, Georgia, mudada a Noruega, se deschonga con un electro-pop-rock post-sicodélico harto funky, obsesivo, lúdico, entre sintes, sampleos diluidos, y beats disco-maniacos, mientras canta sobre aislamiento y depresión. Colorido, alquímico.

Spoon. Ga ga ga ga ga. Quienes le dan desde 1996 al indie-folk-punk, provenientes de Austin, Texas, salieron a la luz mayor con su oscuro pero amarrado Gimme Fiction (2005). Ahora, aún con Britt Daniel a la cabeza, vienen más melódicos y finos. Pop refinado, pulcro, detallista, pegador.

Animal Collective: Strawberry jam. Nadie sabe por qué están tan felices estos jipis de Baltimore, pero su noise-adelia cósmica, sus burbujas sónicas y ritmos obsesivos, intoxican al más aburrido. Chiflados, indescifrables, suenan a lo más rarito que hoy se grabe. Deprimidos: aléjense.

Les savy fav: Let’s stay friends. ¿Rock californiano en NY? Estos de Brooklyn depuran su power-hard-pop y dejan salir un cuarto trabajo lleno de melodías jocosas. Del old-school-punk al new-wave, entre guiños a Fugazi, aunque energeti-dosmileros. Rock-pop pegajoso, under-rocker.

Menciones especiales: Los alaridos fantasmales, a piano y voz, de la magnífica PJ Harvey y su White chalk. La fantasía volátil, triste y amorosa del cantante y violinista inglés Patrick Wolf y su segundo disco, Magic Position. La chabacanería melodi-pop de los ocurrentes galeses de Super Furry Animals y su octava aventura peluda, Hey Venus! La dulzura vocal de la folk-pop-acústica canadiense Leslie Feist y su tercer álbum The Reminder, y el kaleidoscopio conceptual y oscuro del post-metal clavado de Om y su Pilgrimage.

 
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